Nosotros por "suerte" durante los primeros 4 años de maternidad nos hemos librado de ellas, pero ha llegado Eme una vez más para ponernos patas arriba todas nuestra "sabiduría y experiencia maternal" y darnos un guantazo en la cara. Y es que cuando te dicen que no se parecen en nada un hijo a otro, ni una crianza a otra, hasta que no te das de morros con la verdad, no quieres darles la razón.
Os pongo en antecedentes, Jota nació en 2013, y nosotros vivíamos por y para él, es decir que no había más niños, ni en nuestra casa ni en la de los abuelos y tíos, y aunque nunca hemos sido muy permisivos y hemos puesto límites, con un niño solamente todo era más fácil. Los abuelos y los tíos íbamos todos a una, nada de dulces, nada de pantallas, jugar cuando toca, comer lo que haya en la mesa... Vamos que la crianza era todo un sueño.
Pero llegó Eme para desmontar todas las buenas cosas que habíamos conseguido, y ¿Por qué? Pues para proteger de la que se avecinaba a Jota, o eso creíamos.
Cada vez que Eme lloraba, íbamos corriendo no vaya a ser que despierte a Jota. Si pedía un juguete se lo dábamos no vaya a ser que molestase a Jota, así con todo, que lloraba porque no quería comer, pues que no coma, que lloraba porque le quitan un juguete, pues toma juguete, ... Y así con todo.
La verdad que mirándolo con perspectiva fue todo lo contrario la crianza de uno y de otro, bien porque habíamos "estudiado" más sobre el tema, bien porque cada niño es diferente y Eme era super demandante mientras que Jota era todo lo contrario.
Y porqué os cuento todo esto, pues primero para que nos os ocurra lo mismo, que con la excusa de que es el pequeño, pues siempre le consentimos más, tanto por parte de primos mayores, tíos, abuelos en incluso nosotros mismos. Para que seamos consecuentes con las acciones y que no os penséis de que porque es pequeño necesita más mimos que los demás, necesita la misma disciplina y educación aunque por supuesto adaptado a su edad.
En fín, aunque dicen que no sirve de nada mirar hacia atrás y lo mejor es pensar en futuro... Os voy a contar como hemos podido sobrevivir a esta situación y cómo va mejorando la cosa, ahora que llevamos unos meses trabajando.
Nuestro primer paso como casi siempre pasa fue darnos cuenta de la situación, la frase de "Es que no puedo oirlo llorar" que venía repitiendo en casa y en el entorno, venía respondida por mi casi siempre por un "Para que llore yo, que llore el" y me dolía en el alma pero había que ponerle freno a esa situación y aún era pronto.
Segundo paso, leer e investigar, justo en esa época conocía a @Unamadremolona, y ella estaba pasando por una situación parecida con su niño, me enseño la disciplina positiva y vamos que no es mano de santo pero para mí fue un antes y un después.
Yo odiaba decir NO a mis hijos, era como castigarles por ser niños, pero la verdad es que los límites son necesarios y los niños los piden a gritos (y llantos).
Ahora que llevamos casi 6 meses trabajando esta disciplina tanto con Eme como con Jota, puedo decir que no es mano de santo pero estamos más tranquilos, nos respetamos más y las rabietas, que aún las hay, son más leves y espaciadas en el tiempo.
Lo fundamental es trabajar día a día, intentar adelantarse a ellas conociendo a cada persona y sobretodo no querer imponer nuestro criterio como padres, ni intentar razonar como si fueran adultos.
Por ejemplo:
Situación anterior:
Niños escalando por el respaldo del sofá. tú le dices, "¡¡¡No te subas al sofá que te vas a caeeeer...!!!"
*Ellos no lo van a entender, tú te vas a enfadar, les vas a gritar, los vas a bajar (para que no se hagan daño) y ellos se van a enfadar y van a llorar porque nos los has dejado jugar a lo que ellos querían...
Situación actual:
Niños escalando por el respaldo del sofá: Tú les dices, "Parece divertido tirarnos por el respaldo del sofá, pero podría romperse, y no queremos eso, verdad? ¡¡Podríamos bajarnos del sofá y jugar a ..... los tres juntos!!
*De esta forma, no les has dicho que NO, pero has desviado su atención hacia otra cosa y te has implicado en el juego con ellos, en algo que sepamos seguro les gusta.
Pues aunque lo creáis IMPOSIBLE, luchando cada día por eliminar el NO, se consiguen muchísimas cosas y sobre todo la más importante confianza y tranquilidad entre todos los miembros de la familia.
Os invito a leer el libro de DISCIPLINA SIN LÁGRIMA, o el curso de escuela de bitácoras (además me han chivado que para el Black Friday hacen oferta de cursos).
Espero que este post te haya servido de ayuda, y por supuesto si tienes alguna duda o quieres preguntarme lo que sea, nos leemos aquí y en Instagram :)