Los colegios vuelven, y con ellos los horarios, las rutinas, y esa señal de que el verano se termina y nos encaminamos hacia el invierno. Ahora parece que lo estoy pintando todo muy negro ¿verdad? Muchas veces no nos damos cuenta y así describimos esta época, en voz alta, frente a los niños.
¿Te acuerdas cómo era para ti la vuelta a clase cuando eras pequeño? No hablo de cuando estabas en BUP o secundaria, sino en primaria, los primeros años de colegio ¿te gustaba volver a clase? A mi, personalmente me encantaba lo de preparar los materiales, ir al corte inglés, los corticoles, estrenar cosas nuevas (todo menos el uniforme…eso sí) Y los días antes de empezar las clases, tenía ganas de saber qué habían hecho mis compañeros todo el verano.
No nos damos cuenta y de nosotros a veces depende en parte cómo los niños enfrentan la vuelta a clase. Si nos pasamos el día quejándonos que se acerca el otoño, que se ha acabado el verano, que ya hay que volver a clase a estudiar, que el tráfico, que esto y lo otro, pues…¿qué reciben ellos? Que volver al colegio, es un palo.
Aquí, según el año preparamos las cosas con mucho tiempo, o a última hora, va como va. Pero intento que se emocionen con el proceso, con preparar sus materiales, marcarlos, elegirlos, con dejarlo todo listo. Y aunque lo hagamos a última hora, intento que no sea la última semana, porque ahí si siento que les acorto las vacaciones.
Además, cuando ellas mencionan que no tienen ganas de volver porque no conocen a la profe o no saben cómo va a ser el nuevo curso, les recuerdo que eso mismo pensaban del curso anterior, y terminaron sin querer que las clases llegaran a su fin, porque lo habían pasado espectacularmente bien. Este año, si se lo proponen, puede ser igual o mejor.
Y los primeros días, intento que tengan actividades típicas del verano después de clase. Una ida al parque hasta tarde, una tarde en la piscina, salir a comer helado a última hora, para que no sientan tan brusco el cambio.
Lo mismo con los horarios. Aunque intento que se acuesten más temprano las últimas dos semanas, o de despertarlas un poco antes para que vayan cogiendo el ritmo, tampoco soy muy firme, intento que ellas mismas vayan cogiendo el ritmo. Aquí la mayoría de colegios empiezan a media semana, por lo que quizá los tres primeros días irán un poco más cansadas, pero al final, se pondrán en seguida al día con los horarios que les pida el cuerpo. El segundo día de clase, es un clásico que caigan rendidas muy temprano.
Poco a poco, progresivo, sin prisas. Para que sea entretenido.
Lo mismo en las mañana. Los primeros días estamos todos a media máquina y no es la idea llegar los últimos a clase, por lo que las despierto con más tiempo, para que desayunen tranquilas, e intento salir más temprano de lo que saldremos el resto del curso, para ir con calma, y que puedan esperar en la entrada a sus amigas, o lo que quieran. Sin prisa.
Otra cosa que nos gusta hacer, el primer día, es completar una hoja de inicio de curso. Quien es nuestra profesora? Cual es nuestra clase? En qué curso estamos? Qué ha sido lo mejor del día? Quien es nuestra mejor amiga? Qué quieren ser de mayores? Me gusta guardarlos en sus álbumes para que de mayores puedan verlos, y desde este año intentamos hacer otro similar al cerrar el curso.
¿Cómo preparas tu el inicio de clases?