Estoy segura que no es el mejor, ni el más aprovechado, ni el más práctico. Pero ha sido mi viaje, para mi de ensueño, y lo mismo os puede orientar si tenéis planeado ir próximamente.
Edades: Hemos viajado Mi Otro Yo & Family (niña y niño de 10 y 8 años) y Sin Zapatillas Family (niña 7 años). Creo que las edades fueron las más idóneas y más al viajar en agosto, que desde luego no es lo ideal pero eran las vacaciones que tocaban este año. Más pequeños es probable que no se acuerden el día de mañana, y más mayores muchas atracciones se queden cortas, aunque hay algunas para esas edades.
Tiempo: A la hora de planear el viaje pensamos si cuatro días eran suficientes. Y eso es como todo: un día es suficiente y un mes también. Depende de la caña que le quieras dar y la profundidad que quieras dar a la visita. Así que llegamos un martes a la hora de comer y nos marchamos un viernes a la hora de comer. Con eso fue más que suficiente y, sobre todo, evitamos el fin de semana que hubiera sido mortal de necesidad por los miles de millones de personas que puede haber por allí esos días. Pero, ¡recuerda! fuimos en agosto. En cualquier época del año seguro que con tres días es más que suficiente.
Alojamiento: En cuanto al alojamiento, dimos muchas vueltas si hoteles Disney o no. De haber sido millonarios (que sabéis que no es el caso pero estamos en ello) no lo hubiera dudado y nos hubiésemos hospedado en el maravilloso Disney Hotel a la entrada del parque. Pero el presupuesto no cuadraba. Para tomar una decisión nos dejamos guiar por un amigo malacés o francegueño (vamos, de Málaga criado en Francia) que sin duda nos aconsejó el hotel Elisee Val de Europe, situado a 10 minutos (en coche) del parque y con transporte gratuito de puerta a puerta y con un centro comercial cruzando la calle que nos salvó de alguna comida, y con restaurantes a la vuelta que nos salvaron las cenas.
Un hotel funcional, muy limpio, sin grandes pretensiones pero estupendo y bastante más barato que los Disney. Lo único malo es que no puedes entrar en el parque hasta las 10 de la mañana y no a las 8 como ofrecen a los huéspedes de los hoteles Disney. Pero, la verdad, no se si es una ventaja porque yo dos horas más en el parque y hubiera palmado. Al igual que ocurre con el resto de los hoteles, existen lanzeras que comunican la zona con el parque. Son gratuitos, salen cada hora pero, ¡ojo! de 12 a 15 horas no prestan servicio. En tal caso existe el metro que por 1,90 € cada uno hacen el mismo recorrido.
Itinerario: el parque en si se divide en tres partes:
Disneyland Village: está fuera del parque en sí y es el paraíso de las compras y la comida basura. Para nosotros fue una zona de paso y una salvación para los caprichos de última hora.
Disney Studios: es un parque más pequeño que se creó años más tarde. Gira en torno a las pelis de Disney y, quizá, sea la zona más divertida de los niños más mayores, aunque no tan mágica como el otro parque, excepto la zona de Ratatoullie que es sencillamente maravillosa. Nosotros le dedicamos un día a verlo, y no completo, y nos sirvió. Aunque no es tan bonito, he de reconocer que tanto a Mi Otro Yo como a mi se nos saltaron las lágrimas al entrar (aunque tampoco es reseñable porque ambas somos facilonas en ese sentido).
Parque Disneyland: Es el parque en si y a la vez está dividido en cinco zonas diferenciadas: Discoveryland (de visita más que obligada para los amantes de StarWars) Fantasyland (para los más peques de la casa, pero para mi la zona más bonita), Adventureland (para los más osados) Frontierland (también para los más mayores) y MainStreet que viene a ser la calle principal por donde pasa todo: cabalgata, espectáculo nocturno, donde posan la mayoría de los personajes y donde están casi todas las tiendas genéricas del recinto, porque luego en cada zona hay establecimiento temáticos.
Comida: Comer en Disney es o muy caro o malo. Nosotros comimos en Buzz Lightyears Pizza Planet Restaurant (en Discoveryland). Es un buffet libre de pasta, pizza y ensaladas y si no recuerdo mal salimos como a unos 25 € por persona. Es verdad que te puedes poner hasta arriba, pero no es la intención. Otro día comimos en una hamburguesería enorme a la entrada de los Disney Studios y, lo mismo, un tipo Burger King a precio de Hamburguesa Nostra. Así que si os podéis llevar unos bocatas metidos discretamente en la mochila, eso es que ahorráis.
Fast Past: Para ahorra algo de tiempo, puedes hacerte de manera gratuita con el fast past. No es otra cosa que ir a coger vez (como en la pescadería de Mercadona) en aquellas atracciones que lo tienen. Solo tienes que con tu entrada pasarla por un escaner y te darán un ticket en que se se señala la franja horaria en la que, aproximadamente, puedes entrar si esperar colas. Lo malo es que no puede coger varios fast past a la vez. Pero te aseguro que se ahorra tiempo.
Lo que recomiendo no perderse: Por nada del mundo, el desfile. Creo que ni en la cabalgata de Reyes he disfrutado tanto. Estuvimos una hora antes esperando para tener un buen sitio (reitero que fuimos en agosto) pero mereció la pena de principio a fin. La que no merece mucho (o nada) la pena es la que hay de Frozen, Nosotros nos la encontramos de frente casi sin buscarla y, menos mal, porque, sinceramente es un poquito tomadura de pelo: una carroza con Elsa saludando y fin. Además, luego vuelve a salir en el desfile general, así que si te la pierdes, tampoco pasa nada.
Otra de las cosas, es el espectáculo de la noche. Es complicado que los niños aguanten hasta tan tarde (10 de la noche) y después de un día intenso. Pero de verdad que merece mucho la pena aguantar.
Si te gusta StarWars merece mucho la pena que tu peque acceda el entrenamiento Jedi, que le permitirá luchar con el mismísimo Darth Vader. Si que es verdad que te hace perder tiempo porque primero tienes que ir a por el turno (a primera hora de la mañana) y luego regresar al punto del espectáculo para acceder a él a la hora que te indiquen. Pero luego ver su cara es un espectáculo en si.
Dentro de los Disney Studios, la atracción de Ratatuille. No te cuento nada, que te la destripo. Pero es alucinante. Es posible, que si vas con niños de menos de 4 años, les pueda dar un poco de miedo.Y si vas con peques, no dejes de visitar las atracciones de los cuentos, en Fantasyland.
Lobo con piel de cordero: Por lo general, en las atracciones no hay límite de edad, ni por arriba ni por abajo. Y puedes llevarte algún susto. Y sino, que se lo cuenten al Santo que ha recuperado el habla hace tan solo unos días después de que en agosto se subiera a la atracción de Buscando a Nemo, ¡menuda montaña rusa! Pero como está cubierta no sabes cómo es.
Y de momento no puedo contar más porque la añoranza y las ganas de volver me lo impiden. Sin duda, para mi, uno de los viajes más maravillosos que he hecho. Nada como volver a ser niño por unos días.
¡¡¡FELIZ LUNES!!