Un martes previo a las vacaciones de Semana Santa mi hijo menor despertó con mucha comezón y con ronchitas en la nuca y atrás de sus oídos, mi primer pensamiento fue "tiene varicela", me alisté y lo llevé al pediatra, es un doctor con mucha demanda por lo que ya había niños esperando para entrar, le comenté a la recepcionista que tal vez mi hijo tenía varicela, que mejor no entraba para evitar contagio. Las miradas nos acosaron por unos minutos. Llegaron algunas enfermeras lo revisaron, le revisaron el cuero cabelludo y me dijeron que no parecía varicela, pero que en un rato lo revisaba el doctor, el cual después de una minuciosa revisión descartó también dicho virus, y me dijo que tal vez una alergia que pronto desaparecería, me recetaron una crema y nos fuimos. Las ronchas efectivamente fueron desapareciendo pero la comezón iba aumentando, mi esposo me dijo que tal vez eran piojos? ¿piojos? ¡?Cómo crees?! pensé. El viernes en la tarde nos alistábamos para ir a unas pláticas e iba dejar a mis hijos con mis papás, pero ya dudaba lo que mi esposo me dijo, aunque revisaba su cabeza, no notaba nada, algunos puntos blancos que pensé que era solo caspa. Solo eso. Después de su baño empecé a revisar y a peinarlos buscando algo mas y sí, empezaron a quedar en el peine algunos animalitos negros: ¡piojos! Justo para salir, me entero que tienen piojos, le hablé a mi amiga que se iban a ver nuestros hijos y a mi mamá para que tomara sus precauciones. En la noche llegamos revisamos cabezas de toda la familia y mis dos hijos y yo teníamos piojos, mi hija y mi esposo no. No me dio gusto conocer a los famosos piojos. No sé si en todo el mundo sean tan famosos, cuando era niña no había "plagas" en las escuelas como ahora. Desde que mi hija cursaba kínder frecuentemente el colegio nos enviaban avisos de precaución por contagio de piojos, hacían revisiones y suspendían a los niños con piojitos por unos días.
Este año hicieron escala en nuestras cabezas estos pequeños insectos. Invitación que recibíamos esa semana, les decía que teníamos piojos y estábamos en tratamiento "piojoso" que mejor nos veíamos después para no seguir "paseándolos" de cabeza en cabeza? Persona que le dije que teníamos piojos nos contaban su historia de cuando ellos tuvieron, alguno de ellos los veo con mucha frecuencia y pensé ? ¡¿Por qué no me avisaron?!-
Fue la oportunidad perfecta para que mi esposo les cortará el cabello a mis hijos "tipo militar", ahora tuve que ceder. En la farmacia me recetaron un champú, una amiga me dijo que champú con criolina (pero investigué que acaba con los piojos pero es muy tóxica), otros te recomendaban repelentes y la señora que le ayuda a mi mamá me dijo que vinagre, y creo que fue la mejor opción.
Todo esto me hizo pensar y recordar cuantas veces nos contagiamos de algo por inconciencia de alguien, aún con la "consciencia de" nos podemos contagiar, pero es triste que después de que pasaste dos semanas en cama por influenza después te enteres de que "fulano" estaba en la fiesta cuando su familia tenía influenza y contagio a media fiesta. Esto creo que aplica en muchas cosas, un virus, una plaga, comportamientos, negligencias en pocas palabras falta de respeto y conciencia hacia los otros. Tal vez sea más fuerte jugar un "papel de madre o familia perfecta" a decir no voy porque tengo "X" virus, plaga o cualquier situación relevante que afecte a otros, en cambio optamos por un: -Bueno ya no se le nota, ni quien se vaya a dar cuenta ¡¿?!- En fin, creo que cuando vemos a cualquier mamá o somos mamás creemos que es igual a: "perfecta y santa" y cada vez que nos "equivocamos" o suceden cosas que sabemos que NO son aplaudidas, por decirlo así, optamos por ocultarlo, - le pasa a "perengana" a mí ¡n-u-n-c-a! - La realidad es que somos mujeres, humanas, virtuosas y con muchas debilidades, pero nos haría mejor relajarnos y saber que vivir nuestra maternidad implica también el error, los virus, las plagas... el caernos y levantarnos. Nuestra misma maternidad nos debe hacer empáticas y conscientes a las demás familias y mujeres? Maquillar nuestra familia y a nosotras mismas, nos hará prejuciosas y competitivas, añadimos gratis más estrés a nuestra vida. Reír, llorar, aceptarnos vulnerables, permitirnos ser más conscientes, más humanas creo que nos haría mejores, más felices... aún con piojos.