La velocidad a la que el niño desarrolla su capacidad motora depende de su maduración. No se puede mover sin ayuda en posición vertical hasta haber desarrollado suficiente fuerza muscular, reflejos antigravitatorios y mecanismos de equilibrio mínimamente eficaces. Por ello durante meses practican y entrenan con mucho empeño, hasta que se sienten seguros para comenzar sus primeras andanzas.
Logran rodar sobre si mismos y colocar sus brazos bajo el pecho para poder apoyarse, posteriormente se sientan y comienzan a conocer el equilibrio. Su cuerpo se balancea de un lado a otro para establecer una ubicación en el espacio, donde empiezan a verse sus reacciones de equilibrio y defensa apoyando sus pequeñas manos en el suelo. Trabajan duro para ganar fuerza en sus brazos y piernas, colgándose, saltando sobre si mismos, ayudándose de superficies o bien de mamá y papá.
Para llegar a caminar requerimos de muchos factores. Deben acomodarse las mejores condiciones para poder dar esos primeros pasos que a todos nos emocionan. La visión y la coordinación visomotora comprenden un área muy importante ya que ayudan al pequeño a controlar la ejecución del movimiento.
Cuando los peques están listos empiezan a sujetarse de los muebles y a caminar apoyados en ellos, el equilibrio se hace notar y su base de sustentación es amplia para tener un buen apoyo y no caerse ( separarán las piernas y mostrarán una ligera inclinación de la pelvis, el tronco se dirigirá hacia delante y los brazos estarán fijos con una ligera flexión de codos a la altura de la cadera, por el momento no presentan braceo. Irán tambaleándose torpe y lentamente). Las rodillas tienden a estar ligeramente flexionadas y en base a esto su seguridad procede a desarrollarse. La utilización de un apoyo es esencial para los primeros pasos. Es importante alentar a los nuevos andantes para que no teman, poco a poco se sentirán más seguros para ir solos.
Los niños caminan en el momento más imprevisible.
Tropezará y se caerá repetidas veces, es un aprendizaje y todo aprendizaje conlleva su preparación. Sostenerse sobre dos puntos no es una tarea fácil. Como padres debemos apoyar este proceso y hacer que el niño se sienta día con día más seguro. Son grandes momentos que quedarán en tu memoria y serán difíciles de olvidar. Dale y respeta sus tiempos, no lo fuerces. Poco a poco verás como toma seguridad en su caminar. La miel de abeja es una gran aliada para los golpes o chichones, alivia y desinflama de manera natural.
¡¡Disfruta esta etapa!!
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Imágenes: Weheartit