Y es que los niños y niñas sufren la adaptación a la nueva rutina y a los cambios en horarios y disciplina. Es normal en ellos aparezcan nervios, que anticipen miedos. Ocurre, sobre todo, cuando es un colegio nuevo o les toca un cambio de profesor.
Síntomas
Algunas pistas nos pueden indicar que nuestro hijo o hija sufre este trastorno. A simple vista, su nerviosismo o dificultad para “pillar el sueño“, puede ser una señal. También es notoria la apatía y su forma de encerrarse en si mismo. Las lagrimas son frecuentes, así como la falta de concentración y su facilidad para “quedarse pillado” con el vuelo de una mosca.
Los padres debemos estar atentos a nuestros hijos para así poder identificar lo que les sucede. Por ejemplo, estos días previos a la vuelta al cole podemos retomar los deberes y hacer lecturas de forma divertida y agradable. Y sobre todo hablar con ellos y explicarles que la vuelta al colegio no es un castigo ni algo negativo.
¿Y los papás y mamás?
Este último consejo también nos lo podemos aplicar los padres y madres, pues muchas veces nosotros tenemos más ansiedad y preocupaciones que los niños. No les transmitamos nuestras preocupaciones, pues puede ser peor “el remedio que la enfermedad”.
.