Hablar de drogas y alcohol con dos hijos de once y siete años cada uno no es hablar de presente, obviamente, es hablar de futuro y de intenciones por nuestra parte, los adultos de la familia.
No es hablar de preocupaciones actuales sino de evitar preocupaciones futuras, aunque eso cuando hay hijos de por medio es prácticamente imposible.
Hoy me uno al #HayVidaDespuésDeLos6 y hablamos precisamente de este tema…
Distinguimos claramente entre drogas legales e ilegales, porque hablar de las ilegales supone que además hay que hablar de un delito y la cosa se complica aún más.
Así que hablamos de las legales o sea el alcohol básicamente.
Sí, mis hijos me ven beber vino en las comidas y alguna copa con los amigos.
No creo que hacerlo les anime a beber ni alcohol ni café ni bitter kas…
Sí, entiendo que ellos siempre me observan y preguntan y yo siempre contesto y trato de responderles y lo intento hacer de forma que ellos lo entiendan.
Como ya os he dicho en otras ocasiones yo no doy explicaciones a mis hijos, les doy respuestas y no, no es lo mismo.
Siendo muy pequeños han venido con nosotros a una destilería de whisky, la más pequeña de Escocia. La recorrimos entera menos una de las salas a la que no podían acceder menores por el tema de los gases de las fermentaciones.
Conocen una de las bodegas de vino de Oporto más importantes de la ciudad del mismo nombre y han recorrido así también parte de la historia de Portugal y también han visitado el museo de la sidra en Asturias.
Han crecido y han venido con su padre, conmigo y con algunos de los padres y madres de sus amigos, a algunas de las bodegas más importantes de España.
No creo que eso les anime a beber vino, oporto, whisky o sidra más que no haberlo hecho, la verdad.
Lo importante no es sólo eso, lo importante es lo que hemos hablado con ellos mientras hacíamos esas visitas, mientras catábamos esos vinos o bebíamos esa sidra.
Saben que el alcohol no es sano, como tampoco lo es estar tirado en el sofá toda la tarde o comer hamburguesas sin control.
Saben que son menores de edad, que son niños y que ellos no pueden ingerir alcohol porque su cuerpo "se está haciendo" y los efectos más negativos se multiplican, como tampoco beben café y tienen muy controlado lo de los refrescos con cafeína.
Aunque ellos me vean beber café y cocacola varias veces a la semana…
Sí saben cómo son los efectos de beber en exceso alcohol y eso sí, no porque nos hayan visto a su padre o a mí afectados por ese exceso, para eso están las películas y las series y aprovechar para explicárselo con todo detalle, sin datos escabrosos pero sin esconder o esquivar ninguna de sus preguntas.
Es evidente que las drogas, las legales y las ilegales están ahí, van a estar en la calle al mismo tiempo que ellos, que mis propios hijos.
En algún momento puede que coincidan ellos y estas sustancias en el mismo sitio, como nos ha pasado a todos cuando teníamos unos cuantos años más que mis hijos y unos cuantos menos de los que tenemos ahora, pero la idea es que las conozcan lo suficiente como para que no tengan ninguna curiosidad por acercarse demasiado ni demasiado tiempo o demasiadas veces…
Nadie puede negar que quizás sea uno de los mayores miedos que tenemos los padres de estos niños que no dejan de crecer, su relación con aquello que más daño les puede hacer, su capacidad de reacción, su capacidad de comprensión y decisión sin dejarse llevar por una curiosidad mal entendida o quizás por una presión grupal mal enfocada o ¡por las hormonas que les puedan crear más de una mala pasada en este sentido!
De momento son pequeños, es verdad, les ofrecemos datos, información y no negamos la existencia de determinadas sustancias de las que ellos de momento tienen que estar alejados y que cuando crezcan esperamos que no tengan ni curiosidad ni ganas por descubrirlas.
Vamos sembrando… a ver qué frutos recogemos en unos cuantos años y espero que sean muchos, muchísimos, la verdad.