Este año no quiero muchos regalos para mi hija... Si, tal cual. No es que haya sido mala, al contrario, ha sido buenísima y ha sacado unas notas inmejorables. Por eso, como premio, no quiero muchos regalos.
Hace algunos años, después de un día de Reyes, le preguntaron a unos padres qué le habían regalado a sus hijos. Lo que habían dejado en su casa lo tenían medianamente claro (y no era poco) pero después de pasar por casa de unos abuelos, los otros, tíos, padrinos... habían perdido la cuenta. ¿Y los niños? también. Aquello en su día me pareció una pasada y hoy me lo parece aún más. Y lo malo es que ahora soy yo la que pierdo la cuenta de los regalos que recibe la Princesa el día de Reyes.
Y la primera en entonar el mea culpa soy yo. Todo me gusta y muchas veces pido por mis ojos y no por los suyos. Y al final tiene lo que quiere ella y lo que quiero yo. Y luego empezamos con el suma y sigue: a casa de unos abuelos: abre, se ilusiona (¡¡mami, lo que yo quería!!) lo aparta y a por otra cosa. Y así en casa de los otros abuelos, tíos, etc. Y al día siguiente se pone a jugar con una caja o con un lazo cuando no te pide que por favor, por favor, por favor le pongas la tele para ver la enésima peli de Navidad del canal de turno.
Abuelos, tíos, padres, padrinos, amigos... atended porque esto es importante ¡¡¡¡MENOS ES MÁS!! Si quieres que tu hijo, sobrino, nieto, ahijado se emocione con tu regalo, limítate a lo que te pida. Ni más ni menos. Y así no solo conseguirás que se ilusione, además reforzarás su imaginación, su generosidad, le ayudarás a que aprenda a cuidar sus juguetes y sobre todo, a que no siempre se consigue lo que uno quiere, y mucho menos sin esfuerzo. Y de verdad, así será un niño mucho más feliz.
Si estás de acuerdo conmigo,te recomiendo que leas este artículo. A mi me llegó por mi cuñada Marina (profe y madre) y de la misma liga que yo, la de basta de regalar juguetes sin ton ni son.
¡¡FELIZ LUNES!!