Ahora pienso en esas palabras y de la amplia lista que tenía de cosas juré y perjuré que no haría se ha quedado en agua de borrajas y al final me he tenido que “comer” mis propias palabras.
Y a vosotros ¿os ha pasado lo mismo que a nosotras?
1. EVITAR COMIDA BASURA.
Siempre me ha gustado llevar una alimentación sana y equilibrada. Quizás porque en mi casa siempre se ha tomado bastante fruta y verdura y eso era lo que pretendía llevar a rajatabla cuando estaba embarazada de mi primer hijo.
Durante su primer año y medio pude controlar la alimentación del niño adecuadamente: le hacía sus purés y papillas de frutas, compraba productos ecológicos y tenía un calendario perfectamente cuadrado con los horarios y comidas diarias.
Pero cuando me quedé embarazada de mi segunda hija todo cambió. Primero, estaba todo el día con nauseas así que no me acercaba a la cocina ni por asomo y, una vez que nació la niña no tenía tiempo para nada así que durante ese año he tirado de potitos elaborados para ella y comida basura para mí.
Se que es un tema complicado y que muchos pensareis que siempre hay momento para todo, pero os puedo asegurar que tenía todo el día ocupado y acababa “atacando la nevera” con lo que fuera.
2. NO LES DEJARÉ USAR MÓVILES Y TABLETS.
Una de mis principales preocupaciones era el tema de los móviles; cuando veía a mi hermana que le ponía vídeos a mi sobrina se lo quitaba inmediatamente.
-No le dejes a la niña el móvil, ¿no ves que las ondas son perjudiciales? Además de la vista
Juré y perjuré que no dejaría a mis hijos jugar con el móvil o ver la tablet como veía que hacían otros padres..y de nuevo me tuve que comer mis palabras. Con esto no quiero decir que les deje constantemente los dispositivos, pero más de una vez, por ejemplo en algún restaurante o cuando esperábamos en la consulta del médico les he dado el móvil para que no “diesen la lata”.
3. LA TELEVISIÓN NO SE VERÁ EN ESPAÑOL
El bilingüismo en nuestros colegios ha provocado una auténtica locura con el inglés. Los padres nos hemos vuelto locos y pretendemos que nuestros hijos aprendan el idioma como si fuese su lengua nativa. Todo el mundo me recomendaba que desde el momento que me quedase embarazada mi vida tenía que cambiar en este aspecto. Así que comencé a poner todas las series y películas en inglés. Cierto es que durante ese tiempo aprendí muchísimo de este idioma anglosajón pero mis hijos, a medida que se han ido haciendo mayores se han ido revelando sobre este aspecto ya ahora se niegan a ver sus series favoritas en V.O.
Mi lucha con ellos es constante y a veces desisto (con tal de no oírles) en mi intento por que dominen el idioma completamente. Al final me he rendido ante un reto que, definitivamente era mío, ya que hoy en día estoy segura que ellos aprenderán el idioma mucho antes que nosotros.
4. NO COMERÁN A DESHORAS.
Mi eterna lucha y otra de las cosas que no he conseguido ganar esta batalla personal. Cuando se levantan no quieren desayunar, a las dos horas tienen hambre, luego no quieren comer y al final terminan picando lo que quieren porque, con tal que coman algo, los padres somos capaces de hacer cualquier cosa…
Intento que sigan un horario de comidas pero a veces no lo consigo.
5. NO PRACTICARÉ EL COLECHO CON ELLOS.
Que os voy a contar sobre ello que no sepáis. Mi hermana practicaba el colecho con mi sobrino y me recuerdo diciéndole que ya era muy mayor para dormir en la cama con sus padres. Ahora vuelvo a “comerme” mis propias palabras ya que todavía lo sigo practicando y eso que, desde su nacimiento tenía decidido que los niños debían dormir solos en su habitación cuanto antes.
Y que equivocada estaba. Por circunstancias personales y laborales he pasado mucho tiempo sola con los niños. Para mí era muy fácil llevarlos a mi cama y disfrutar de un momento con ellos leyendo, jugando, viendo la televisión y…..durmiendo.
Y la situación sigue siendo la misma: COLECHO FOREVER.
Y por ello sigo siendo criticada en muchas ocasiones, pero para mi ahora mismo es una de las mejores cosas de la vida.
6. FIESTAS DE CUMPLEAÑOS LIMITADAS
Veía a otras madres comentar el dineral que se estaban gastando en ir a mil y un cumpleaños y me decía a mí misma que cuando tuviese hijos limitaría los cumpleaños a los que iban a ir. Esta idea pude cumplirla los dos primeros años de colegio, cuando eran más pequeños, pero poco a poco les iban invitando a cumpleaños y ellos además querían invitar a todos sus amigos a los suyos. De todas formas creo que el tema de los cumpleaños cada vez se nos está yendo más de las manos y dejaré esta cuestión para otro post.
7. NO GRITARÉ NI PERDERÉ LOS NERVIOS
Siempre he sido una persona muy tranquila y pensaba que los niños tampoco tenían tanto “poder” como para sacarme de mis casillas. Craso error. No hay ni una semana que no pierda los nervios porque me han hecho “alguna travesura” como tirar un zumo en la pared recién pintada (todavía tengo las gotas), “taladrarme” el parqué con unas tijeras o ponerme un sello de “happy” en la escritura de mi piso mientras estaba escaneándola.
8. IRÉ A VIAJAR Y A CENAR TODO LO QUE QUIERA Y MIS HIJOS VENDRÁN SIEMPRE CONMIGO
Algunas amigas me comentaban que desde que habían tenido hijos no salían y se pasaban los fines de semana en casa.
-No es el hecho de salir, me decían, si no que si vas a un restaurante y los niños se ponen a jugar o a gritar la gente te mira mal.
Yo no creía que pudiese ser verdad y lo encontraba una exageración hasta que lo viví “en mis propias carnes”.
No es que me haya recluido completamente en casa, pero mis salidas se han visto mucho más limitadas. Cuando son bebés es todo más fácil, pero cuando empiezan a crecer quieren correr, jugar, se aburren.. y mis hijos precisamente no son de los que se sientan en una mesa y se quedan quietos (como la mayoría de los niños).
Las pocas veces que he salido con ellos he acabado estresada, a todo esto añadir que si quedo con amigos las conversaciones son intermitentes y no me entero de la mitad de ellas, hecho que ha provocado que sea yo misma la que no quiere salir de casa.
A esto se une que muchas veces quedo con mi hermana y sus hijos, haciendo un total de 5 niños con edades entre 3 y 8 años, vamos una auténtica locura.
9. NO ME SOMETERÉ A NINGÚN CHANTAJE EMOCIONAL
Desde muy pequeños ya nos someten a chantajes sin que nos demos cuenta. En la última reunión del colegio la profesora nos puso ejemplos y la mayoría no nos dábamos cuenta. Es otra de las cosas que pensé que podría manejar y al final he “caído” muchas veces. A veces si que soy consciente de que me están “chantajeando”, pero otras directamente no me doy cuenta.
Nos contaba la profesora de mis hijos (especialista en inteligencia emocional) que muchos de ellos saben manejar perfectamente las emociones y las utilizan en su beneficio, y que incluso saben como comportarse con cada uno de los padres para lograr sus objetivos.
10. SOLO UN REGALO EN CUMPLEAÑOS
Siempre he estado a favor de que solo reciban un regalo para su cumpleaños e incluso intenté que toda la familia se pusiera de acuerdo para no acabar con montones de juguetes a los que no hacen caso.
Al final cada uno ha hecho lo que ha querido y mis hijos se siguen juntando con más juguetes de los que yo quería que tuviesen.
Al final, y después de todo esto, yo intento educar a mis hijos de la mejor forma posible, como todos los padres, y quizás lo que criticamos hoy a otros lo estemos haciendo dentro de unos años por circunstancias de la vida.
¿Y vosotr@s?¿Teníais ideas sobre qué haríais cuando fueseis padres y luego han cambiado? ¡Contadnos vuestras opiniones!
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