Pues sí, otro curso más volvemos a los centros cuyas aulas, dentro de muy pocos días, estarán repletas de niños y niñas. Después de un año entero apartada de la docencia debido a mi embarazo, parto y posteriores permisos, yo también regreso, pero esta vez lo hago completamente de nuevas, ya que después de trece cursos en mi anterior destino, llego a un centro donde todo es nuevo para mí por lo que lo hago con el consiguiente temor a la novedad, pero sé que en breve me adaptaré a todo ello. Quiero tomármelo como un reto profesional y debo asumirlo pues fui yo quien tomó una serie de decisiones que me llevan a estar donde estoy, pero acostumbrada como estoy a la escuela en entorno rural, un colegio en el área metropolitana en crecimiento de una capital impone un tanto. Sobre eso, dentro de un mes volvemos a hablar, de momento no he hecho más que empezar y mi duda ahora es cuando conoceré a tod@s mis compañer@s sin dudar si pertenece o no al colegio y cuál era su nombre. Porque no tiene nada que ver el colegio en el que empecé con el que estoy ahora; de aquell@s siete maestr@s de mi primer colegio a los cuarenta y uno que he contado hoy en la hoja de firmas...ha llovido, nevado y tormenteado un rato.
1º y 2º de ESO Cogollos de Guadix, curso 97/98
Aquello ocurrió ahora hace dieciséis años, mi primer colegio, perdido en la comarca del Marquesado del Zenete, al Norte de la provincia de Granada Afortunadamente (¿sí o no? sí), no he recorrido demasiada geografía). Pero creedme si os digo que parece que fue ayer, mi encuentro por primera vez con el grupo de 12 alumnos y alumnas de 1º y 2º de ESO. Puede que mezcle nombres y/o momentos, pero los recuerdo a ellos, y también a los que eran mis compañeros, porque de todas las personas con las que te vas cruzando en el camino aprendes algo. Después han ido pasando otros muchos y en distintos lugares, pero a todos los llevo dentro aunque el sentimiento sé que en ocasiones no es recíproco (siempre he intentado hacer y sacar lo mejor de cada uno de ellos y ellas pero si estos o su entorno no lo han sabido o querido ver así, ese ya no es mi problema, mi conciencia está tranquila en ese sentido).
Alumnas de 3º de Primaria Cogollos de Guadix
Con algunos de ellos mantengo cierto contacto, por una parte la magia del Facebook permite no sólo los reencuentros sino que me ha brindado la oportunidad de poder verlos crecer, casarse (Sandra, Antonio José), tener hijos (Fabiola), compartir sus momentos de fiesta (Vanessa, Lidia), sus momentos de trabajo (Ana Belén) ver como a algunos de los chicos comienzan a salirle entradas (David, Miguel), salen al extranjero a vivir nuevas experiencias (Requena)...los niños nos van haciendo mayores aunque yo no me considere aún como tal, pero es que el tiempo pasa (recuerdo cuando mis compañeros del CPR Sierra Blanca en Lugros me buscaban en el patio y no me encontraban porque me confundían con la chiquillería, ¡jeje!, ahora tengo una compañera a la que cada vez que la veo no puedo evitar llamarla "la niña"). Y cuando da la casualidad de que coincido con alguno o alguna de ellas y me cuentan lo que hacen y como les ha ido, no puedo más que sentirme feliz por ellos, como cuando el otro día Juanje y Ainhoa me contaban que tal les iba en los estudios. De todos los niños y de todos los cursos que he impartido me he llevado algo, pero si tengo que recordar con cariño a algunos de ellos es a los grupos de 3º de Primaria a 2º de ESO del inexistente ya CEIP "San Agustín" de Cogollos de Guadix por el hecho de ser los primeros (aprender mucho inglés no sé si aprenderían, pero nos lo pasamos muy bien y me sentí muy arropada por las familias) y al 1º de Primaria del año en que llegué al cole que dejo atrás, porque procedente de la ESO, me encontré con el reto de enseñar a leer y escribir a un grupo de 18 niños y niñas...¡y lo logré! (por eso digo que ahora se me plantea otro reto y me voy a esforzar por lograrlo). Pero no me voy a olvidar de mis niñas de Polícar, responsables, trabajadores y cómplices del comienzo de mi noviazgo con el que es el padre de mis hij@s...de mis niños de Lugros, que como éramos tan poquitos en la clase, cuando fallaba la calefacción montábamos en un momento una mesa camilla con un radiador debajo para entrar en calor y dar las clases como si fueran particulares...del 6ºque tuve el año que me casé, del inglés a Infantil y Primer Ciclo...no me puedo olvidar de nadie.
Partamos de la idea de que la educación sale de las casas y de las familias, que en los colegios aportamos a los niños enseñanzas y contenidos (algo que ciertos padres y/madres aún no acaban de entender) pero también en cierta manera estos contenidos se relacionan con inculcar valores en el alumnado ( aparte de las celebraciones de los días especiales y de los programas de salud y medioambientales que promueve la Junta de Andalucía), y como decía anteriormente, nuestra meta no es meramente terminar el curso sino que los niños con los que trabajamos, que son nuestra materia prima en cierto modo, sean unos adultos que podrán dedicarse a lo que cada uno y una quiera, pero que sean capaces de salir adelante con los contenidos que les enseñamos (A mí me viene a la cabeza la maestra que tuve durante cuatro cursos seguidos, la señorita Trini, jubilada ya a día de hoy, y la que me enseñó a multiplicar, dividir, las primeras nociones gramáticales - yo es que soy un poco friki del análisis morfosintáctico, es que soy de Letras - y la geografía de España, que hoy en día y no entiendo por qué, no hay manera de que los niños y niñas la aprendan correctamente...pero ese es otro tema, claro) y sobre todo que sean buenas personas y que, en la medida de lo posible, recuerden con cariño a los que estuvimos a su lado en estos años tan importantes de la vida del ser humano.
Por hoy no os entretengo más, que ya tengo que compatibilizar de nuevo a la seño y a la mamá y traigo trabajo para casa (preparar las evaluaciones iniciales). Espero que os haya gustado esta entrada y también la musiquilla del comienzo de la misma, para animarnos en estos días de Septiembre en los que ya empieza a refrescar.
Recreo en el CPR "Sierra Blanca", Polícar, año 1999