Los últimos eses del embarazo, normalmente es donde las mujeres se ponen más nerviosas, además de que después de meses de molestias, cansancio, sueño, visitas al médico, incertidumbre y muchos otros factores que te han acompañado durante todo tu embarazo, llegas por fin a la recta final.
El último trimestre es el final del embarazo y el principio de una vida. El ansiado momento de tener un hijo está cerca, y hay que estar preparada. Es importante seguir cuidándose en los últimos meses, y preparar la llegada del parto.
Siempre con el asesoramiento y seguimiento de nuestro doctor, debemos tener todo controlado para que esta etapa vaya igual de bien que las anteriores. La última etapa conlleva dos acciones didácticas importantes.
La primera es asistir a clases de preparación para el momento del alumbramiento, donde se enseñan, entre otros aspectos, técnicas de respiración. La segunda es recibir consejos sobre la lactancia, en el caso que hayas decidido alimentar a tu hijo de un modo natural.
Todo a punto para el parto
El bebé terminará de formarse, al tiempo que el cuerpo se adapta perfectamente a él. El tamaño del útero va creciendo con el fin de estar listo para el momento de dar a luz.Por otro lado, las contracciones y el aumento de peso incrementarán la fatiga. La sensación térmica de calor será fuerte, y es posible sentir sofocos, por lo que se recomienda llevar ropa cómoda que transpire bien y evitar la cafeína y el alcohol. El cansancio es un síntoma irremediable en este periodo.
Tu hijo sigue creciendo, cada vez pesa más, y se hace más costoso moverse y realizar cualquier actividad. Para esto, la mejor solución es el reposo. En las últimas semanas del trimestre, es posible que te cueste respirar, debido a que la demanda de oxígeno es mayor. Para evitar esa incómoda sensación de ahogo, es recomendable sentarse de la manera más recta posible, pues se favorece la entrada de aire.
La gestación llega a su fin
Otra de las afecciones comunes es la mayor frecuencia urinaria. El feto ejerce presión sobre la vejiga y aumentarán las ganas de ir al baño. Por contra, y aunque parezca una paradoja, la retención de líquidos aumenta y es más notable a simple vista.De hecho, ciertas zonas de cuerpo, como la cara, los tobillos y los dedos aumentarán su volumen. Lo más recomendable para reducir estos edemas es descansar con las piernas elevadas y procurar salir a pasear.
Las contracciones de Braxton Hicks son muy comunes y se producen a intervalos regulares. El útero se endurece y se contrae durante 20 ó 30 segundos. A medida que se acerque la fecha del parto, estos movimientos serán más frecuentes e intensos, tanto que incluso pueden confundirse con el inicio del parto.
Para conseguir disminuir y aliviar las molestias, es aconsejable cambiar de posición, darse la vuelta hacia el otro lado si se está recostada, y mantenerse tranquila y sin agobios. Si el dolor es excesivo o existe secreción vaginal, se debe acudir al ginecólogo para descartar complicaciones.
Esperando el gran momento
En el séptimo mes de embarazo, el feto va respondiendo a la luz y al tacto, así que notará cuando alguien pasa la mano por el vientre de la madre. Abre los ojos poco a poco, pero sólo es capaz de enfocar y distinguir entre iluminación y oscuridad.También hay que destacar el cambio de una piel arrugada y transparente a una de carácter más terso y opaco. En cuanto a la posición, no será hasta el siguiente mes cuando por fin quedará encajado con la cabeza hacia abajo.
El cerebro se forma a pasos agigantados con la llegada del octavo mes. El espacio del que dispone le obliga a mantenerse algo encogido y es capaz de distinguir perfectamente los sonidos que llegan del exterior.
Para el último mes de embarazo, ya estará totalmente preparado para salir, dado que sus pulmones ya están maduros y listos para funcionar por su cuenta. El parto suele producirse entre las semanas 38 y 42. Las referencias más comunes son un peso medio de unos 3,2 Kg y una estatura de 50 cm.