Tabla de Contenidos
¿Por qué regalar mascotas en Navidad es una mala idea?
No son juguetes
Una gran responsabilidad
Abandono
La triste historia de las tiendas de animales
La ética de regalar mascotas
La historia de Lucky
Regalar mascotas a los niños suele ser muy frecuente en Navidad, aunque en muchos casos es una mala decisión. En este post veremos los motivos por los que una mascota es el peor regalo de Navidad para nuestros hijos.
Llega la mañana de Navidad, los niños abren emocionados todos los regalos, hay emoción e ilusión por toda la casa. De pronto, uno de los paquetes parece que se ha movido ligeramente. Al abrirlo, un adorable cachorrito aparece ante las risas y saltos de alegría de los más pequeños. Idílico, ¿verdad?
Sin embrago, la realidad de las mascotas es muy diferente y aunque en un principio nos parezca un idea fantástica sorprender a nuestros hijos con un cachorrito (o cualquier otro animal) hay muchos motivos por los que regalar una mascota en Navidad es una idea muy, pero muy, mala.
En este post me sirvo de mis años de experiencia veterinaria y voluntaria de protectora de animales para explicarte las razones por las que no deberías sucumbir a la tentación de regalar un animal a tus hijos estas Navidades.
¿Por qué regalar mascotas en Navidad es una mala idea?
No son juguetes
Una mascota, del tipo que sea, es un ser vivo y por lo tanto, tiene capacidad de sentir y sufrir. Si pretendemos regalar una mascota a nuestros hijos como juguete estaremos cometiendo un error de grandes dimensiones.
En primer lugar, porque si el niño no está preparado a nivel madurativo o no le hemos explicado concienzudamente los cuidados del animal , lo más probable es que sucedan accidentes en los que la mascota sea el gran perjudicado.
En no pocas ocasiones, cuando los niños tratan a los animales como juguetes, estos últimos pueden acabar heridos o en el caso de animales de pequeño tamaño incluso morir. Las mascotas no son objetos que sirvan para divertirnos o entretenernos, si no que son un miembro más de nuestro hogar que debe ser cuidado y respetado como tal.
En segundo lugar, porque al igual que pasa con otros juguetes, los niños suelen cansarse pronto de la novedad y deja de interesarles. Y en este caso, no se pueden devolver ni cambiar, de modo que podemos encontrarnos con que el niño ignora al animal una vez pasada la emoción inicial y nos toca asumir su cuidado.
Una gran responsabilidad
Dependiendo de la especie, una mascota puede vivir desde 3 años en el caso de pequeños roedores hasta los casi 80 de un loro. En el caso de los perros y gatos, pueden llegar hasta los 15 y 18 años respectivamente. Y eso es mucho tiempo.
Antes de regalar mascotas debes asegurarte de que vas a poder cuidarla y mantenerla durante toda su vida, independientemente de si la situación familiar cambia, si son vacaciones o si os tenéis que cambiar de domicilio.
Tener una mascota implica dedicación, dinero, cuidados… y en muchas ocasiones renunciar a planes u otras comodidades por ellos.
Abandono
Muchos de los cachorros que se regalan en Navidades son abandonados en verano. Y España cuenta con unas cifras de animales abandonados que deberían hacernos reflexionar.
Con las protectoras de animales desbordadas, tomar una decisión impulsiva y comprar un animal para regalar un animal en Navidad es una pésima idea.
La decisión de tener una mascota en nuestra casa debe ser consensuada por todos los miembros de la familia, después de una valoración de los pros y contras y de contar con el asesoramiento de un profesional. Solo así evitaremos que el número de abandonos continúe creciendo.
La triste historia de las tiendas de animales
Muchos de los cachorros que se ven en las tiendas de animales tienen detrás de sí una historia muy triste. En más ocasiones de las que debería, estos animales provienen de criaderos de países del este de Europa en los que no se respetan las condiciones higiénicas y de bienestar ni de los cachorros ni de sus madres.
Los veterinarios estamos, por desgracia, muy acostumbrados a recibir en nuestras consultas a muchos de estos cachorros con problemas de salud derivados de estas pésimas condiciones sanitarias y del largo viaje que deben hacer hasta llegar a las tiendas de mascotas.
Muchos de estos animales mueren debido a estas causas y si compramos impulsivamente un cachorro estamos perpetuando y contribuyendo a un negocio que carece de toda ética. Por lo tanto, para evitar la explotación de estos animales, la mejor decisión que podemos tomar es evitar regalarlos, especialmente en estas fechas.
La ética de regalar mascotas
Los padres somos el ejemplo de nuestros hijos. Ellos nos miran todo el tiempo y aprenden de lo que hacemos, no de lo que les decimos.
Comprar un animal por Navidad responde a una decisión impulsiva, consumista e insolidaria. Y debemos preguntarnos si queremos que nuestros hijos en el futuro sean así.
Tener una mascota es tremendamente beneficioso para un niño, pero debe hacerse de manera sensata y responsable.
Podemos adoptar a mascotas sin hogar, ayudando así a disminuir las tasas de abandono. O podemos acudir a criadores profesionales que garanticen unas condiciones sanitarias y de bienestar de los animales. Pero sobre todo, debemos reflexionar y contar con la opinión de todos los miembros de la familia (incluidos los niños) antes de incorporar un animal a nuestro hogar.
De esta manera estaremos enseñando a nuestros hijos una manera mucho más madura y consecuente de tomar decisiones importantes en la vida.
La historia de Lucky
Quiero terminar este post contándote la historia de mi perro Lucky.
Lucky fue un regalo de Navidad, de esos impulsivos y sin reflexionar, comprado por una señora para reglar a sus hijos pequeños. Tras varios días en casa, su dueña se dio cuenta de que algo iba mal con el animal y lo llevó al Hospital Veterinario en el que yo trabajaba en ese momento.
Al ingresar, tan solo pesaba 350 gramos (¡no llegaba ni a medio kilo!) y estaba deshidratado y desnutrido. Tras varias semanas hospitalizado, en las que estuvo a punto de morir en varias ocasiones, Lucky fue diagnosticado de una enfermedad congénita hepática. Es decir, había nacido con una malformación en su hígado y necesitaba una cirugía muy complicada y costosa para poder vivir. Si no se operaba, moriría.
Su dueña argumentó que ella había pagado por un perro sano y que no quería un perro enfermo. La tienda de animales donde le había comprado le dio otro cachorro a cambio. Es decir, se lo cambió como el que cambia una chaqueta defectuosa.
A Lucky solo le quedaba la opción de la eutanasia, puesto que su dueña había renunciado a cuidarle y hacerse cargo de su cirugía. Pero por esas cosas del destino, Lucky y yo nos habíamos encontrado y no estaba dispuesta a dejar morir a un animal que llevaba tanto tiempo cuidando y tratando en mi Hospital, al que tantas veces recuperé de la muerte mientras trabajaba.
Así que adoptamos a Lucky, le llevamos al mejor especialista y le operamos. Fue una cirugía muy difícil, con una recuperación muy complicada y muchos cuidados y dedicación. Pero lo conseguimos. De eso hace ya 7 años. Y es la mejor decisión que pudimos tomar.
Por desgracia, Lucky tan solo es una excepción, porque la realidad es que la mayoría no tiene tanta suerte.
Por eso, para evitar estas situaciones, es mejor evitar las compras irreflexivas e irresponsables en Navidad. Un mascota no es un juguete y no debería convertirse en un regalo para los niños.
Espero que te haya gustado este post (y su pequeño protagonista) y te animo a que leas también el post de perros y chupetes que aborda este tema de manera estupenda.
¡Feliz semana!
Publicado inicialmente el14 diciembre, 2020 @ 6:33 am