En realidad me provocó confesarme. Debe ser mi educación católica manifestándose. Ahí van:
1.- Aún uso pantalones de yoga de maternidad. No raramente. Los uso siempre. Me encantan. Y no, no hago yoga. Tampoco lo hice cuando estaba embarazada. Los compré porque sólo ahí entraba mi barriga.
2.- Uso el alcohol como reemplazo del psicoanálisis. Hace algunos meses dejé mis sesiones de psicoanálisis por falta de tiempo, plata y un poco de ganas. Pero igual necesito una ventana de aire fresco de cuando en cuando. Ahora eso se traduce en dos palabras: ron y cocacola.
3.- He usado el youtube y la tele como niñeras. Lo sé mi querida mamá perfecta. Ya sé que esas cosas vuelven idiotas a los niños, que su cerebro no se desarrolla y todo ese rollo que además es muy cierto. Pero a veces he estado resfriada, cansada, de mal humor y antes de gritarle o perder la paciencia, preferí darle la compu o ponerle los dibujitos a mi hijo. Llámalo como quieras, yo lo llamo mecanismo preventivo.
4.- Envidio a los sin-hijos. Envidio que no tengan que hacer 2344 coordinaciones para poder salir a tomar una copa cuando quieran. Envidio el tiempo que tienen para dormir y despertarse a mediodía los sábados. Envidio que puedan salir hasta la madrugada sin saber que indefectiblemente se despertarán a más tardar a las 8am. Envidio que puedan decidir un día quedarse en cama tirados viendo tele.
5.- Extraño mi vida A.H. (antes de hijos). A veces pienso dónde estaría si no tuviera tres hijos. Qué estaría haciendo, dónde viviría, cómo utilizaría mis ratos libres ? y extraño a mi yo sin-hijo. A mi yo sin hora para volver a casa. Mi yo sin stress de "¿en qué maldito colegio lo voy a matricular?", "por qué aún no dice quiero caca en el bacín?".
6.- Yo miento. Principalmente cuando veo a estas mamás que se hacen las perfectas, las de los hijos buenísimos? Si escucho algo como "mi hijo sólo come comida orgánica" lo más seguro es que yo responda que el mío también, que nunca ha probado un chupete, que eso es terrible, que las harinas refinadas, que las grasas saturadas, ? me vuelvo nutricionista aunque el día anterior haya tenido que arrancharle de sus manitas la bolsa de galletas de animalitos que venía comiendo por decenas.
7.- Deseo secretamente que a los hijos de las mamás perfectas les de una pataleta en un lugar público. Yo escucho algún relato con voz dulce, algún intento de escuelearme con el rollo de ser sensible y lo único que quiero es que su vástago se baje los pantalones y se orine encima de la suegra de esa mamá perfecta.
8.- Me caen mal las "mamás del nido". No es una en particular, es la especie. La imagen mayoritaria, que por lo que he visto se repite en el colegio: la 4x4, las botas de cuero con pantalón pitillo y la cartera de Miami. Sé que está mal reducir así a la gente y no estoy orgullosa de eso. Por eso lo incluyo en mi lista de confesiones. Vivo con la esperanza de encontrar alguna mamá donde sea que termine estudiando mi hijo, una mamá con quien pueda hablar mal de las otras mamás. Sé que las hay pero para colmo tengo mucha flojera de buscar amigas nuevas. Creo que sería mejor una sesión psicoterapéutica para analizar este tema.
9- Yo juzgo. Y tengo incluso el caso específico así pueden atacarme más fácilmente. En esta parte del mundo nos acostumbramos a pagar a una persona para que duerma en el cuarto contiguo y nos acompañe en todo momento. Para nuestras ausencias, si no hay otra opción, habrá que contratar ayuda pero me sorprende ver muchas familias acompañadas de una niñera el fin de semana que es cuando ella debería estar descansando. ¿Que son dos niños? Papá cuida a uno y mamá a otro. ¿Tres? Uno ya debe estar más grandecito. ¿Estás sola? Tal vez tu mamá o una amiga puede acompañarlos? Dejar que la niñera se encargue de los niños durante la parrillada familiar no sólo generaría algún grave estrago en mi conciencia sino que además me privaría de momentos muy divertidos, me enajenaría de los hábitos de comida y diversión de mi hijo y evitaría involucrar al papá en la crianza diaria. Yo veo esas cosas y juzgo. Porque sí pues, claro que te vas a cansar si le das el fin de semana libre a la niñera pero te diviertes mucho, te re-energizas, ves que tu pareja sí es un buen papá si le toca asumir responsabilidades y finalmente porque si tienes hijos es para que los críes tú!
10- Soy inmensamente feliz siendo mamá. Mi yo sin-hijos no me reconocería tan feliz en esta etapa. Cuando alguien me pide definirme la primera palabra que digo es mamá. Amo estar con mis hijos, jugar, conversar con éllos, cuidarlos. A veces me sorprendo de la satisfacción que me da hablar de la maternidad, de los hijos, de los retos, de lo chévere? Odio a esas mujeres que se anulan como mujeres al tener hijos y tengo miedo de convertirme en una de ellas pero a veces me siento muy plena siendo mamá y ahí me doy miedo, luego me olvido que tengo hijos, y de ahí me pongo feliz, y de ahí me da culpa ?. Y de ahí digo: mejor me tomo una chela.