Qué puedo hacer para cuidar mi suelo pélvico

No he prestado la debida atención al cuidar mi suelo pélvico hasta que no he tenido problemas, y te digo de entrada que ha sido mi mayor error. Tras tres embarazos y tres partos, mi suelo pélvico es sin duda la parte de mi cuerpo que más ha sufrido con todo este proceso. Todavía en vías de recuperación, a pesar de que ha pasado ya más de tres años desde mi último parto, sigo dedicándole atención y cuidado porque he aprendido lo importante que es y lo mucho que influye en mi salud, y en mi vida. Durante el embarazo es normal que la matrona, ginecólogo, te indiquen hacer los clásicos ejercicios de Kegel para ayudar a fortalecer la musculatura del suelo pélvico. Pero normalmente las recomendaciones se quedan en eso, sin ir más allá, y el suelo pélvico es tan silencioso que a veces, hasta que no nos paramos a escuchar nuestro cuerpo, no nos damos cuenta de que está ya en un estado delicado. Influye muchísimo que las mujeres a lo largo de la vida hemos normalizado cosas que no lo son: ese chorrito de pipí que se escapa al realizar pequeños esfuerzos, la sensación de pesadez en los bajos, la “necesidad” de utilizar compresas para los escapes, la vergüenza de hablar del tema y “sufrirlo en silencio, como las hemorroides. Afortunadamente estamos en la era de la hiper información y por fin hablamos del suelo pélvico, ese gran desconocido y olvidado, cuyo mal estado puede condicionar muy negativamente la vida de la mujer y que debemos cuidar como un preciado tesoro. Yo he sufrido mucho con mi suelo pélvico. No está bien ni recuperado, para ello necesito una cirugía porque mi rectocele no tiene otra solución, pero he aprendido a convivir con él y, mientras espero la operación que pueda ponerlo todo en su sitio, he logrado adquirir unos hábitos de salud y cuidado que me han ayudado a recuperar el tono de mi suelo pélvico y aliviar en la medida de lo posible todas las molestias que el prolapso me provoca. Qué hago yo para cuidar mi suelo pélvico En mi día a día procuro seguir unos hábitos y cuidados que supongan el menor impacto para mi suelo pélvico y ayuden a que se mantenga en el mejor estado posible, teniendo en cuenta que sufro un rectocele importante que me afecta notablemente. Son hábitos sencillos que una vez que los involucras en tus rutinas no cuestan ningún trabajo llevar a cabo. Tener cuidado al cargar peso. Cargar peso en mi caso ( y en de la mayoría) es inevitable, con niños pequeños y realizando las tareas normales de una casa. Trato simplemente de no hacerme la fuerte, no realizar esfuerzos innecesarios, pedir ayuda siempre que puedo si tengo que cargar un peso importante y si tengo que cargar peso, hacerlo de la manera que menos impacto suponga a mi cuerpo. ¡No voy a la compra sin mi carro de la compra!. Evitar estar de pie durante tiempo prolongado. Cuando hay un suelo pélvico débil o un posible prolapso, la gravedad no es amiga. Estar mucho tiempo de pie puede favorecer que, ante un suelo pélvico sin tono, los órganos de la cavidad pélvica desciendan, favoreciendo algún tipo de prolapso. Intento sentarme siempre que puedo cuando veo que voy a pasar largo tiempo de pie, incluso en mi día a día haciendo las tareas caseras hago paradas para sentarme y dejar descansar mi suelo pélvico. Lo sufro especialmente el tiempo que paso cocinando, en el que noto esa desagradable sensación de peso sobre el periné que me avisa que llevo demasiado tiempo de pie para la resistencia de mi suelo pélvico. Cuidar la alimentación y los hábitos de salud. Para mi, seguir una alimentación sana y equilibrada ha sido fundamental. Comer sano, con unos horarios más o menos estables, perder el poco peso de más que tenía tras el embarazo y la lactancia y regular mis horarios biológicos ha sido crucial. Una de las cosas que más ha afectado a mi rectocele ha sido el estreñimiento y para evitarlo lo mejor es simplemente comer sano y ser consciente de que ir al baño como un reloj es una gran ayuda. Como comenté en alguna ocasión, en el momento de ir al baño me ha ayudado mucho mantener las piernas elevadas apoyando los pies sobre una altura de unos 10 cm, de esa manera mi pelvis no está presionada por la postura propia que se adopta en el wc y puedo no realizo esfuerzo apenas. Ejercicio físico: hay que tener mucho cuidado con el ejercicio físico de impacto. Todo aquel que suponga saltar, correr, o que suponga una presión excesiva sobre el suelo pélvico – hiperpresivo que se llama- como las clásicas abdominales o las sentadillas. Yo hago poco ejercicio en este aspecto, lo reconozco, pero siempre me ha encantado el aeróbic y ese tipo de ejercicio activo con movimientos intensos, saltos y música, y dado el estado de mi suelo pélvico evito realizarlos. Realizar ejercicios hipopresivos para fortalecer el suelo pélvico. Si bien el ejercicio de impacto puede ser muy perjudicial para el suelo pélvico, los ejercicios hipopresivos pueden ser la gran baza en la recuperación del suelo pélvico. Mi consejo es siempre comenzar a realizarlos con ayuda profesional porque, como ejercicio que es, me parece importantísimo que alguien experta en el tema sepa enseñarte y guiarte para realizarlos correctamente. Una vez aprendes los ejercicios y dinámicas es muy fácil realizarlos por tu cuenta. Yo los he incluído en mi rutina diaria y no solo noto mucho el bien que me han hecho, sino que noto cuando, por cualquier motivo cambia mi rutina y no los hago. Utilizar bolas chinas para trabajar el suelo pélvico. Las bolas chinas se entienden como un mejor juguete sexual cuando su funcionalidad es más amplia y útil para la salud de la mujer. Ayudan a fortalecer el suelo pélvico sin que tengas que hacer […]

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