Como todos los que son profesores comprenderán, mis sentimientos no fueron los más positivos hacia ese día, porque, aunque a los que no son profesores no les parezca, no hay nada más difícil para un profe que un día "extraordinario". En los días ordinarios uno tiene sus horas de clases, pero también tiene sus horas disponibles en las que se puede sentar en su escritorio a realizar trabajo de planeación, calificación, etc. Y aunque se sigue trabajando, es también un descanso porque no demanda tanto como estar en el aula de clase.
Pero estos días, son para estar tiempo completo con las estudiantes, sin un solo minuto para sentarse en el escritorio a descansar. Así que mis ánimso no eran lo mejores para este día.
Me he sorprendido mucho cuando me contaron el porqué del nombre del día. La historia es la siguiente. En algún colegio del mundo, un niño fue un día con una camiseta rosada. Al verlo muchos de sus compañeros comenzaron a burlarse de él diciéndole que sólo las niñas se vestían de rosado, que entonces él era una niña y cosas similares. Obviamente este niño se sintió muy mal por las burlas de sus compañeros. Otro alumno del colegio de un grado mayor, escuchó las burlas de los compañeros y tomó una decisión. Junto con su grupo de amigos, decidieron ir con camiseta rosada al día siguiente, para que este niño no se sintiera mal.
Ya el sólo hecho de escuchar esta historia me conmovió. No es para menos, pues resulta bastante increíble que un adolescente esté dispuesto a hacer este tipo de cosas. Al menos así me lo manifestaron mi mamá y mi hermana cuando les conté la historia.
Ya con una perspectiva un poco diferente, bastante intrigada por lo que este día podría llegar a ser, escogí una camiseta rosada para asistir al colegio. ¡Qué hermoso ver a mil niñas con sus camisetas rosadas.
Quiero compartir en esta entrada algunas de las actividades que realizamos ese día, esperando que sean útiles para muchos maestros en el mundo que también quieran trabajar con sus niños estos temas:
El día comenzó reuniendo a todas las estudiantes para explicar en que consistiría el día y para presentarles unos pasos que pueden servir para trabajar las dificultades. Los pasos se los entregaron un un folleto que tuvieron colgado en el cuello durante el día, y que el objetivo es que lo mantengan en un lugar visible, para recordarlos y vivirlos. Las actividades posteriores estuvieron enfocadas en la aplicación de cada uno de estos pasos.
Las actividades fueron las siguientes:
1. El semáforo: las niñas dibujaron y colorearon un semáforo para asimilar el significado de cada uno de estos colores:
Rojo: parar para reflexionar y respirar, ya que no se está en el momento adecuado para actuar.
Amarillo: prepararse para actuar.
Verde: actuar.
Una vez que dibujaron el semáforo realizaron algunas actividades de relajación y respiración para practicar el color rojo.
2. Hablar y escuchar: una de las niñas se tapaba la boca con una cinta y la otra le contaba una historia. La niña que tenía la cinta debía de intentar sólo escucharla y no hacer gestos ni nada parecido.
La retroalimentación de esta actividad fue una de las mejores reflexiones del día, pues las niñas comentaron lo difícil que fue quedarse calladas sólo escuchando. Esto la hizo pensar en qué tanto escuchan a sus compañeras cuando les cuentan algo o si sólo están pendientes de lo que escuchan para posteriormente responder con sus propias historias.
Para los puntos 3, 4, 5 y 6, se trabajaron cada uno de los pasos planteándoles una historia a las niñas:
"Dos hermanas se encontraban discutiendo por una naranja. La mamá cansada de la discusión, tomó la naranja y la partió en dos y le dio una mitad a a cada una de las hijas. Para su sorpresa, la hermana mayor exprimió la naranja en un vaso, pues quería un poco de jugo de naranja y botó las cáscaras. La hermana mejor peló la naranja, pues necesitaba las cáscaras para un experimento del colegio y botó lo de adentro."
A partir de esto se le plantearon una serie de preguntas a los estudiantes:
¿En qué falló la solución de la mamá? ¿Qué debió haber hecho primero? ¿Cuál hubiera sido la mejor solución para este caso?
Una vez hecho el ejercicio se repartieron diferentes casos para que las niñas siguieran los pasos:
3. Determinar lo que cada persona necesita.
4. Hacer una lluvia de ideas de soluciones.
5. Escoger la mejor idea.
6. Realizar un plan y seguirlo.
Para terminar el día, la reflexión se centró en uno de los personajes del bullying en el que casi nunca se reflexiona. Dentro del bullying hay tres personas: la víctima, el victimario y los espectadores. Casi siempre se hace mucho hincapié en la víctima y el victimario y se deja de lado a los espectadores que también tienen un papel supremamente importante. Los espectadores son todos aquellos que se dan cuenta de que uno de sus compañeros está sufriendo por culpa de los otros, pero se quedan callados y no hacen nada. Ellos podrían hablarle directamente a la personas que está haciendo bullying, puede acompañar al que sufre y ayudarlo a salir de esa situación o pueden acudir a otras personas que puedan intervenir en la situación.
Después de reflexionar sobre este personaje, todas realizamos una promesa para nunca más ser espectadores mientas una personas sufre, sino siempre hablarlo: Talk it out! Para esto nos pusimos unas manillas con estas palabras como un recordatorio de nuestro compromiso y cada una de las niñas firmó un compromiso que decía lo siguiente:
"Hoy tengo una obligación: nunca más voy a estar en silencio si necesitas ayuda. El silencio es participación. Rechazo ser parte del problema. Todos somos diferentes, pero todos necesitamos respeto. Si tú necesitas ayuda, acude a mí. Si yo creo que tú necesitas ayuda, me involucraré. YO TE APOYO!