La costra láctea del bebé es muy común entre los recién nacidos, y seguramente vuestros hijos la hayan tenido. Se caracteriza por ser como unas escamas amarillentas adheridas en el cuero cabelludo, y pueden aparecer también de color blanquecino e incluso de color gris.
Hay niños que en vez de tener la costra lactea en el cuero cabelludo, les puede aparecer en los pliegues de la piel, en las cejas, el entrecejo, en las orejas o incluso en la zona que rodea la boca. Esta no es una ciencia exacta y cada niño es un mundo. Pero es muy común que aparezca en las primera semanas de vida y remita antes de los 3 años de edad.
La costra láctea no tiene nada que ver con la lactancia ni con la alimentación del bebé, sino que es un proceso inflamatorio de la piel, un tipo de dermatitis que aparece en las zonas donde hay un gran número de glándulas sebáceas. Hay que tener cuidado en aplicar productos inadecuados. La costra láctea suele remitir sin necesidad de tratamiento, pero lo que sí se puede hacer es mejorar el aspecto del bebé aplicando aceite o vaselina en las zonas afectadas y con suaves masajes con los dedos.
Fuente: guiainfantil.com
Imagen: federicocristina / Flickr
¿Vuestros hijos han tenido costra láctea?