Como os he comentado en algún post anterior, Olivia lleva unos meses con la mano un poco larga. El primer día que me pegó un manotazo me pilló totalmente por sorpresa. Esa no era mi Olivia. Mi Olivia es simpática sonriente, cariñosa, mimosa y no pega. ¿Qué ha pasado de ayer a hoy para que pase esto?, ¿qué hemos hecho? o mejor pensado, ¿qué hemos hecho mal?.
Si te encuentras en mi misma situación la respuesta es nada. No hemos hecho nada mal. Después de hablar con otras mamis y de leer algún que otro texto sobre el tema, se de manera fehaciente que no he hecho nada que propicie la mano larga de mi hija.
Resulta que estos gestos son parte de su desarrollo, de su evolución y su aprendizaje. La gestión de emociones no es fácil para un bebé. Ahora que comienzan a ser más conscientes del mundo que les rodea, nuestros bebés se encuentran un poco perdidos y no saben muy bien cómo reaccionar ante situaciones de frustración, enfado, alegría o emoción. Sacar la mano de paseo suele ser una opción muy común.
Hay niños que no llegan a desarrollar este comportamiento, pero lo más común es que tarde o temprano se de algún episodio en el que nuestros bebés nos peguen (o muerdan). Así que si tu hijo ha comenzado a hacerlo, no te preocupes, es más común de lo que piensas.
El hecho de que sea un comportamiento común y que forme parte de su desarrollo, no significa que debamos ignorarlo y esperar a que pase. Es importante trabajar para corregirlo, no solo por el acto de pegar en sí, sino porque es nuestro deber ayudar y enseñar a nuestros bebés a gestionar esas emociones que les hacen comportarse de esa manera.
¿Cómo corrijo este comportamiento?
Diría que el primer paso es entender la situación, aceptarla analizarla. ¿Cuándo hace el gesto de pegar?, ¿lo hace con todas las emociones o solo con las negativas? ¿Pega con emociones de poca intensidad o solo cuando la intensidad es fuerte?.
No obstante, no tengo la verdad absoluta en mi mano, y lo único que se me ocurre es compartir mi experiencia.
Cuando Olivia comenzó a pegar, lo hacía con todo tipo de emociones. Cuando se frustraba y cuando se enfadaba, pero también cuando se ponía muy contenta o muy emocionada. Esa fue la clave para terminar de entender que su comportamiento, no tenía como fin hacer daño, sino que era el resultado de la dificultad que le suponía gestionar esas emociones. Al principio, Olivia pegaba “bastante”, daba igual la intensidad de lo que sentía, ella sacaba la mano a pasear.
Después de leer un poco y de compartir experiencias, tuve muy clara la línea de actuación. No sé trata de “dar en la manita”, regañar o gritar. Puede que funcionen a corto plazo, pero no podemos enseñar a no pegar pegando, o corregir comportamientos con comportamientos que no son correctos, debemos ser capaces de ver más allá escuchar y actuar.
Hagámoslo con apego, se trata de hacer entender a nuestro bebé que lo que ha hecho no está bien y que no nos gusta que lo haga. Pero ¿cómo se lo explicas a un bebé que no habla y que no estás segura de que te entienda?. En los gestos está la clave.
Los bebés interpretan muy bien las caras, nuestra gestualidad les trasmite mucho más de lo que podemos pensar. Cuando nosotras reímos, nuestros bebés ríen, saben que todo va bien, se sienten felices y seguros. Cuando nos ponemos serias, salta su alarma, no es lo normal ¿qué está pasando?. Puede que también se pongan serios o que hagan “monerías”, para que sonriamos.
Cuando Olivia intenta pegarme, lo que hago es decirle un “NO” muy claro acompañado de seriedad. Si estamos jugando dejo de jugar e intento comunicarme con ella (aún a sabiendas que de momento no entienda del todo lo que le quería decir): “a mamá no se le pega, mamá se pone triste si le pegas y se le quitan las ganas de jugar”. Normalmente esto pasa mientras jugamos y estamos sentadas en el suelo. Su pico de emoción por un juego divertido o su enfado al recoger algún juguete da como resultado ese pico de emociones que le hace actuar de esa manera.
Como os decía, normalmente estamos sentadas en el suelo, así que mientras yo le digo lo de “No, a mamá no se le pega… “, la siento frente a mí y ella me mira muy sería con la cabeza agachada, ya sabe que hay algo que no cuadra (es importante ponerse a su altura para establecer un contacto directo). Después de unos segundos ahí quietecita, cuando yo considero que ya es suficiente, le digo: ¿un abrazo?, (eso sí que lo entiende) y ella se levanta y viene a abrazarme. Ese momento es óptimo para el refuerzo, para decirle que eso me pone muy contenta, el momento de reír, aplaudir, y trasmitirle que eso es lo que hay que hacer. Los refuerzos tanto negativos como positivos son muy importantes.
Conclusión
Lo importante es transmitir de la manera más clara posible con palabras y gestos que nuestros bebés puedan interpretar. Además todo el núcleo familiar deberá actuar de manera similar. De nada valdrá que nos esforcemos por hacer las cosas de una manera, si otras personas lo hacen de otra o le ríen la gracia, únicamente conseguiremos crear confusión.
A día de hoy Olivia pega solo de manera muy puntual, únicamente en picos muy altos de frustración o emoción. Su comportamiento ha mejorado mucho, creo que vamos por el buen camino y que mi técnica está funcionando.
¡Ojala nuestra manera de afrontarlo esté contribuyendo no solo a dejar de pegar, sino a una mejor gestión y comprensión de sus emociones!