Lo más importante de la alimentación durante un embarazo es que sea variada y saludable. Podemos auto engañarnos un poquito más o algo menos, pero todas sabemos lo que comer de manera equilibrada significa.
Es importante que comamos de todo un poco: frutas, verduras, cereales, carne, pescado… y que bebamos un par de litros de agua diario para mantenernos bien hidratadas.
Una vez que sabemos cómo debemos hacer las cosas, necesitamos conocer que precauciones o cuidados alimentarios debemos tener durante un embarazo para que todo vaya bien.
Mucho se habla y se puede leer sobre el tema, y opiniones y experiencias hay para todos los gustos y colores. Yo voy a contar lo que yo hice y las decisiones que tomé, teniendo siempre en mente que se trata de solo 9 meses y como siempre, desde un punto de vista totalmente personal y no profesional. Si os surgen dudas, ya sabéis, lo mejor es que lo habléis con un profesional.
Frutas y verduras: Este tipo de alimentos pueden ser portadores del famoso protozoo Toxoplasma gondii causante de la toxomplasmosis, pero también pueden llevar consigo otras bacterias como la de la salmonela o la listeria. Lo bueno es que el problema tiene fácil solución. Basta con conservar nuestras frutas y verduras en un lugar fresco, fuera de cualquier bolsa de plástico y lavarlas correctamente antes de su consumo especialmente si se van a tomar crudas. Lo que yo hacía era utilizar Amukina. No es imprescindible. Si lavamos bien cada fruta o verdura con agua es suficiente, pero a mí la Amukina me daba un extra de seguridad y me quedaba más tranquila. A la hora de consumir tomates u otras frutas en crudo yo optaba por lavarlas y pelarlas, no cuesta nada y nos curamos en salud.
Embutidos y carnes: Siempre hemos escuchado que las embarazadas no pueden comer jamón por el riesgo de contraer toxoplasmosis durante el embarazo y las posibles consecuencias que puede conllevar. Yo misma he escuchado historias de todo tipo sobre el tema. Desde mujeres que no se han privado de nada y que lo han comido sin miramientos, hasta mujeres que no lo han probado durante los 9 meses de su embarazo. Yo soy de las segundas. Hay decenas de teorías sobre el tema: se puede tomar cualquier jamón porque en España pasan muchos controles de calidad, puedes comerlo solo si lo has congelado previamente, congelarlo no es suficiente porque los congeladores caseros no alcanzan una temperatura lo suficientemente baja, puedes comerlo si es jamón de bellota… y así un largo etcétera. No sé con qué frecuencia tomáis vosotras jamón o embutidos en general. Yo lo como de manera muy puntual, así que pude privarme durante los 9 meses de mi embarazo sin ningún esfuerzo. Además ¿qué son 9 meses frente a toda una vida?. Pues eso.
Lácteos: Este es un factor en el que no hay excepciones, todos los lácteos que tomemos durante nuestro embarazo deben estar pasteurizados. Es tan fácil como mirar las etiquetas de los productos y comprobar que están hechos con leche pasteurizada. Nada de quesos hechos en casa por la abuela de tu amiga, ni del mercado callejero que ponen en las fiestas de tu pueblo. Además debemos tener en mente no solo los lácteos como tal (yogures, quesos, etc.), sino también aquellos que puedan contenerlos como pizzas, quiches, croquetas etc.
¿Cuál es el problema con los lácteos sin pasteurizar? Que pueden tener la bacteria causante de la listeriorisis (listeria), y dado que las mujeres embarazadas tienen mayor riesgo de infección, si esto ocurre, puede ocasionar daños en el feto o abortos. Así pues, lo dicho, nada de lácteos sin pasteurizar.
Pescados: Los problemas que existe con el pescado son dos: el mercurio y el anisakis. Para el anisakis la solución es sencilla, nada de consumir pescado crudo a menos que lo congelemos durante 48 horas a -20ºC. En caso de no congelar deberemos cocinarlos a alta temperatura y dejarlos bien hechos, nada de pescado a medio hacer. Así que cuidado con el sushi, los boquerones en vinagre y preparados similares. El anisakis no es peligroso para el feto, pero en determinados casos si puede ser un riesgo para el embarazo.
Por otra parte debemos tener cuidado con el pescado azul por su contenido en mercurio. Es cierto que tiene numerosos beneficios por ser, entre otras cosas, una potente fuente de Omega3, pero deberemos consumirlo con una frecuencia controlada y evitando aquellos que contienen un mayor grado de mercurio como el emperador, el pez espada o el atún.
Yo no soy mucho de pescado pero me encanta el sushi. No lo probé en todo el embarazo, fue lo primero que comí en el hospital después de dar a luz.
El tema del alcohol y el tabaco ni lo menciono, creo que es más que obvio lo que es mejor en este sentido.
En resumen
Cómo os he dicho antes, mi filosofía fue no comer todo aquello que sabía que debía evitar y también aquellos alimentos que me creasen dudas.
Puede ser una postura algo radical, lo sé, pero como os he dicho antes yo lo enfoque a “solo son 9 meses”. Para mí, la salud de mi bebé era lo más importante y frente a eso, todo lo demás estaba en un segundo, tercer cuarto o quinto plano.
¿Cómo enfocasteis la alimentación en vuestros embarazos? ¿Os privasteis de algunas cosas o comisteis de todo?