Para poneros en situación, su hijo fue a la escuela con las uñas pintadas de color azul, y unas niñas mayores faltaron el respeto al pequeño con insultos inapropiados y dañinos moralmente.
¿Qué estamos haciendo mal como padres?
La España profunda sigue en rescoldos y los arquetipos sexistas basados en la desigualdad nos salpican aún hoy.
Ya sabemos que nuestros hijos aprenden de nosotros, son un reflejo de nuestros miedos, alegrías, penas y glorias.
Por lo que buscar un culpable se torna casi imposible, cuando el pez que se muerde la cola ha estado presente generación tras generación.
Está claro que en primera instancia somos los padres los únicos responsables de imponer arquetipos a nuestros hijos, pero nosotros, a su vez, fuimos expuestos a esas mismas mentiras y arquetipos en nuestra infancia.
La solución está en que despertemos como seres humanos y nos preguntemos qué estamos haciendo mal.
Si observamos a los niños en su instinto primario, niños que no han estado expuestos a arquetipos, nos damos cuenta que son justos consigo mismos y los demás, son respetuosos y aceptan las diferencias de todas y cada una de las personas con las que comparten experiencias.
Pueden cabrearse por una pelota, por lo que creen que es suyo, pero no faltan el respeto a otros por ser diferentes a ellos, no etiquetan colores, gustos, ni juegos.
Para ellos, la vida, sus formas y su libertad no tiene género.
En casa, teniendo dos niñas de 4 y 2 años, y un niño de 1, todos acaban jugando a lo mismo y poniéndose la misma ropa.
También pintamos las uñas de todos por igual, y todos disfrutan de lo lindo.
Para salir a la calle no le pongo a mi hijo ropa de niña, porque sé cómo funciona en gran medida la sociedad, las gentes, y me ahorro algún que otro comentario fuera de lugar que me desestabilice los modales.
Si llegado el momento preguntan, que seguro lo harán, les tendré que explicar que socialmente hay unas imposiciones erróneas que no hacen más que estupidizar a las personas con etiquetas y arquetipos que se aceptan y se aceptaron sin pensar.
Tendré, junto con Mi Hombre, que enseñarles a pensar por ellos mismos.
Mis hijas le ponen una diadema de flores a su hermano y le dicen:-¡guapo!- no se me ocurriría nunca decirles que las diademas con flores solo son para las niñas y que los niños no se ponen diademas.
Porque ese mensaje lo graban a fuego en su mente frágil y moldeable.
Me consta que hay padres que además añaden la etiqueta de “mariquita“: que un niño llore es de mariquita, que un niño juegue a las muñecas es de mariquita y un largo etcétera de atrocidades que no solo tergiversan el sentido humano de la vida, sino que por si fuera poco, convierten el concepto de una tendencia sexual en algo negativo y lamentable.
Debemos exigir un cambio inminente en nuestras formas de actuar y de pensar, salvando a las nuevas generaciones de los arquetipos que mantienen presos a los seres humanos, si no, la estupidez y la arrogancia nos mantendrán dormidos en este Show de Truman en el que todos estamos metidos.
Un besazo a todos.
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