En medio de peleas, desacuerdos y discusiones, están allí los hijos, el legado de lo que pudo ser y no fue, y lo que era un “todo” se transforma, se fragmenta, se desmorona y se separa frente la mirada inocente de ellos que no saben que esperar ahora.
Lo ideal sería que, como personas adultas, maduras y sensatas, llegaran a los acuerdos necesarios que beneficien o al menos no perjudiquen a los niños. Lamentablemente no siempre resulta así, la separación saca lo peor de cada uno y se desata una batalla campal donde las armas de guerra son los hijos. Cañones, lanzas, y pistolas usadas de forma estratégica para herir de muerte al otro progenitor que, en la mayoría de los casos -o eso se cree- son las madres, que aprovechándose de su posición social y amparo legal usan sus retoños para doblegar al padre y obtener beneficios propios, o simplemente para fastidiar al otro, y bueno, como lo mencione arriba es lo que la sociedad y el amor romántico esperan que suceda, es lo que sucede en las novelas, ¿no es así?
Me veo en la obligación de desmontar esa falsa creencia, los padres, hombres que apenas dedicaron algunas horas a la crianza porque claro, tenían que trabajar, estudiar, viajar, darse su “tiempecito” y cualesquiera otras actividades a su parecer más importantes, les brota el deseo paternal después de la separación,
Es entonces cuando se llevan a los hijos del seno materno. dejándonos incompletas y mutiladas. Nuestra función biológica se vielve en nuestra contra. Padres que usan los hijos para obligar a la madre a continuar en la relación, o para obtener dinero; si la mujer ya tiene una nueva relación de pareja su objetivo se vuelve entorpecerla y demás situaciones nada agradables ni mucho menos beneficiosas.
Las causas son miles como miles las historias, sea cual sea la razón de esta conducta y aunque exista una legislación que nos ampara, es necesario destacar que la ley se vuelve letra muerta en estos casos, que fue elaborada para mantener la misoginia en una sociedad principalmente patriarcal. En Venezuela son incontables los casos de hijos criados sólo por el padre, madre, abuelos u otro familiar por el éxodo masivo producto de la crisis humanitaria y, en muchas ocasiones, los que han sido llevados a otros países por uno de los padres sin el consentimiento del otro, hecho que técnicamente hablando recibe el nombre de secuestro.
Familias separadas, niños a la deriva usados para causar heridas mortales. no todo es para siempre, crecerán, serán libres, y tendrán que trabajar en sanar las posibles heridas, daños profundos que causa la separación sea cual sea la causa. Como no nos pertenecen, en cualquier momento nos tocará dejarlos volar con alas propias y elegir su propia ruta, y ese instrumento podría volverse en nuestra contra.
“El que siembra vientos, recoge tempestades.”