Pero, ¿realmente que sucede en estos primeros días de escuela?
El inicio de la escuela supone un cambio muy importante para los niños, ya que se dan multiples situaciones desconocidas para ellos hasta entonces: nuevos cuidadores, nuevos niños donde compartir intereses, necesidades, juegos…, nuevo entorno, nuevos hábitos y rutinas propios de la escuela y nuevo rol, el de alumno. Como se puede evidenciar, TODO es NUEVO para ellos, generándose sentimientos de inseguridad que se pueden manifestar de multiples maneras, siendo el llanto la más común. Pero también pueden darse otros comportamientos hasta que se da la completa adaptación, como el no control de esfínteres cuando ya se había conseguido, rabietas y más irritabilidad durante el día, problemas en el sueño, más despertares por la noche, no separase de los padres cuando están presentes, tristeza…
Por otro lado, supone también un cambio para las familias, al ser la primera vez que dejan a sus hijos en un entorno que tampoco ellos conocen. Y ello produce también los mismos sentimientos de inseguridad, pero que son vividas y exteriorizados de otra manera, como el surgimiento de dudas con respecto a la elección del centro educativo y/o pensamientos una vez el niño se ha quedado en la escuela del tipo: ¿estará bien?, ¿comerá?, ¿habrá llorado mucho?, ¿qué estará haciendo ahora?, ¿tendrá sed y no se darán cuenta?, ¿y si se cae?, ¿y si se pone malo?… Pero los adultos contamos la mayoría de las veces con mecanismos, recursos y herramientas, producto de nuestra experiencia, que nos ayudan a hacer frente a las nuevas situaciones de una manera más controlada y con menos intensidad.
Y por último, nos gustaría hablar de los educadores, ya que también realizan un periodo de adaptación cada año con los alumnos nuevos que les llegan. Cada niño y grupo es diferente, poseen sus características, sus gustos y preferencias… que deben de ir conociendo y adaptándose con el transcurso del tiempo. Siendo también una situación “nueva” para las educadoras/es del centro.
Se suele hablar de período de adaptación de los niños a la escuela. Sin embargo, consideramos que sería más aconsejable hablar de período de adaptación como un proceso donde niños, familia y educadores deben de adaptarse a la nueva situación. Y por ello, los consejos no solo van dirigidos hacia la familia para con los niños, sino que deberían de ir encaminados hacia los tres ejes implicados en la adaptación: niños, familia y escuela.
Consejos para una mejor adaptación en relación con los niños
Adaptar los hábitos y rutinas a los de la escuela.
Dejarle en el periodo de adaptación objetos de apego.
Permitir expresar su disgusto llorando. Evitar frases “no llores que no pasa nada”, “si lloras mamá se pone triste”… Mejor decirle mensajes positivos “te lo vas a pasar muy bien jugando con otros niños”.
Respetar su periodo de adaptación. Cada niño necesita su tiempo. La presión no favorece una adaptación más rápida.
Consejos para una mejor adaptación en relación con la familia
No mentir al niño: “mama va al baño”, “estaré detrás de la puerta”… Porque cuando no os vean… os buscarán por toda la escuela, sin saber que ha ocurrido, y proporcionándoles mas sentimiento de inseguridad.
No desaparecer. La despedida es importante, aunque aparezca el llanto. De esta manera saben que os habéis marchado y no os buscarán.
Actitud de seguridad y positiva. Si muestras inseguridad, tristeza, miedo… tu hijo/a estará más inseguro.
No alargar la despedida.
Es conveniente que en el periodo de adaptación sean los padres quien dejen y recojan a los niños.
En función de la edad del niño, explicarle que va a suceder cronológicamente, pero en términos que lo pueda entender: “todas las mañanas vas a ir al cole, a jugar, después saldrás al patio, luego comerás, después de comer dormirás un poco la siesta y después mamá te recogerá”.
Consejos para una mejor adaptación en relación a la escuela
Respetar las necesidades del niño en el periodo de adaptación (ej: si tiene sueño permitirle descansar aunque sea en horario que no es el usual).
Atender sus necesidades siempre que lo necesiten, ello favorece la creación del vínculo afectivo entre el niño y la educadora.
Permitir hacer los periodos de adaptación junto con los padres para que conozcan previamente el entorno y los profesores. Posteriormente comenzar la adaptación sin la presencia de los padres de manera progresiva hasta que se de la completa adaptación. No es aconsejable comenzar desde el primer día solos sin la presencia de los padres junto con un horario completo.
Control de las situaciones dentro del aula. Estar tranquilos pero atendiendo la necesidad de afecto.
Responder las dudas de los padres. Ello generará mayor seguridad en los padres y por ende será transmitido a los niños.
Si quereis más información, no dudéis en escribirnos en psicologos.sandb@gmail.com
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