El hecho de que nosotros veamos las cosas desde una perspectiva y ellos lo vean desde la suya va a hacer que más de una vez y más de dos haya
¿Qué es lo que ocurre? Pues que habitualmente no tenemos en cuenta su opinión ni su forma de ver la vida. ¿Por qué
Pongámonos en su lugar por un momento; bajemos a su altura e intentemos vivir, ni que sea por un instante, su realidad. ¿Por qué está sintiendo lo que siente? ¿Por qué me está justificando algo de una manera concreta? ¿Por qué está sufriendo ese
Al final, todo radica en intentar entender por qué sienten como se sienten o por qué actúan de esa manera para intentar gestionar la situación de la mejor forma posible. Un ejemplo muy clarificador de este tipo de situaciones es cuando un pequeño se cae; la mayoría de las veces les diremos que ‘no pasa nada’, ‘eso no es nada’, llegando incluso al no llores como una niña (¿?¿?) y cosas así… pues a lo mejor para él o ella sí que es importante, se puede haber hecho daño y reclama nuestra atención para que le demos apoyo de algún modo… Lo correcto en este caso habría sido interesarnos por su estado, ver cómo podemos ayudarlo para que se sienta mejor… y no ningunear la situación que acaba de sufrir.
Ejemplos como el anterior hay miles y, como muchas otras cosas, es más fácil para los padres finiquitar la situación de la manera más rápida posible para que nos podamos dedicar a
Sigamos invirtiendo tiempo en ellos; si somos empáticos con ellos, ellos también lo serán y, no me negaréis que eso no es una buena cualidad para mejorar la sociedad en la que vivimos, a que no?