Y todo el día así, incesantemente, taladrándome la cabeza…. Tanto estudiar sobre psicología evolutiva, la “pulsión epistemofílica” y ahora tengo a dos pequeñajos avasallándome a preguntas !!!!
Y es que este impulso epistemofílico aparece tempranamente en el desarrollo, y está íntimamente relacionado con las experiencias primitivas de carácter emocional, por decirlo de manera sintética y no explayarnos sobre este tema que no es hoy el quid de la cuestión.
Qué mueve a los niños a preguntar
Entre los 3 y los 5 años, el lenguaje infantil experimenta un gran desarrollo y con ello la fase de las preguntas.
Los niños van explorando el mundo y lo que los mueve a demandar una y otra vez tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales:
1.Conocimiento: Van creciendo y queriendo comerse el mundo. Están ávidos de información, de conocimiento. Son esponjas que van absorbiendo día a día infinidad de datos e información que les ayuda a entender un mundo que va abriéndose ante ellos día a día.
2.Comunicación: necesitan comunicarse con nosotros y poner en práctica lo aprendido e interacturar . Sus dudas o inquietudes las evacúa a través de esta nueva herramienta.
3.Tiempo: lo que nos piden nuestros niños es compartir ese bien preciado y tan escaso. Quieren que les dediquemos tiempo y los “Por qué” cumplen ese efecto proyectando el tiempo en una espiral sin fin.
4.Juego: las preguntas sinfín son parte también de un juego en el que los niños nos hacen participar de un momento lúdico y creativo.
Cómo romper el circulo vicioso del por qué
Es una fase normal y esperable, pero que puede crisparnos los nervios cuando la espiral parece no tener fin.
Las preguntas de los niños pueden a veces resultarnos absurdas o extrañas pero tenemos que tener en cuenta que esa es su aproximación al mundo. Es importante tratarlos desde el respecto sin reírnos o ridiculizarlos, por más disparatadas que sean sus preguntas, ya que puede inhibirles o hacerles sentir mal.
Para ello podemos apelar a nuestro yo creativo, intentando cortar el círculo con una respuesta distinta. Si ya vas por el décimo por qué, cambia tú el chip y respóndele con algo diferente; un trabalenguas, una canción o a veces una respuesta mágica, les llamará la atención y creará una respuesta no repetitiva.
Esto no solo les hace cortar con el circulo sinfín de preguntas sino que les ayuda a reflexionar, escuchar y procesar lo que les decimos.
En la medida de lo posible dediquémosle ese tiempo que nos reclaman, haciéndonos eco de sus inquietudes. Siempre que podamos, intentemos introducir palabras y conceptos nuevos con términos sencillos y adecuados a su edad. De esta manera ayudaremos a enriquecer su vocabulario y su capacidad de observación.
Os dejo algunos libros que podemos leer con nuestros peques en esta etapa tan especial de su aprendizaje.
El porqué de las cosas
El libro de los porqués
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