Llegó el verano y una vez más dan comienzo las olimpiadas por la conciliación con horarios laborales, vacaciones escolares, calor y actividades varias.
El mes de junio ya supone un pistoletazo de salida con la jornada intensiva de los niños que cada año hemos afrontado de una manera.
El año pasado por ejemplo, probamos a dejar al mayor en las “tardes del cole” para redondear una hora en la que no supusiera una carrera ir a recogerlo. Sin embargo al final casi había que correr igual, pasaban calor en el cole y también está el tema del maldito parné. Porque señoras y señores, conciliar te cuesta un riñón, así de claro.
Este año, que encima ya están los dos en el cole, decidí darme la carrera e ir a buscarlos tras el comedor. Eso suponía salir de mi trabajo a la hora en puntualísimo porque si no toca correr y mucho. Habéis adivinado, me ha tocado correr casi todos los días.
Estrenamos las vacaciones y tachán, ¿ahora qué?
Las opciones, en nuestro caso, son campamento urbano o en casa unos días mientras papá Malkovich intenta trabajar a la vez. Esto como bien sabéis los que trabajáis en casa en casi imposible. Aún así la última semana de junio decidimos hacerlo así porque “descansaran”, y es que aquí aparece la famosa culpa.
Culpa porque acaban el colegio y enseguida te ves obligada a “colocarlos” de alguna manera para poder cumplir con tus obligaciones. Con el calor, las prisas y todo lo demás habitual durante el curso. Y aunque ellos no digan nada y los campamentos sean cada vez más estupendos, no deja de ser triste que las tan anheladas vacaciones al final sean solo un cambio de escenario.
Tras las vacaciones toca campamento, no queda otra. Y aunque es un sitio familiar y sabemos que les encanta ir, no podemos menos que pensar que son demasiados días de sus vacaciones los que nos vemos obligados a recurrir a él.
Así que redoblas esfuerzos y programas tardes de piscina o excursiones, o batallas de agua… para que tengan un recuerdo del verano cuando llegue septiembre y otra vez estén metidos en un cole.
Cuando llega el comienzo del cole sientes alivio. Y no por, como bromea la gente, librarte de los niños. Si no porque te has tirado gran parte del verano corriendo, sudando, intentando contentar a todo el mundo mientras cumples con otras obligaciones, ajustando el presupuesto familiar y con una agenda que engorda con mirarla.
Lo del tiempo para ti, por supuesto, es una utopía.
En este pais así está el tema o esclavizas a los abuelos, o te pagas un pastón en campamentos o renuncias a tu trabajo.
Medidas como la flexibilidad horaria, teletrabajo y adecuar las vacaciones serían las claves para mejorar la conciliación. Un problema que se repite año tras año y que solo sirve para crear un motivo de stress familiar.
Este post forma parte del Carnaval de Posts ¿Cómo nos apañamos en Verano? #Retoverano de Madresfera, te invito a que conozcas el reto en este link. Ahí descubrirás muchas más historias.