Una pequeña tontería para unos pocos puede ser un gran problema para otros y si esto lo llevas a los niños ¿imagínate?
Hace un par de semanas me encontraba hablando con mi queridísima Reich de Mamá Oso Panda no me acuerdo ya de que cosa, pero recuerdo que salio a colación una anécdota de mi niñez que me dejó bastante "traumada" y que contaba como manía en este post. Ahhh claro, hablábamos de esto, le pedía que me ayudara a encontrar alguna otra manía (por eso de que ella me conoce bien)
Lo cierto es que aprobamos juntas que lo de no poder dormir, de ninguna manera con las puertas de los armarios abiertos sí computaba como manía.
Lo que te quiero contar es como "una pequeña tontería" cambió una parte de mi forma de ser y de cómo las palabras de un adulto pueden hacer mella en un niño, tanto para bien como para muy mal.
Cuando yo era pequeña solía ser un poco desordenada y desde siempre tengo la mala costumbre (o buena según se mire) de dejar las puertas de TODO abiertas, pues bien, hace mucho, mucho tiempo debió ocurrir, en algún momento, en algún lugar, junto a algunas personas (os prometo que no lo recuerdo) yo seguramente dejé una puerta de un armario sin cerrar y tengo en mi mente solo el recuerdo de una voz que me dijo la siguiente frase "si no cierras las puertas de los armarios antes de dormir una persona querida muere" GRAVE ERROR GILIPOLLAS (perdón, acaba de hablar el rencor) os prometo que se me quedó grabado a fuego, pero solo se grabó la frase, no sé dónde fue, ni quien, ni tan siquiera sé el porqué, solo recuerdo la frase dicha por una voz de mujer (que no era mi madre) desde ese día nunca más en mi vida pude dormir con un armario sin cerrar. Vale, la cosa no fue tan grave, solo modificó un poquito mi conducta, tal vez la consecuencia más grave que vengo acarreando desde aquella es revisar los armarios antes de dormir y el hecho de tener que levantarme a veces
¿Con todo esto que quiero yo dar a entender? Pues nada más que hacer ver la importancia de tus palabras a la hora criar a tus hijos. ¡La fuerza de la palabra! Le llaman y no es tontería.
Todas y cada una de las palabras que le decimos a nuestros hijos causan un movimiento dentro, en muchos casos son pequeños pero en muchos otros son verdaderos torbellinos en su interior y posteriormente serán responsables de sus conductas.
Las frases creadas desde el positivismo, desde el apoyo, el impulso y la motivación lograrán grandes cosas pero ten por seguro que las negativas solo frustraran y atascaran y esas lamentablemente pesan más.
Tenía yo un pediatra en Venezuela (fue mi pediatra, de una de mis hermanas, de algunos de mis sobrinos y hasta de Rober) el doctor Gustavo Arcay Mendoza, que lamentablemente murió hace poco, con una personalidad un tanto "seca" pero una eminencia en pediatría (me salvo la vida en una oportunidad pero ya te lo contaré en otro post) y además especialista en hipnosis infantil para solucionar muchísimos problemas y siempre me recordaba esto ¡el poder de la palabra! me decía que cuando el niño duerme, esos primeros 15 minutos son ideales para, a través de frases cortas y siempre positivas, cambiar conductas, pero insistía en que nunca usáramos la palabra "No" puesto que el cerebro no la registra.
Por eso cada vez que tengo que hablar o reñir a mis hijos procuro recordar esto. Sobretodo ahora con los mellizos que hay que agudizar el arte porque cuando se unen para confabular en contra, revelarse, mostrarle al mundo su carácter y disputar entre ellos el poder (cuestión de hermanos sincronizados que comparten un lazo fraterno hermoso sí, pero también muy puñetero porque ellos están obligados por narices a compartirlo casi todo) es muy fácil soltar, después de un bocao que le acaba de pegar uno al otro un "que malo eres" ERROR le estás diciendo al niño ya, desde un principio, que es malo y no es verdad, el está aprendiendo, entre otras cosas como conseguir ese juguete, abrazo, beso o atención que tanto necesita. Ya sé que es difícil, vamos ¡dificilísimo! Nosotros también estamos aprendiendo a ser padres, yo misma he caído en ese error muchas veces, pero intento cada día corregirlo, siempre será mejor un "lo que estás haciendo es muy malo" piénsalo ¿no crees que es muy pequeño el cambio en la frase pero muy grande en el mensaje?
Ten cuidado con las palabras y las frases que uses con tus hijos porque esas mismas palabras te van a perseguir después a través de su personalidad.
¿Te ha pasado algo parecido alguna vez?
¿Recuerdas alguna frase que te marcara de pequeño para bien o para mal?
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