Diferentes cargos, edades, ciudades. algunas con familia numerosa, otras con un solo hijo. Pero lo que me queda claro es que la conciliación en España no es fácil, si es que existe. Y eso que yo desde Chile la veía allí más fácil que aquí. Ahora no lo tengo claro. Pero ¿qué es conciliar? ¿Conciliar es correr arriba y abajo todo el día?, o conciliar es poder dedicar tiempo a algo más aparte de trabajar ya sea ser madre (o padre) o a tus aficiones? Cada uno lo describiría de una manera. A veces logramos conciliar la vida familiar pero no logramos conciliar con nuestros hobbies personales, o conciliamos corriendo todo el día. O no conciliamos.
Una de las cosas que he aprendido a valorar leyendo esta edición, es que en Chile hay una norma que, almenos, protege algo a las madres. La empresa no puede despedirte hasta que tu hijo/a cumple los 15 meses. Eso no quiere decir que te pongan las cosas fáciles, porque los comentarios, las malas caras, el ignorarte a ver si te vas o cambios de puesto y cargo pueden existir, pero almenos no te encuentras con una carta de despido de vuelta de tu baja de maternidad, o en pleno embarazo. Historias como la que cuenta Lucía en esta edición me han dejado la piel de gallina de lo que son capaces de hacer las empresas.
No sé bien qué pasa por la mente de esos jefes, hombres y mujeres, de esas grandes empresas, o no tan grandes, cuando cierran la puerta a la posibilidad de permitir a un empleado conciliar. Siempre me pregunto ¿tendrán familia? ¿conciliarán ellos a costa de no dejar a los demás hacer lo mismo? ¿les habrán entrenado para borrar la conciliación del diccionario? ¿o resulta que todos ellos coinciden en pensar que conciliación y éxito laboral son incompatibles? Porque está claro que, lamentablemente, hoy ser madre o padre y priorizar el estar presente en la crianza de tus hijos que todo lo demás, no está valorado. Y eso que es el trabajo más importante, estás criando a la próxima generación! Al futuro de todos! Y ellos te van a dar los mejores momentos. Porque el trabajo, aunque por como funcionamos hoy en día, no lo es todo. La idea no es vivir para trabajar. Y sino, preguntemos por ahí. Seguro que todos conocemos a alguien que dedicó muchos años y más horas de las que le correspondían a una empresa, que quizá de una día para otro prescindió de él o ella sin acordarse de todo lo demás.
Hace unos cuantos años, cuando me cambié de trabajo aquí en Chile, soltera, lo segundo que me preguntaron en la entrevista fue cuando pensaba tener hijos (lo tercero fue cuántos pensaba tener). Mentí. Reconozco que me quedé en shock, me indigné y mentí. Dije que no tenía intención de ser madre en el corto plazo, y conté que soy hija única así que tener un solo hijo me parecía perfecto. Por dentro pensaba “espero poder formar familia en breve, y familia numerosa!” Y ojo, la persona que tenía delante era madre de 4 hijos.
Esa empresa, que me debería haber ahuyentado con esa entrevista, me demostró cómo se puede ser un número más que una persona a todo nivel. Aun no puedo creerlo cuando recuerdo la cantidad de madres de familia que trabajaban ahí, y que eran las que más difícil tenían las cosas para conciliar.
Después de pasar el segundo año de mi hija mayor con la sensación de que muchos días apenas le decía buenos días y buenas noches, y sintiendo que se repetía lo que yo viví de pequeña, busqué y rebusqué hasta que dí con un trabajo media jornada. Flexible de verdad. Para poder dedicarle un tiempo a lo que más me importa, mis hijas. Y parece que no soy la única. Muchos de los relatos de esta edición mencionan cómo les cambió la vida y las prioridades el ser madre, y el querer estar presente y no perderse los primeros años. Pero no es fácil, y debería serlo. Como cuenta Belen Llorente “Demasiadas exigencias e impedimentos y yo no estaba dispuesta a perderme los primeros años de mis niños. No me parecía justo tener que "pelear" por ser madre”
Hay veces que estamos tan metidos en este ritmo loco que vivimos hoy en día, y estamos “tan contentas” con la posibilidad de las mujeres de ser directivas en grandes empresas que es muy difícil bajarse del tren o ver las renuncias que hacemos. Quizá sea porque parece que sino no lo damos todo. A pesar de perderse muchas cosas. Pero a veces aunque no te bajes, te bajan, y entonces tomas otro camino, como cuenta Johanna Saldón: “En mi caso no había posibilidad de “conciliar”. Yo no pude elegir horarios ni jornadas. “O estás o no estás” me dijeron. Elegí ser feliz. Elegí ser madre. Y es la mejor decisión que he tomado en mi vida”
Y eso que la conciliación no es solo un derecho de madres y padres “Las reivindicaciones de la conciliación no parten de una queja, sino de un reivindicación justa para todos: hombres o mujeres, solteros o casados. Todos merecemos poder trabajar para vivir y hacerlo con calidad” (Eva Gascón) Todos deberíamos poder conciliar, todos deberíamos disfrutar de una buena conciliación de la vida laboral y personal.
En esta edición de mamiconcilia hay testimonios de mamás que lograron conciliar y seguir progresando en su profesión, mamás que decidieron emprender, mamás que decidieron dedicarse a tiempo completo a una tarea tanto o más importante que el resto: criar de sus hijos, y mamás de familia numerosa que logran equilibrarlo todo.
Hay tantas cosas que podrían hacerse en pro de una mejor conciliación: bajas maternales más largas, guarderías en la misma empresa (una amiga en París me contaba que su empresa tenía guardería gratuita para sus trabajadores; en el mismo edificio, lo que facilitaba la lactancia, ver a los bebés). “Pienso que con los bebés más pequeños hay muchas tareas laborales que se podrían hacer con ellos y ellas y así se podría conciliar vida familiar y laboral de una manera mucho más saludable para todos” (soraya sanchez) Estoy muy de acuerdo, creo que habría que eliminar este tabú que no pueden mezclarse trabajo e hijos. Recuerdo en papiconcilia como David Blay, Pau Waelder, Pablo Macías nos contaban como niños y reuniones no eran incompatibles.
Pero también creo que la conciliación empieza por uno mismo, por saber frenar, es saber que a veces no se llega a todo y está bien, si llegas a lo que tú quieres llegar. Estoy de acuerdo con Billie Sastre: “Ser madre no es ser perfecta, es simplemente estar presente en corazón, mente y espíritu cuando nuestros pequeños más nos necesitan”
La conciliación es difícil, o como menciona María: Lo que existen son las renuncias y el reto es conseguir que esas renuncias sean pequeñitas,y es que es verdad. Renuncias a una carrera, o a ver crecer a tus hijos, a tu tiempo de pareja, o a las funciones de fin de curso, a tus aficiones, a las siestas, a esos viajes…cada uno renuncia a algo. Está claro que queda mucho trabajo por delante para que la palabra conciliación no sea más que una utopía o una definición en el diccionario.
Si quieres conocer los testimonios completos de todas las participantes en esta segunda edición, ve directo a descargarte la segunda edición de mamiconcilia para “inspirarte” con estas historias. Es gratis, y si nos ayudas a difundirlo para recopilar más testimonios y conseguir en un futuro un mundo más conciliador, aun mejor! Gracias!!