Las niñas tenemos esa conexión especial con los Padres, pero nosotros sobrepasamos ese lazo de amor.Siempre que llegaba corría a que me cargara se caballito, jugaba conmigo y hacia voces chistosas con mis muñecos, cuantas risas que me ha regalado desde entonces.
Me enseñó a rezar y a tener fe, una vez me dijo "La hoja del árbol no se mueve sin la voluntad de Dios", hoy es mi lema de vida, me ayuda en los momentos que me siento como apedreada por las circunstancias.
En la secundaria cuando me cambie de colegio sufrí de bullying, me golpearon muy feo solo por sacar buenas notas y ser la nueva del colegio y cuando le conté a mi Papito de inmediato de me preguntó que era lo que yo quería hacer, yo le dije que regresar a mi escuela y al día siguiente ya estaba con mis amigos de regreso, no tenía por qué seguir pasando un día más de maltrato, me apoyó en un momento difícil y horrible.
Pero no sólo en eso me ha apoyado, me enseñó a enfrentar mis problemas, aconsejándome siempre y dando su punto de vista, hubo ocasiones en las que también me dijo, "eso lo decides tú", así también pude equivocarme y aprender, no siempre salí bien pero ahí estaba para apapacharme con mucho amor.
Jamás me abandono, siempre estuvo en las diferentes posiciones en las que requería mi edad, a que me refiero con esto a ver les explico:
En mi infancia frente a mí para protegerme por la misma edad, pero con la educación y corrección oportuna para el momento.
En la adolescencia junto a mi, para guiarme y prepararme, así como para contenerme en esas ansias de vivir en la creencia de poder ser totalmente independiente.
En el comienzo de mi vida adulta detrás mío, apoyándome en lo que yo ya quería ser, estudiar, trabajar, empujándome a la vida con su mano sobre mi hombro y acompañándome en los momentos tristes y celebrando los aciertos, prendiendo la radio para escucharme y leyendo siempre mis escritos, comentando todos los libros que siempre he devorado, llevándome a escoger mi vestido de novia y cantándome la canción de "El reloj" antes de casarme.
En fin, Dios me regalo no sólo un gran padre, me regalo el ejemplo del perfecto caballero, lleno de educación, bondad, ejemplo de entrega, rectitud, trabajo y sobre todo amor para entregar a manos llenas, esas manos que encanta besar y que siempre me dice que no pero se ríe cuando lo hago.
Es el Bonbon de mi corazón, mi amor primero, mi primer familia, mi refugio eterno, mi consejo, mi aliado, mis principios, mis valores, en fin, espero poder ser aunque sea un poco el reflejo de todo lo que me ha sembrado en el corazón.
Un gran ejemplo como Abuelo, mis hijos lo aman y admiran, compañero de juegos, travesuras e importante así como invaluable presencia en sus vidas.
A los 40 tengo mucha suerte, jamás me falto nada material gracias a su esfuerzo, pero lo más importante, jamás me falto amor, ese amor que con los años sigue y seguirá creciendo, tomar su mano es una alegría, recibir su bendición es una gran paz, y abrazarte Papito lindo es lo mejor que puede pasarme, te amo inmensamente, definitivamente eres el mejor Papito de todo el mundo, te amo con todo mi corazón. Gracias por ser mi Papá.