Me siento la peor madre del mundo. Pierdo la paciencia, grito y no me reconozco a mi misma.


Este artículo ha sido revisado y actualizado en mayo de 2024 para reflejar la información más reciente y relevante. La primera redacción original de este artículo fue realizada en febrero de 2014. A lo largo de los años, he actualizado el contenido para asegurar que mis lectores tengan acceso a los datos y análisis más actuales y precisos. Agradezco tu confianza y espero que encuentres útil esta versión mejorada.


Algunas veces, todas nos hemos sentido la peor madre del mundo, como muchas de las madres seguidoras del blog y del foro Educar sin Gritar  que durante un tiempo estuve gestionando me han comentado. En ocasiones, hemos perdido los nervios y gritado, e incluso es posible que hayamos cruzado esa línea y se nos haya escapado un cachete. Nos hemos desbordado y después nos hemos sentido lo peor que hay sobre la tierra. La peor de las madres, sí, la peor madre del mundo per perder la paciencia, gritar y no ser esa madre que anhelábamos ser.

 

La peor madre del mundo: esa bruja que asusta a tus hijos

Sin duda, yo también me he sentido como un ogro en algún momento de crispación absurda. He visto cómo una bruja se apoderaba de mi mente y asustaba a mis hijos con gritos que nunca debí permitir. Es humano, pero injustificable. Entiendo todos estos sentimientos que compartís conmigo, y muchos de ellos los he vivido. ¡Vaya psicóloga!, pensarán algunos. Yo también lo pienso, y por eso me siento en la obligación de compartir estos pensamientos y sentimientos con todas vosotras, tanto con las que me leéis asiduamente como con las que habéis llegado hasta aquí por casualidad.

 

El monstruo que se apodera de nosotros

La bruja o el ogro que grita a nuestros hijos aparece en momentos muy concretos y determinados. Cada vez los voy conociendo mejor y, sin duda, llegaremos a dominarlos, encerrándolos lejos de nosotros.

 

¿Por qué aparece el monstruo?

Los momentos en los que más vulnerables nos sentimos son aquellos en los que estamos cansadas, estresadas o emocionalmente agotadas. La crianza es una tarea que, aunque gratificante, también puede ser muy demandante y desafiante. A continuación, vamos a detallar algunas de las situaciones más comunes que pueden desencadenar estas reacciones:

Cansancio físico y emocional: La falta de sueño y el agotamiento físico son factores determinantes. Las noches de insomnio, el cuidado constante y las responsabilidades acumuladas pueden agotar nuestras reservas de paciencia.

Preocupaciones y estrés: Las preocupaciones diarias, ya sean laborales, económicas o familiares, aumentan nuestro nivel de estrés. Este estrés acumulado puede explotar en el momento menos esperado.

Soledad: La falta de una red de apoyo y la sensación de estar criando en solitario pueden hacernos sentir abrumadas y aisladas. La crianza es una tarea colectiva, y la ausencia de apoyo puede afectar significativamente nuestro bienestar emocional.

Problemas de pareja: Las tensiones y conflictos en la relación de pareja también pueden influir en nuestra paciencia y comportamiento. Una discusión o un desacuerdo pueden hacer que estemos más susceptibles a perder los nervios.

Desequilibrios hormonales: Los cambios hormonales, ya sea posparto, durante la menstruación, o debido a otras condiciones de salud, pueden afectar nuestro estado emocional y nuestra capacidad para manejar el estrés.

Experiencias personales no resueltas: Nuestras propias experiencias de infancia y traumas no resueltos pueden influir en nuestra forma de reaccionar ante el comportamiento de nuestros hijos. Estos “monstruos” internos pueden emerger en momentos de tensión.

 

Estrategias para conocer y dominar al monstruo

El primer paso para dominar a estos “monstruos” es reconocerlos y entender las situaciones que los desencadenan. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudar:

Autoconocimiento: Reflexiona sobre los momentos en los que has perdido la paciencia y trata de identificar patrones. ¿Cuáles son los desencadenantes más comunes? ¿Cómo te sientes físicamente y emocionalmente en esos momentos?

Registro emocional: Mantén un diario donde anotes tus sentimientos, reacciones y situaciones que te causan estrés. Este ejercicio te ayudará a identificar los patrones y a entender mejor tus emociones.

Autoaceptación: Acepta que eres humana y que cometer errores es parte del proceso. La autoaceptación es crucial para poder trabajar en la mejora personal sin sentirte constantemente culpable.

Red de apoyo: Busca y crea una red de apoyo. Hablar con otras madres, amigos o familiares sobre tus sentimientos puede ser muy reconfortante. A veces, simplemente compartir tus experiencias puede aliviar una gran carga.

Técnicas de relajación: Practica técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda. Estas técnicas pueden ayudarte a calmarte en momentos de estrés y a reducir la probabilidad de reaccionar impulsivamente.

Cuidado personal: No olvides cuidar de ti misma. Dedica tiempo a tus hobbies, sal a caminar, lee un libro o simplemente relájate. El cuidado personal no es un lujo, es una necesidad.

 

Estrategias para mejorar el autocontrol en situaciones difíciles

Además del autoconocimiento, hay técnicas específicas que puedes utilizar para mejorar tu autocontrol en situaciones difíciles. Aquí hay algunas sugerencias:

Cuenta hasta diez: Antes de reaccionar, tómate un momento para contar hasta diez. Esto te dará tiempo para calmarte y pensar antes de actuar.

Respira profundamente: La respiración profunda puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad. Toma respiraciones lentas y profundas, y concéntrate en tu respiración para calmarte.

Cambia de entorno: Si es posible, sal de la habitación o cambia de entorno. A veces, un simple cambio de escenario puede ayudarte a recuperar la compostura.

Habla contigo misma: Utiliza afirmaciones positivas y autocharlas para calmarte. Recuérdate a ti misma que estás haciendo lo mejor que puedes y que es normal cometer errores.

Visualiza una respuesta positiva: Antes de reaccionar, trata de visualizar una respuesta calmada y positiva. Imagínate manejando la situación de una manera tranquila y controlada.

Busca ayuda profesional: Si sientes que no puedes controlar tus reacciones por ti misma, considera buscar la ayuda de un profesional. Un psicólogo o terapeuta puede ofrecerte estrategias y apoyo adicionales.

 

Conocer y comprender a tus hijos

El conocimiento y la comprensión de nuestros hijos también son cruciales para manejar nuestras reacciones. Cada niño es único y tiene su propio temperamento, necesidades y comportamientos. Aquí hay algunas formas de profundizar en el conocimiento de tus hijos:

Observa su comportamiento: Presta atención a cómo se comportan tus hijos en diferentes situaciones. ¿Qué desencadena su mal comportamiento? ¿Cómo reaccionan ante ciertos estímulos?

Conoce sus necesidades emocionales: Trata de entender las necesidades emocionales de tus hijos. ¿Qué les hace sentir seguros y amados? ¿Qué les causa estrés o ansiedad?

Fomenta la comunicación abierta: Mantén una comunicación abierta y honesta con tus hijos. Anímales a expresar sus sentimientos y pensamientos, y escúchales sin juzgar.

Aprende sobre el desarrollo infantil: Lee libros y artículos sobre el desarrollo infantil para entender mejor las etapas por las que pasan tus hijos y cómo pueden afectar su comportamiento. Muchas veces no entendemos correctamente los comportamientos de nuestros hijos y éstos acaban por desesperarnos, sacándonos de las casillas y … entrando en ese bucle de sentirnos la peor madre del mundo.

Empatiza con ellos: Trata de ponerte en el lugar de tus hijos y ver el mundo desde su perspectiva. La empatía puede ayudarte a comprender mejor sus reacciones y a responder de manera más compasiva.

Establece rutinas y límites claros: Las rutinas y los límites claros pueden proporcionar a tus hijos una sensación de seguridad y predictibilidad. Esto puede ayudar a reducir el estrés y el comportamiento problemático.

 

Estrategias de crianza positiva

La crianza positiva, eso que tanto deseamos y que tanto nos cuesta llevar a cabo, se centra en la construcción de una relación sólida y amorosa con tus hijos, basada en el respeto mutuo y la comunicación abierta. Aquí hay algunas estrategias de crianza positiva que pueden ayudarte a educar a tus hijos sin gritar y sin que tú acabes sintiéndote la peor madre del mundo.

Refuerzo positivo: Recompensa y elogia el buen comportamiento en lugar de enfocarte en el mal comportamiento. El refuerzo positivo puede motivar a tus hijos a comportarse bien.  Elogia de manera nutritiva, detallada, y aléjate de esos elogios vacíos que no dicen nada.

Disciplina constructiva: Utiliza la disciplina como una oportunidad para enseñar, no para castigar. Explica a tus hijos por qué su comportamiento es inaceptable y qué pueden hacer de manera diferente la próxima vez.

Establecimiento de límites claros: Establece límites y expectativas claras para el comportamiento de tus hijos. Asegúrate de que entienden las reglas y las consecuencias de no seguirlas.

Tiempo de calidad: Dedica tiempo de calidad a estar con tus hijos, haciendo actividades que disfruten y fortaleciendo vuestro vínculo emocional.

Modelado de comportamiento: Sé un modelo a seguir para tus hijos. Muestra el comportamiento que deseas ver en ellos, incluyendo la gestión de tus propias emociones y reacciones. 

Comunicación efectiva: Utiliza una comunicación efectiva y respetuosa con tus hijos. Escucha activamente, valida sus sentimientos y expresa tus expectativas de manera clara y calmada.

 

 

La importancia del autocuidado para las madres

El autocuidado es fundamental para mantener el equilibrio emocional y la capacidad de responder de manera positiva a las demandas de la crianza. Muchas veces acabamos por peder los papeles y sentirnos la peor madre del mundo por habernos dejado a nosotras en último lugar. Aquí hay algunas formas en las que puedes cuidar de ti misma:

Prioriza el descanso: Asegúrate de dormir lo suficiente y de tomar descansos cuando los necesites. El descanso es crucial para mantener tu energía y tu bienestar emocional.

Cuida tu salud física: Mantén una dieta equilibrada, haz ejercicio regularmente2. Encuentra tiempo para ti: Dedica tiempo a actividades que disfrutes y que te hagan sentir bien. Esto puede incluir leer, pintar, escuchar música, hacer manualidades o cualquier otra actividad que te relaje y te haga feliz.

Busca apoyo social: No subestimes el poder del apoyo social. Habla con amigos, familiares o grupos de apoyo sobre tus experiencias y sentimientos. Compartir con otros puede aliviar la carga emocional.

Establece límites: Aprende a decir no y establece límites claros para proteger tu tiempo y energía. No puedes hacerlo todo, y está bien priorizar tus necesidades.

Practica la autocompasión: Sé amable contigo misma. Reconoce tus logros y perdónate por tus errores. La autocompasión es esencial para mantener una actitud positiva y resiliente.

 

 

El camino hacia una crianza más tranquila y amorosa

El camino hacia una crianza más tranquila y amorosa no es fácil, pero es posible con dedicación y esfuerzo. Aquí hay algunas reflexiones finales para ayudarte en este viaje:

Acepta tus emociones: Es normal sentir frustración, enojo y agotamiento. Aceptar estas emociones es el primer paso para manejarlas de manera saludable. Sentir todo el abanico emocional no te hace ser la peor madre del mundo, sentir miedo, rabia, culpa, frustración o tristeza es humano, natural y totalmente válido.

Aprende de tus experiencias: Cada desafío y error es una oportunidad para aprender y crecer. Reflexiona sobre tus experiencias y busca maneras de mejorar.

Busca ayuda cuando la necesites: No dudes en buscar ayuda profesional si sientes que no puedes manejar las situaciones por ti misma. Un terapeuta o consejero puede ofrecerte estrategias y apoyo adicional.

Cultiva la paciencia: La paciencia es una habilidad que se puede desarrollar con práctica. Tómate el tiempo para respirar, reflexionar y responder de manera calmada.

Enfócate en el amor y la conexión: Recuerda que el objetivo principal de la crianza es construir una relación amorosa y sólida con tus hijos. Enfócate en el amor y la conexión, y deja que eso guíe tus acciones y decisiones. Poco a poco, con esta idea en mente y con el apoyo necesario dejarás de sentirte la peor madre del mundo.

 

 

Recursos adicionales

Aquí hay algunos recursos adicionales que pueden ser útiles en tu camino hacia una crianza más tranquila y amorosa, ese tipo de crianza que va a ayudarte a ir eliminado la sensación de que ser la peor madre del mundo porque adquirirás nuevas estrategias y recursos :

Libros sobre crianza positiva: Hay muchos libros excelentes sobre crianza positiva que pueden ofrecerte estrategias y perspectivas útiles. Algunos títulos recomendados incluyen Disciplina sin lágrimas de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson, y El cerebro del niño de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson.

Grupos de apoyo: Busca grupos de apoyo locales o en línea donde puedas compartir tus experiencias y obtener apoyo de otras madres que están pasando por situaciones similares.

Recursos en línea: Hay muchos blogs, foros y sitios web dedicados a la crianza positiva y el autocuidado para madres.Muchas de ellas se han sentido como tú y como yo, la peor madre del mundo en algún momento. Algunos recursos recomendados incluyen Mamá Psicóloga Infantil, FamiliasConciencia, Aha! Parenting y Positive Parenting Solutions.

Terapia y asesoramiento: Considera la posibilidad de trabajar con un terapeuta o consejero especializado en crianza y desarrollo infantil. Pueden ofrecerte estrategias personalizadas y apoyo emocional para tratar de trabajar en estos emociones, conductas y comportamientos que te hacen sentir la peor madre del mundo.

 

 

¡Descubre más en mi libro Mi hijo me cae mal!

Si te sientes identificada con estos desafíos y buscas más estrategias y apoyo, te invito a leer mi libro, Mi hijo me cae mal. En este libro, profundizo en estos temas y ofrezco respuestas y consuelo desde la psicología a todas esas conductas ante las que no sabemos reaccionar, o ante las que reaccionamos mal. Además, te invito a explorarte a ti misma para evaluar la relación que mantienes con tus hijos en las diferentes etapas de su desarrollo.

Mi hijo me cae mal está diseñado para ayudarte a entender y manejar esos sentimientos difíciles, ofreciendo una guía práctica y empatía a lo largo del camino. Este libro te ayudará a:

Identificar y comprender los sentimientos de apatía y rechazo hacia tu hijo.

Desarrollar estrategias para mejorar tu relación con tu hijo.

Encontrar consuelo y apoyo en experiencias compartidas. No estás sola en este viaje, y con las herramientas adecuadas, puedes crear una relación más amorosa y comprensiva con tu hijo. Sentirse la peor madre del mundo es algo que muchas madres experimentamos con mucho dolor y que vivimos en silencio temiendo que no habrá nadie que nos pueda entender. 

Puedes encontrar Mi hijo me cae mal en Casa del Libro, Amazon, y otras librerías online.

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Fuente: este post proviene de Mamá psicóloga Infantil, donde puedes consultar el contenido original.
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