En general, la triste separación o el desafortunado divorcio de los padres, suele ser una experiencia dolorosa para los hijos. Pero lo cierto, es que, en ocasiones, cuando la situación ha llegado al punto en que la pareja no se soporta, puede ser la mejor elección. Continuar con discusiones diarias y muestras de falta de cariño constantes, podría complicar más aún la situación, tanto para los padres como para los hijos. Está claro que la separación nunca es algo bueno, pero muchas veces, dependiendo de cómo se desarrolle, podemos evitar mucho sufrimiento a los más pequeños.
Ante todo, hay que evitar meter a los niños en el conflicto. Los niños nunca deben de ser la excusa perfecta para perjudicar al contrario. Lo más importante es que tanto el padre, como la madre, sepan diferenciar su papel de padres de su papel de pareja. Lo ideal es que informemos a los niños de la situación, de acuerdo con su edad, obviamente, que se les observe y se les de un tiempo para asimilar los nuevos cambios que la decisión de sus padres le va a traer, y, sobre todo, hay que intentar no hablar mal a los hijos del contrario.
Debemos hacer entender a los niños que nuestra relación respecto a ellos no va a cambiar, vamos a quererles de la misma manera. Pero hay que tener cuidado en no caer en un exceso de buena voluntad. A veces, una especie de 'sentimiento de culpa' hace que los padres concedan a sus hijos todos sus caprichos y esto, en lugar de favorecerles les hace tener una gran confusión en los derechos y exigencias que pueden tener hacia sus padres. Os dejo el siguiente vídeo, de la psicóloga Amor Hernández, en el que podréis ver algunas claves sobre qué hacer respecto a vuestros hijos, en caso de separación de los padres. Es muy interesante, ¡no os lo perdáis!
Fuente: psicodiagnosis.com
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