Foto: Marina Allas
Hoy 8 de marzo de 2018 está convocada una mal llamada huelga feminista. Son muchas las mujeres a mi alrededor que la van a secundar. Hombres no tanto, todo sea dicho de paso. Y creo que de parar, deberían parar hombres y mujeres. Pero yo, acogiéndome al artículo 28.2 de la Constitución española, que regula el derecho a la huelga, yo hoy no paro.
A lo largo de mis 22 años de vida laboral he tenido la enorme suerte de trabajar casi siempre en empresas lideradas por mujeres y en las que se reconocía la valía del profesional, independientemente de su sexo, y en el que hombres y mujeres tenían los mismos derechos y condiciones salariales. Sé que no en todas partes ocurre lo mismo , que la brecha salarial es un hecho pero eso, a pesar de ser muy grave, no me anima a parar.
Hoy lo tendría fácil porque desde hace 3 años he conseguido tener un sueldo digno trabajando como autónoma, en un proyecto liderado por una mujer y con un equipo en el que el 90% son mujeres. Si hoy paro nadie me va a decir nada. Pero no voy a parar.
Y no voy a parar porque no creo que esta sea la forma de cambiar el mundo y lograr la plena igualdad de derechos y condiciones de vida entre hombres y mujeres. Nunca hay que parar. Hay que seguir luchando pero así no . Hay que luchar a través de la educación de la sociedad.
En mucho de los casos, no en el mío afortunadamente, hay que educar a nuestras parejas y a nosotras mismas. Venimos de un modelo de sociedad muy patriarcal y una educación arcaica en la que muchas de nuestras madres dejaron de trabajar para cuidar de nosotros. Y de ahí que muchos de los hombres de nuestra generación no sepan ni freír un huevo. Se acabó el “quita, ya lo hago porque tú no sabes” Es más que probable que hoy no le salga, pero ya saldrá. Y además, la perfección hoy día está sobrevalorada.
Y lo más importante de todo, no hay que parar de hablar con nuestros hijos ( y ahí incluyo hijas porque, por no citar el femenino, no me siento ninguneada como mujer). Educar en igualdad a las generaciones futuras enseñándoles que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y deberes. Enseñar que hombres y mujeres, salvo en la tarea puntual de amamantar, podemos criar y educar a nuestros hijos por igual. Empoderar a nuestros hijos para que nunca se dejen pisotear por nada ni por nadie y mucho menos por ser mujer. Luchar por llegar a lo más alto por méritos propios y no por cumplir una cuota.
Y no voy a parar porque no creo que sea la solución para evitar que más de 10 millones de niñas en el mundo sean obligadas a contraer matrimonio; a dejar la escuela o a ser violadas. Es nuestro compromiso el poner de manifiesto todas estas injusticias y luchar activamente por terminar con esta situación. Pero no parando.
No hay que parar, nunca hay que parar. Tenemos que seguir trabajando y hoy es un día perfecto para hacerlo.
¡¡¡Feliz jueves!!!