Cuando llegué al aula, la primera persona a la que miré fuiste tú Raúl y tu sonrisa y tu mirada me invadieron por completo. La paz vino a mi, y mis nervios se esfumaron, tienes ese don, sabes como calmar a las personas con solo mirarlas y sonreír. No dejes de hacerlo NUNCA, porque lo haces verdaderamente genial.
Eres una persona maravillosa, con ganas de vivir y luchadora. Solo te pido que seas fuerte y que vivas feliz, y disfrutes de cada sonrisa de tus padres y tu hermano, de cada beso de tus seres queridos y amigos. Esos besos y sonrisas son la esencia de la vida, créeme cuando te digo que una sonrisa te llena el alma, tu llenaste la mía.
Creo que cuando escribo líneas así no solo me siento reflejadas yo en ellas, sino que todas las personas que te rodean (que no son pocas) también lo hacen.
Te doy las gracias una y mil veces por haberme hecho sentir la persona mas afortunada del mundo al conocerte. Cuando te conocí, sentí por primera vez que mi lugar en el mundo era ” trabajar” con personas como tú. Personas llenas de luz y de magia, que hacen que el mundo en el que vivimos sea menos negro.
Tu Raúl, hiciste cambiar mi perspectiva de vida, estuve a punto de no seguir mi aprendizaje, estuve a punto de tirar la toalla, nadie me ha dado la confianza que tú me diste para saber que yo era válida para lo que estudié. Contigo tuve la oportunidad de desarrollarme como persona que para mi es lo más importante, antes que lo profesional. Un profesional sin ser persona no es un buen profesional, y tu me has hecho ser una buena profesional porque contigo creció mi persona.
Por todo lo que me has enseñado y aún me sigues enseñando te doy las GRACIAS.
Sigue luchando pequeño mío, porque tú y sólo tú sabes tu lucha interna. Si de mí dependiera te daría lo que necesitaras, espero que lo sepas de sobra, eres para mi más importarte de lo que jamás pueda imaginar muchas personas.
Siempre te escribiré Raúl, tu has marcado mi vida y te estaré eternamente agradecida.
SE FUERTE, LUCHA.
TE QUIERE, MARTA.