Las profesoras le decían que solía suceder pocos minutos antes de la hora del recreo.
Le empezaban a sudar las manitas.
Se quejaba de dolores de estómago.
E incluso a veces, se le enrojecía la piel, como si de un brote repentino de alergia se tratase.
En el recreo, Marcos se aislaba.
No jugaba con otros niños.
Evitaba a sus compañeros de clase.
Al sonar la campana, Marcos, el hijo de una de mis clientas, recuperaba una cierta tranquilidad, se ponían en fila y marchaba hacia el aula de nuevo.
Sin hablar con los niños de su edad.
Ansioso de regresar a su pupitre y perderse en su mundo.
¿Qué le sucedía?
A Marcos le aterrorizaba tener que socializar con otros niño/as.
El miedo a estar entre otros niño/as de su edad le impedía disfrutar de su rato de descanso.
Cuando ella llamó a mi puerta, no sabía qué hacer.
No le gustaba la idea de forzarlo a socializar, como sugerían las profesoras.
Quería encontrar una manera de hacer que se sintiese seguro entre otro/as niño/as, pero a su ritmo.
Juntas, lo conseguimos. El trabajo de las psicólogas estadounidenses Adele Faber y Elaine Mazlish fue el punto de partida que nos ayudó a darle a Marcos la seguridad que necesitaba en esos momentos de ansiedad social.
Te hablo de nuestro trabajo más adelante.
Pero, por ahora, respondo a la pregunta que debes tener en mente.
¿Por qué mi hijo no se relaciona con otros niños?
Por diversos motivos.
> Puede que sea un niño/a muy tímido. Todo/as tenemos una personalidad que nos dicta la manera como interactuamos con el mundo… En ese caso, normalmente es cuestión de darle apoyo y tiempo para romper la barrera que le impide socializar con otro/as.
> Puede que sea un niño/a introvertido/a, y que valore y disfrute del tiempo que pasa solo/a.
> Puede que un nuevo entorno le supere. En el caso de Marcos, la dificultad por integrarse a su nueva vida escolar se manifestaba de manera física cuando tenía que socializar con sus compañeros/as de clase.
> O puede que el niño/a se sienta excesivamente dependiente de sus padres, y los momentos que se ve forzado a separarse de ello/as hacen sentirse inseguro. Este tipo de comportamiento es común en casos de sobreprotección por parte de los padres.
> O puede que simplemente, el niño/a se comporte de la misma manera que sus padres. Si en casa ve un comportamiento individualista y solitario, él/ella actuará de la misma manera.
> En algunas ocasiones, el hecho de que un niño/a no se relacione con otro/as tiene que ver con su dificultad en comunicarse con ellos. Estamos, tal vez, ante algún tipo de trastorno del lenguaje.
Pero, puede que las razones sean otras.
Te hablo de casos de Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Por eso, precisamente, es importante prestar atención a las señales y analizar las posibles causas por las que sus habilidades sociales están obstaculizadas.
¿Cómo enseñar a un niño a relacionarse con otros?
Faber y Mazlish nos recuerdan que ciertas habilidades comunicativas no son naturales.
Hay que aprenderlas.
«Los sentimientos nunca son correctos o incorrectos«, dice Faber, «simplemente lo son. Solo las acciones deben ser limitadas. Los sentimientos siempre deben ser aceptados».
Así que, cuando identifiques las dificultades que tu hijo/a tiene para relacionarse con otro/as, ante todo: no le juzgues.
No te preguntes por qué los otro/as niño/as no tienen este problema y el mío/a sí.
No te juzgues. No te culpes.
Simplemente, abre el camino de la comunicación respetuosa.
Dedícale el tiempo necesario.
Sin interrupciones.
Sin móviles.
Sin prisas.
Pon toda la atención en tu hijo/a.
Pregúntale.
Escúchale.
Anímale a reconocer y compartir sus emociones.
Sin negar sus sentimientos.
Aceptándolos como una expresión de lo que sucede a su alrededor.
De quién es él o ella.
Asegúrale que sus sentimientos son importantes.
“Entiendo cómo te debes sentir, te da miedo rodearte de tanto/as niños/as que no conoces y no sabes cómo hablarles y jugar con ello/as”…
Valida sus sentimientos.
Ponle nombres, si es necesario.
“Me da miedo salir al patio porque los niños chillan”.
Agradécele su honestidad y afirma que es normal sentirse de este modo.
“A mí, algo que siempre me ayuda a sentirme mejor cuando estoy rodeada de gente es encontrar una persona con la que compartir ese momento ¿Quieres probarlo?».
Y, sobre todo, utiliza la comunicación respetuosa. Demuéstrale que estás dispuesto/a a escucharle y a ayudarle siempre.
E intenta convertirte en ejemplo de cómo gestionar la comunicación e interacción social de manera saludable.
Si aún así, ves que le cuesta y que no sabe relacionarse con otro/as niño/as:
> Habla con lo/as profesore/as.
> Motívale a socializar en un entorno que el disfrute, como una actividad extracurricular concreta.
> Organiza “quedadas en tu casa para jugar” e invita a otro/as niño/as a jugar a casa.
Niños que se relacionan mejor con adultos
¿Has notado que tu hijo/a prefiere la comunicación con adultos que con otro/as niño/as de su edad?
Normalmente, la predilección por la comunicación con personas adultas es un signo de niños con altas capacidades intelectuales.
Y digo normalmente, porque no siempre tiene por qué ser así.
Pero, si crees que esa preferencia por rodearse de adultos en lugar de niño/as de su edad se convierte en un patrón de comportamiento constante, presta atención a este tipo de actitudes:
> Tu hijo/a comprende información, datos y conceptos fácilmente.
> Aprende con mucha facilidad, tanto que suele aburrirse en la escuela.
> Se fija en detalles que a la mayoría de niño/as (o incluso adultos) les suele pasar desapercibidos.
> Hace reflexiones muy avanzadas para su edad.
> Hace muchas preguntas, muchas de ellas, realmente complicadas.
> Tiene mucha memoria
> Es muy sensible y se suele preocupar demasiado por ciertos temas.
Si crees que tu hijo/a presenta este tipo de talentos, habla con el equipo de docentes en la escuela.
Pero, sobre todo, ten siempre presente que tu hijo/a, sigue siendo un/a niño/a.
Motívale…
Inspírale…
Rétale…
Pero, nunca olvides que sigue siendo un niño/a.
Y si el hecho de que tu hijo no se relacione con otros niño/as o prefiera comunicarse con personas adultas, sigue siendo motivo de estrés en tu vida (y en la suya), te invito a que te unas a mi Certificación de Facilitadores en Barcelona el 14, 15 y 16 de junio y en Madrid los días 21, 22 y 23 de junio .
Pensada para Padres, Educadores, Psicólogos, Coachs y todas aquellas personas que trabajen con familias y niños y adolescentes, nuestra Certificación de Facilitadores te enseñará a gestionar tus respuestas emocionales ante diversos tipos de conductas infantiles y adolescentes. Basada en el trabajo de las expertas en comunicación entre adultos y niños, Adele Faber y Elaine Mazlish, en estos tres días descubrirás un nuevo paradigma para entender las relaciones y la interacción entre adultos, niños y adolescentes y a comunicarte de manera empática, respetuosa, afectiva y efectiva con ello/as.
Ofrecemos nuestra Certificación de Facilitadores en formato presencial en Barcelona o Madrid.
¿Te apuntas?
Si tienes cualquier duda, estaré encantada de hablar contigo.
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