La convivencia entre niños y mascotas suele ser uno de los grandes dilemas que se plantean en la familia. En este post vamos a analizar los pros y contras de incorporar un animal a nuestro hogar. ¡Comenzamos!
Si has leido la información sobre mi, habrás visto que soy veterinaria y que durante 10 años trabajé en centros y hospitales veterinarios. En ese periodo pude observar todo tipo de familias y su relación con las mascotas.
Algunas familias proporcionaban todos los cuidados y atenciones que el animal merecía, educando a sus hijos para que los trataran con cariño y respeto.
Sin embargo, en muchas ocasiones me encontraba con familias que habían tomado la decisión de tener una mascota de manera equivocada, con desastrosas consecuencias.
Si te estás planteando adquirir o adoptar un animal, este post puede ayudarte a que tomes la decisión más adecuada. ¡Empezamos!
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Ventajas
En primer lugar vamos a ver los beneficios que aporta tener una mascota en la familia, especialmente para los más pequeños.
El mejor compañero de juegos
Obviamente, dependerá de la especie de animal con el que decidamos compartir nuestro hogar. No es igual una tortuga que un perro, en lo que a juegos se refiere. Aun así, aunque la mascota no parezca muy predispuesta a jugar, todas ellas van a suponer un acompañamiento para el niño.
Gracias a su potente imaginación, los niños pueden entablar conversaciones y juegos con cualquier tipo de animales. Y del mismo modo son capaces de desarrollar un fuerte cariño hacia cualquier animal con el que convivan.
Adquieren responsabilidades
Por muy pequeños que nos parezcan, los niños pueden encargarse de sencillas tareas relacionadas con el cuidado de los animales de compañía. Cepillarles, limpiar el lugar donde duermen, cambiarles la comida y el agua, acompañarnos en las visitas al veterinario… son solo alguna de las cosas que los niños pueden hacer. Incluso con edades muy cortas.
De esta manera, aprenden lo que significa cuidar, adquieren responsabilidades y se sienten una parte importante dentro del núcleo familiar.
Hábitos de vida
Si la mascota en cuestión es un perro, los paseos diarios pueden ser una estupenda oportunidad para dejar de lado las pantallas y hacer algo de actividad física. Además, los ratos de juego también pueden convertirse en un buen ejercicio.
Del mismo modo, tener una mascota nos permite poder disfrutar de más tiempo en contacto con la naturaleza y aprender a respetar el medio ambiente.
Beneficios para la salud
Los niños que conviven con máscotas desde muy pequeños tienen menor probabilidad de sufrir alergias. Esto se debe a que la exposición a la suciedad y a las bacterias presentes, por ejemplo, en el pelo o en las patas de las mascotas favorece una inmunidad precoz.
Además, si la mascota ya vivía en la casa antes que el bebé, a través de la lactancia materna se van a transmitir gran cantidad de anticuerpos. El motivo es que la madre, al haber estado expuesta previamente, ha desarrollado las defensas naturales necesarias y mediante la leche pasan al bebé. En definitiva, la inmunidad de los niños que conviven con mascotas se ve reforzada de una u otra manera.
Sin embargo, no debemos olvidar que existen algunas enfermedades que son transmisibles entre animales y personas, por lo que el animal debe ser revisado por un veterinario periódicamente y recibir las vacunaciones y/o desparasitaciones necesarias para prevenir cualquier patología.
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Experiencias y aprendizaje
Convivir con mascotas en la infancia es una fuente de conocimiento y experiencias para los más pequeños.
Van a poder aprender y observar cómo vive y se relaciona una especie distinta a la suya, desarrollarán habilidades para la comunicación no verbal y les permitirá una primera aproximación a la naturaleza y el mundo animal. Además, los animales van a suponer un estímulo para su curiosidad e imaginación.
Por último, en muchas ocasiones, la muerte de la mascota será el primer contacto que tengan con la pérdida de un ser querido en su vida. Se trata de una experiencia, que si bien es dolorosa, les ayudará a comprender lo que sucede y si les acompañamos podrán afrontarlo de manera tranquila.
Empatía y respeto a los demás
Es más que conocido en el mundo de la psicología que las personas agresivas inician su historial de maltrato ejerciendo la violencia sobre los animales, especialmente cuando son niños o adolescentes.
También se han realizado estudios que relacionan el maltrato hacia los animales con el acoso escolar o bullying y con comportamientos violentos en la edad adulta.
Cuando nuestros hijos comparten su infancia con un animal, aprenden a quererlo y respetarlo, siendo capaces de desarrollar el sentimiento de empatía hacia su mascota y hacia los demás. Aprenden que se debe respetar al prójimo (tanto personas como animales) y esto hace mucho más improbable que desarrollen conductas violentas en el futuro.
Poder terapéutico
Si somos capaces de elegir la mascota correctamente, ésta puede suponer una fuente de calma para niños que son nerviosos o inquietos. Del mismo modo, la presencia de una mascota puede reducir el nivel de agresividad o estrés en determinadas situaciones.
Mención especial merecen los beneficios que reportan las mascotas a niños con algún tipo de necesidad especial, como por ejemplo el autismo. En estos casos está demostrada la relación entre convivir con un animal y una mejora en las habilidades sociales. (Te invito a leer este post de ydeverdadtienestres sobre autismo y perros).
Aún así, en todos estos casos la elección del tipo de animal de compañía es especialmente importante y debe estar siempre asesorada y supervisada por profesionales.
Potencia su autoestima
Los animales dan amor incondicional. No juzgan , no cuestionan, no critican ni tienen rencor. Recibir una entrega de cariño tan genuina supone para los más pequeños una autoafirmación de su persona y una visión de sí mismos mucho más positiva.
Los niños pueden desarrollar vínculos muy estrechos con sus compañeros peludos, ayudándoles a sentirse mejor, y mejorando su capacidad de socializar con otros niños.
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Inconvenientes
Como hemos visto, disfrutar de la compañía de una mascota tiene muchas ventajas. Pero si queremos tomar una decisión consciente y sin equivocarnos debemos conocer cuál es la parte negativa de convivir con un animal.
Necesita cuidados
Por mucho que queramos involucrar a los niños en el cuidado de las mascotas, al final somos los adultos los que tenemos que responsabilizarnos y asumir que son tareas que tendremos que realizar.
Paseos diarios, limpieza, visitas al veterinario…son rutinas que tenemos que decidir si estamos dispuestos a incorporar a nuestras vidas.
Asuntos tales como qué haremos cuando nos queramos ir de vacaciones, si nuestro casero admite mascotas en la vivienda o el número de horas que pasamos fuera de casa deben ser estudiados al detalle.
Además, la esperanza de vida de las mascotas varía mucho en función de la especie (desde los 3 años que vive un hamster hasta los más de 50 del loro) y tenemos que pensar que debemos cuidarlos hasta el final.
Gasto económico
Las mascotas no solo van a necesitar una inversión de tiempo, si no también de dinero.
La comida, el alojamiento, las vacunas, el seguro (en las especies que lo necesiten)… suman a lo largo del año una cantidad de dinero nada despreciable.
Si además nuestro animal de compañía enferma y debemos someterlo a algún tratamiento veterinario, debemos estar preparados para hacer frente a un gasto imprevisto que puede ser bastante importante.
Tenencia responsable
Los animales no son de usar y tirar. Son seres vivos que sienten y padecen igual que nosotros. Por este motivo jamás deben ser maltratados ni abandonados.
Si decidimos convivir con una mascota hay obligaciones que tenemos que cumplir, como educarles, proporcionarles bienestar físico y mental, hacernos cargo de lo que ensucian, evitar que molesten a otras personas o esterilizarlos para evitar que tengan camadas.
Y siempre que sea posible, adoptar en lugar de comprar.
Elegir el tipo de mascota
Cuando se trata de elegir el tipo de animal con el que conviviremos, actuar por impulso suele ser sinónimo de fracaso.
A veces los niños se pueden encaprichar con un tipo de mascotas porque en ese momento estén de moda o porque lo hayan visto en algún lugar y lo quieran tener a toda costa.
En ese momento nosotros, como padres y adultos, debemos mantenernos firmes y no ceder al capricho sin haber evaluado detenidamente las características del animal y de nuestra familia.
Más de una vez me he encontrado con familias inexpertas que compraban un cachorro de una raza muy nerviosa porque el niño así lo quería. Cuando el animal crecía y destrozaba la casa porque no sabían educarle ni atender a sus necesidades, llegaban las lamentaciones. Y el peor parado, casi siempre, era el animal.
Así, no tiene sentido adquirir un animal que necesita mucho ejercicio si pasamos 12 horas al día fuera de casa o tener una mascota exótica si no conocemos los cuidados que necesita.
En cualquier caso, antes de incorporar una mascota a una casa con niños hay dos acciones que debemos realizar: reflexionar serenamente y dejarnos asesorar por profesionales.
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Mi experiencia
Vaya por delante que desde siempre he tenido perros. No recuerdo un solo momento de mi infancia en el que no hubiera uno o varios perros en la familia. Y reconozco que, para mí, fue muy positivo.
Cuando decidimos tener un hijo, ya vivían con nosotros 3 perros, chihuahuas para ser exactos. Estos son:
De izquierda a derecha: Itsu, Fujur y Lucky
De los 3, el que más interactúa con mi hijo es el blanco, Fujur. Le cuida, le quiere y le proteje, está siempre pendiente del niño y es el que más tiempo pasa con el. Creo que ya le quería incluso antes de conocerle. Aquí está la prueba….
¿Sales ya de ahí o qué?
Desde que nació, no se ha separado un momento de él, de hecho bromeamos y le llamamos Fujur, el guardaespaldas.
Tu tranquilo, que yo vigilo
¿Has encontrado algo interesante?
Sin duda alguna, una de las cosas que más les gusta hacer es dormir juntos...
Aunque tampoco pierden la ocasión de compartir otras cosas, como la comida o los juguetes…
¿A qué jugamos ahora?
Un poquito para ti, un poquito para mí
Mi experiencia no puede ser más positiva: se quieren, se cuidan, juegan juntos… Y, aunque aún es muy pequeño, el niño ya va aprendiendo ciertas cosas, como que debe jugar con ellos despacito para no hacerles daño o que antes de ir a la escuela infantil hay que darles de comer ( el se encarga de traerme los comederos para que yo les ponga la comida).
Por el momento, puedo decir muy orgullosa que mi hijo siente pasión por los animales, y es en gran parte por haber convivido con ellos desde el principio de su vida.
¡Qué perro más raro!
Deja que te abrace un poquito
Sé que les esperan grandes momentos de aventuras y juegos y espero que cuando sea adulto guarde alguno de esos recuerdos. Mi trabajo hasta entonces es enseñarle a hacerse responsable del cuidado de sus animales y a respetar todas las formas de vida.
Tener una mascota es una decisión importante que debe ser evaluada con calma y buen criterio y, si es posible, bajo el asesoramiento de los profesionales. Y una vez hayamos tomado la mejor decisión, está en nuestra mano educar a los niños para que puedan disfrutar plenamente de una de las mejores cosas que les puede pasar en la vida: crecer junto a un animal.
No quiero terminar este post sin recordar a todos los perros que me acompañaron en mi infancia y adolescencia: Layka, Mus, Lola, Obi, Tae y Rusa. Gracias por llenar mi memoria de preciosos recuerdos.
¿Y tu, convives con animales? ¿Cuál es tu experiencia con mascotas y niños? Gracias por leerme y espero impaciente tus comentarios.
Publicado inicialmente el31 enero, 2020 @ 12:00 am