Mi hijo no come…cómo yo quiero que coma. Esta es la coletilla que siempre enlazo a esta expresión tan común en nuestra sociedad.
Padres, madres, abuelas, abuelos, tíos, tías y todo un ejército de personas se preocupan porque los peques no comen y acaban sobre alimentandolos mientras vamos viendo perplejos como la obesidad y el sobrepeso infantil sigue creciendo a pasos agigantados. Algo muy contradictorio, ¿no creéis?
Desde siempre se ha felicitado al niñ@ rellenito y se ha marcado al flaquito y poco comilón siendo esto un grave error que tenemos que solucionar con urgencia.
Lo primero que debemos tener claro a la hora de ENSEÑAR A COMER es que los bebés ya nacen sabiendo lo que tienen que comer y la cantidad exacta que necesitan y es que TODOS nacemos con el umbral APETITO/SACIEDAD EQUILIBRADO, algo que a lo largo de los años nos encargamos de desequilibrar.
El ejemplo claro lo podemos ver cuando damos lactancia materna a demanda, ellos se gestionan perfectamente. Entonces, ¿por qué cuando empezamos a darle otro tipo de alimentos nos empeñamos en que coman lo que nosotros queremos?
Cómo enseñar a los niños a comer
Os voy a dejar estas recomendaciones y pasos a seguir frente a algunas situaciones que podemos vivir en este proceso de ENSEÑANZA ALIMENTARIA:
1. Como ya he dicho debemos respetar el umbral del apetito/saciedad sin pensar en que “mi hijo no come”. Cuando gira la cabeza o cierra la boca significa que ya no necesita más alimento. Recordemos que ellos comen con el único fin de obtener energía para crecer y por ello comerán en función del ritmo de crecimiento que tengan en ese momento. Habrá épocas que coman más y otras que menos, habrá niñ@s que coman mucho y otros que coman menos, por el mismo motivo que unos somos más altos que otros por ejemplo.
2.Dejar que el/la niñ@ elija lo que quiere comer. No quiero decir que le demos vía libre y acabemos preparando dos o tres tipos de comida al día. Me refiero a que le ofrezcamos diferentes ALIMENTOS SALUDABLES y que él o ella sean los que elijan que les apetece comer. Por ejemplo, a la hora de tomar fruta le damos tres opciones naranja, plátano o piña o si vamos a preparar verduras podemos preguntarle qué prefieren hoy, coliflor, brócoli o boniato, lo mismo quieren los tres
3. Es importantísimo dejarles que manipulen los alimentos. Necesitan tocarlos, olerlos y seguramente por último lugar saborearlos. Piensa que es todo un mundo nuevo para ell@s y deben usar sus cinco sentidos para tener confianza plena antes de meterse en la boca “eso extraño” que le estamos dando. Nacemos con reflejos de rechazo hacia algunos sabores como por ejemplo el amargo y es precisamente un instinto natural de supervivencia para evitar el envenenamiento. Por ello, hay que dejar que manipulen libremente cada comida nueva.
Ante todo tranquilidad
4. Entorno tranquilo y sin presiones. Para poder aprender cualquier cosa necesitamos paciencia e ir poco a poco, esto es algo aplicable a cualquier aprendizaje, ¿verdad? Pues para aprender y enseñar a comer es también una premisa básica. Hay muchas veces que se pueden perder los nervios y es totalmente comprensible, por ello recomiendo que si vemos que no estamos tranquilos deleguemos en otra persona que en ese momento pueda aportar la paz que el/la niñ@ necesita. Y si no es posible os animo a que salgamos de la habitación, tomemos un poco de aire, reflexionemos y volvamos con la mejor de nuestras sonrisas a la mesa porque ell@s se merecen aprender así.
5. Nunca bajo ningún concepto darles “productos procesados” porque pensemos que no ha comido lo suficiente y tendrá hambre. Con esto me refiero a lo típico de: “Mi hijo no come! No se ha comido el plato de potaje, voy a darle un zumo que por lo menos le alimente algo” ¡ERROR GARRAFAL! Con esta actitud o único que vamos a fomentar es el rechazo a alimentos saludables. Todos estos productos (zumos, batidos, fruta envasada, galletas, bollería, salchichas, embutidos, snacks, potitos envasados…) contienen potenciadores del sabor, sal, grasas poco saludables y/o azúcares. Le ponen todo este combo de ingredientes para que les encante y acaben queriendo comer estos productos rechazando los alimentos saludables, está estudiado que es así.
Por ello os aconsejo que si no ha querido comerse el plato de potaje penséis que puede ser porque no tiene hambre (ya hemos dicho que si no tiene hambre es porque no lo necesita) o porque no le gusta, entonces podemos usar la recomendación del punto 2 en la que le damos otro par de opciones saludables como por ejemplo, una tortilla, unos garbanzos salteados, fruta… Hacer esto es darles alternativas no es que nos
tomen como “el pito del sereno” y nos mareen. Probablemente otro día se zampen el potaje incluso quieran repetir.
Ante la duda acudamos a un especialista
6. Presentarle los alimentos de diferentes formas y repetidamente. Hay niñ@s que rechazan una y otra vez un alimento concreto o un grupo de alimentos. No pasa nada, ¡que no cunda el pánico! Algunas veces debemos ofrecérselos incluso hasta en 90 ocasiones para que acaben rindiéndose a los pies de ese alimento “maldito”. Para ello ponemos en práctica el consejo 4 (tranquilidad y buen rollo). Si el peque ya es lo suficientemente grande como para ponerse un delantal que nos ayude a cocinarlo. Aún después de haberlo cocinado con sus propias manos puede que no quiera probarlo. No pasa nada, seguiremos insistiendo de forma divertida
Llegar formados e informados al momento en el que le tenemos que enseñar a comer a nuestr@s hij@s es IMPORTANTÍSIMO. Es una tarea nueva, en la que el entorno va a participar
incluso a opinar. Hay que tener claro que las formas de enseñanza y la ciencia avanza. Hay muchas cosas que antes no se hacían bien y ahora se están corrigiendo por el bien de la salud
infantil.
Por todo esto os animo a que si no sabéis cómo hacerlo acudáis a un Dietista-Nutricionista Infantil. Es el mejor profesional sanitario que os puede orientar y guiar.
¡Salud y buenos alimentos!
Alicia Cox Belmonte
Dietista-Nutricionista
Col. nº AND00264
Telf. 688 915 064
nutricion@abelma.es
www.abelma.es