Hoy seguiremos hablando de la mejor forma de comunicar nuestros sentimientos, pero esta vez nos centraremos en aquellos que consideramos “negativos” o que nos producen una sensación de malestar. Antes de dar las pautas concretas para hacerlo, me gustaría recordarte que el fin de la comunicación es INFORMAR no CASTIGAR, culpabilizar o chantajear. Utiliza las críticas constructivas como una forma de reforzar vuestra relación, de ayudar a conoceros mejor y a haceros más felices, no como un arma de guerra.
¿Qué necesito para ser feliz? Solicito un cambio de conducta
Ser feliz es un derecho que tenemos todos y cada uno de nosotros. La actitud y el compirtamiento que tienen los seres de nuestro alrededor influirá de forma directa en nuestro bienestar emocional, por lo que a través de esta actividad trataremos de expresar de forma asertiva y constructiva una conducta del otro que nos provoca malestar y consideramos que puede cambiar.
Nos reuniremos todos juntos alrededor de una mesa, de forma tranquila y apacible como en la primera parte del ejercicio. Repartiremos folios con los nombres de los miembros de la familia, para que cada uno escriba o dibuje en ellos la conducta que desea cambiar en los demás. Siguiendo el siguiente esquema:
COMPORTAMIENTO QUE DESEO CAMBIAR
+ EMOCIÓN QUE ME PROVOCA
+ SUGERENCIA DE MEJORA
Por ejemplo, esto es lo que podría expresar un niño acerca de su padre:
Papá:
” Cuando enciendes la televisión nada más llegar a casa, yo me siento triste. Preferiría que dedicaras unos minutos a jugar conmigo.”
Es importante especificar las tres partes de la oración. Por eso es fundamental enseñar a nuestros pequeños a conocer sus emociones.
Una vez expuestos todos los deseos de cambio, plantearemos unos nuevos acuerdos de cambios de actitud. Juntos buscaremos el consenso, invitaremos al cambio, no lo exigiremos ni forzaremos las situaciones.
Cerraremos la sesión señalando los beneficios del cambio para motivarnos a llevarlos a cabo. “Haciendo esto nos conoceremos mejor, pasaremos más tiempo juntos y nos divertiremos”. Si tenéis tiempo, os recomiendo continuar con la primera parte del ejercicio para asegurarnos de terminar la sesión con un buen sabor de boca.
Aspectos a tener en cuenta:
Centrémonos en los hechos que nos hacen sentir mal, no en las personas. Evitemos colgar etiquetas del tipo “eres muy desordenado”, o “eres un desastre”.
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Mangentamos siempre un tono de voz adecuado. Por mucha razón que tengas, la pierdes si no utilizas un tono respetuoso. Todos merecemos respeto: grandes y pequeños.
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Realiza una escucha activa. Los niños también tienen derecho a expresar sus sentimientos y a que los tengan en cuenta.
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No te pongas a la defensiva. Aprende a encajar las críticas tomándolas como una oportunidad de mejora. Ten presente que todos os estáis enfrentando a la misma situación. El hecho de hacerlo al mismo tiempo os ayudará a empatizar con los demás.
¿Te animas a llevarla a la práctica? ¡Cuéntame tu experiencia en los comentarios!
Bibliografía recomendada:
Si quieres saber más acerca de este tema, aquí tienes mis recomendaciones de lectura:
Educar las emociones en la primera infancia. Contiene más de 20 sesiones completas de Educación Emocional Infantil.
Emociónate: Libro muy adecuado para profundizar en la gestión emocional.
Emocionario, el diccionario de las emociones.
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