Mi pasado
Resulta que ya hace mucho tiempo el mundo jamás me hizo sentir bienvenida. Siempre me sentí humillada, ¡¡¡muchas veces fui maltratada, burlada, abandonada…!!!
Para el mundo era muy poca cosa, decían que era una mujer digna de lo que le pasaba, si me golpeaban es porque algo había hecho para merecerlo.
Escuchaba decir que si me estaban engañando, seguramente era porque yo también lo había hecho. Si me rechazaban, pues como no, si tenían bastantes razones para hacerlo.
Y lo peor de todo me convencieron de que todo lo que estaba viviendo era lo que yo merecía. ¡¡Todo era culpa mía!!
Llámenme boba, falta de carácter, falta de autoestima, falta de todo. No era víctima de nadie, sino de mis propios actos. Pero era lo que yo vivía y estoy segura de que no he sido la única.
Buscando en el lugar equivocado
En busca de mi gran amor cometí millones de errores. Buscaba al hombre perfecto, al padre responsable, al príncipe azul, y siempre terminaba metiendo «las de caminar» hasta el fondo.
Creía en miles de palabras bonitas, creía en las promesas que jamás se cumplirían, creía en los cambios que nunca llegaron, seguía esperando que mi cuento de hadas algún día empezara, pero tampoco. Nada de eso pasó.
En fin, TODO era un desastre.
Mi vida… un peso con el que ya no podía caminar.
Vivía con una vergüenza cada vez mucho más grande
Mis deseos de que el mundo entero se muriera, empezaron a aparecer
Y las ganas de ver como el que me las hacía algún día la vida se las iba a cobrar carísimo.
Mi rabia contra mí y todo mi pasado y el mundo entero, ya no me dejaban vivir. Pensaba en la muerte como una de las mejores salidas. No pensaba en matarme, (bueno una vez sí). Pero normalmente anhelaba que mi muerte llegara rapidito. Porque para que más. Para nada más. Ese era mi testimonio antes, un testimonio oscuro, triste, frío. Pero…
Un día mi testimonio cambio
Después de tantos años de pesadilla (era una verdadera pesadilla, por más que viviera normal, por más que por fuera riera, por más que no pareciera, mi vida lamentablemente «para mí» porque sé que a muchos les ha tocado peor, pero para mí era una horrible pesadilla)
Mi vida cambió, así como la canción. Cambió de blanco y negro a color, de vivir en una pesadilla a atreverme a volver a soñar, de vivir avergonzada a ser libre de todo lo que me ataba.
De mi amargura a vivir en un gozo total.
La verdad me di cuenta que no era falta de dinero, pues aún hago muchos esfuerzos por tenerlo, no hay riquezas materiales, no encontré mi príncipe azul (por lo menos no de carne y hueso). Pero encontré el amor. Siiii!! El amor de mi vida. Mi gran amor. Mi único amor. Quitó mis tristezas, me devolvió el amor por la vida, el respeto por la humanidad, me despojó de la vergüenza, de la amargura.
El perdón
Me perdonó, me enseñó a perdonar y obvio a pedir perdón. Pero lo más importante es que me enseñó a perdonarme. Hizo que viera de forma diferente mi pasado, y me hizo ver todo más claro, más brillante, más bonito. Definitivamente cambió mi vida, mi futuro y mi testimonio.
Desde lo alto de una cruz me dijo cuánto me ha amado. Demostrándome así, todo lo que estaba dispuesto a hacer (dar Su vida por mi) me enamoró su Palabra, Sus promesas, Sus ojos de fuego, Su dulce voz. Me enamoró como nunca. ¡¡Me enamoró, me enamoró!!
Mi pasado no ha sido borrado, pues es la forma en la que nunca olvidaré y puedo agradecer de donde me ha sacado.
Pero eso es lo mejor. Porque cada vez que recuerdo todo lo que viví y lo comparo con lo que ahora vivo, mi corazón se llena de emoción y mis ojos de lágrimas de felicidad al sentir que por fin se me daba el valor con el que nací. Me devolvieron el valor con el que fuí creada.
Y por si fuera poco
¿Saben que es lo más bonito de todo esto?
Les cuento que, aunque parezca increíble aún en este mundo tan «incluyente» por lo que más me rechazaban, era por mis hijas. Por lo que se burlaban de mí, por lo que la gente me menospreciaba. Pues según ellos ¿quién quiere a una mujer ya con hijos? sí, increíble pero cierto, mi ramillete de flores ¿recuerdan la historia?
Si no lo recuerdas te invito a leer «La razón por la que decidí quedarme en casa»
Mis hermosas princesas que a pesar de las circunstancias jamás fueron motivo de vergüenza, sino todo lo contrario, de lucha incansable y fortaleza extrema.
Un día tratando de encontrar una salida al caos que se había convertido mi vida, llegó Él y susurrándome al oído me dijo que el Ramillete de Flores que adornaba mi vida, Él mismo, mi Gran Amor, lo había preparado para mi desde el principio de todas las cosas. Y tiene un gran propósito en mi vida. Recordarme todos los días el incomparable amor con el que Él mismo me mira.
Mi Jesús, mi Amado.
Y bueno, este era un pedacito de mi historia, de mi testimonio y si quieren llámenme loca. Porque así estoy, loca, loquita de amor por Él. Llámenme como quieran, pero es algo que no puedo callar, sólo el que puede vivir esto, puede sentir como yo siento, y ver de la forma en la que ahora veo.
Aún me faltan muchos sueños por cumplir, la vida es aún a veces difícil, pero es mucho más llevadera, mi carga es ahora ligera. Soy feliz, me siento completa. Las heridas sanaron, las lágrimas de dolor ya pasaron. En fin, mi mundo y mi testimonio cambiaron de blanco y negro a color.
«En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.»
Juan 16:33
Hasta la próxima…