Hoy quiero contarles varios secreticos que tengo guardados.
Pero para hacer honor a la verdad y para alivio mío creo que no soy la única (espero).
Gracias a Dios para el mundo somos «Mamás Perfectas» naah se que exagero. Nos ven tan correctas, tan bellas, tan… bueno si, perfectas jajaja, en fin. Las mamás somos lo más lindo que hay sobre el planeta (modestia aparte) y digan si no. O por lo menos la mía lo es.
Tanta belleza no puede ser cierta
Pero hoy quiero bajarlos de esa nube en la que los tienen. Porque como dicen por ahí, «tanta belleza no puede ser cierta». Y si, así es ¡no es tan cierto!
Yo amo a mis hijas como a nada más en este mundo, pero les he hecho unas cositas que yo se que más de una acá se va a sentir identificada.
Son esos pequeñísimos pecaditos que cometemos porque sí, porque tal vez queremos rebelarnos contra esa rutina que a veces se vuelve tan desesperante.
O tal vez porque sin darnos cuenta se nos safa por un instante la perfección. Y olvidamos el lugar que tenemos en este mundo y la postura tan correcta que «siempre debemos tener».
O simplemente porque somos seres humanos, siii de esos de carne y hueso, que andan por ahí. Y pues obvio como errar es de humanos, pues erramos.
Voy a escribir aquí abajito una lista de aquellas cositas que he hecho yo, y por favor tú chulea las que también has cometido, y te lo suplico por favor escríbeme a bajo que no soy la única y que la maldad definitivamente no se ha apoderado de mi. Que hay más en el mundo como yo.
Bueno, empecemos:
Mis perfectos defectos
Me he comido uno que otro dulcecito que les correspondía a ellas. ¡Y me lo como con una culpa! pero al final me consuelo diciendo que después les compraré otro.
De vez en cuando nos damos el placer de comer pizza en familia. Confieso que al hacer la repartición de porciones me quedo con la más grande, la que veo más rica, con más carne o más provocativa que las demás.
Me llaman un millón de veces en el día, algo así como mami, mami, mami, mami, mami, …. Confieso que a veces, muchas veces, me hago la sorda, la ocupada, la dormida, la que no es conmigo, jajaj como que no soy yo la mamá.
A veces me encierro en el baño por un buen rato, ahí sin más, esperando que pase el tiempo y que cuando salga ya la mitad del oficio de la casa se haya hecho «solo». Y si, les cuento que pasa.
Un día olvidé por completo darle el desayuno a Michy, la menor y ya llegando a su colegio por cosas de la vida me acordé, como si nada le compré rápidamente un jugo y unas galletas y ella ni por enterada. De regreso a casa trataba de sentir culpa pero la risa no me dejaba.
Confundo sus nombres constantemente, Martina se llama nuestra Golden. Y también les digo Martina.
A ratos me gusta quedarme sola en la casa, en silencio, sin hijas, sin desorden, sin nada. (A ratos… ratos largos).
En algunas ocasiones que hemos tenido planes, he rogado que llueva para evitar salir.
Creo que fue suficiente
Y no quiere decir que no haya hecho más, sino que no me puedo poner más en evidencia.
Con todo mi amor
A todas esas mujeres que con sus imperfecciones y «secreticos» aún así son Mamás Perfectas.
Mamás Perfectas para cada hijo, para cada familia.
Hoy quiero dedicar este post a todas aquellas mujeres maravillosas que han dejado de lado sus sueños, sus anhelos, la visión que tenían tal vez de su futuro. A todas aquellas mujeres que dejaron de lado su propia vida para desvivirse por los suyos.
Quiero dedicar estas palabras al ser más fuerte sobre la tierra, pero que con un abrazo de sus hijos se derrite completamente de amor, quedando completamente vulnerable.
Esas mujeres que lo darían todo por sus familias aún pudiendo ellas quedar con las manos totalmente vacías.
Las que trasnochan cuidando el sueño de los suyos, batallando contra algún virus que logró meterse en su muy bien custodiada fortaleza.
Quienes por fuera aparentan ser fuertes, fieras furiosas con quien se atreva a meterse con su familia. Pero por dentro seres tan tiernos llenos de un amor inigualable, amor incomparable.
Para quienes la enfermedad no es excusa para parar, y aún así se levantan a hacer para los demás una vida perfecta.
A esas mujeres hermosas que con mil defectos (porque son humanas) son perfectas.
A ti mamita hermosa, a ustedes madres que me leen, a ti la que sueña con serlo, y a mi.
«Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;
Y su marido también la alaba:
Muchas mujeres hicieron el bien;
Mas tú sobrepasas a todas»
Proverbios 31:28-29
Hasta la próxima