Gabriela y Oliver
Quienes conocen a mi familia, saben que somos altamente alérgicos. Oliver, el menos alérgico de los 3, se ha mantenido de esa manera pues hemos sido sumamente cuidadosos desde un primer momento con su alimentación. Gracias a esto, su única alergia, es la alergia a la proteína de la leche y una ligera intolerancia a la lactosa. Aunque nos ha dado malos ratos y un par de visitas a la emergencia, no ha pasado nunca de una urticaria o problemas estomacales.
Sin embargo, mi esposo y yo si somos de alergias severas. Para él, los mariscos y langostinos son un peligro. Más de una vez ha tenido que ir a la clínica de emergencia con edemas severos, y cuando empezó a estudiar cocina, tenía entre sus implementos una inyección con un antialérgico potente, para detener las reacciones alérgicas, en caso de presentarse. Tuvo que usarlo al menos dos veces.
Para mí, mariscos, langostinos, langosta, cangrejo y pulpo me producen urticaria y edema no sólo si los ingiero, sino también por contaminación cruzada e incluso por los vapores que producen al momento de ser preparados.
Un día mi esposo estaba preparando un pulpo en casa (algo que yo comía sin problemas), pero ese día simplemente no podía respirar. Tuve que salir de la casa corriendo, con inhalador en mano, tomar un corticoesteroide y un antialérgico potente. Al menos me evité el viaje a la clínica, porque tenía todo para detener la reacción a mano.
Consumir leche y huevo me produce urticaria. La mezcla de trigo con tomate y carne, puede producirme urticaria. Los cítricos, particularmente la fresa, limón y piña, me producen urticaria. Realmente, es un fastidio.
Pero lo peor de todo, es que muchas veces las personas creen que es exageración. Cuando mencionas que no puedes comer tal o cual cosa al ir a una fiesta, una invitación o una salida entre amigos, la gente te ve raro. Piensan que es moda, dieta, necedad incluso, pero no entienden que es una necesidad, casi supervivencia.
No les puedo describir lo que amo unas fresas con crema o fresas con chocolate. Las adoro, alucino por ellas. Pero si apenas las pruebo, me salen burbujas en las manos y los pies. No se imaginan lo incómodo que es que las manos y los pies te piquen por una semana.
Antes de probar la pastilla de la lactosa, pasé años sin consumir lácteos. Extrañaba un mundo los quesos blancos, el café con leche en las mañanas, las galletas oreo. De un tiempo para acá, los como con más frecuencia, siempre acompañados de la pastilla para la lactosa y un antialérgico. Si consumo una cantidad pequeña (por ejemplo un poco de leche con el café) no necesito el antialérgico.
A inicios del 2016, tuve que dejar de comer pasta por 6 meses. Poco a poco la reintroduje y todavía hasta hoy la trato con cuidado. Y reduje la cantidad de trigo, prefiriendo pan árabe o tostadas, que al tostarse causan menos impacto en mi cuerpo.
Las alergias son difíciles de descifrar. Por qué unas cosas me dan más alergia que otras, o las tolero mejor, no lo sé, nadie lo sabe. Así es mi cuerpo. Estoy en un constante aprendizaje/adaptación.
Cuando alguien te diga que sufre de alergias, no lo dudes, no te burles, no le hagas gracia. Es un problema serio, un problema que incluso amenaza la vida de muchas personas, sin contar cientos de incomodidades como la urticaria, problemas gastrointestinales y los edemas, que son la expresión más peligrosa que puede tener una alergia.
Y por último, si sientes que una y otra vez, cuando comes algo en particular, te causa molestias, no lo dudes y coméntalo a tu médico. Quizá es mera casualidad, pero también puedes estar experimentando los primeros síntomas de una alergia alimentaria, y es mejor interrumpir el consumo de ese alimento, antes que te produzca una reacción de tipo severo.
Gabriela Aveledo @AutismoyAlergias