Como os decía en la primera parte de mi confesión, a pesar de haber introducido cambios en mis rutinas con tal de ir menos estresada, tener un poco de tiempo y poder descansar, yo seguía igual de agotada y una serie de "síntomas" sospechosos se instalaron en mí.
Mi humor cambió, saltaba a la mínima. El pecho me dolía, aunque no le había dado importancia antes pues Doña Cuchufleta sigue "tomando tetita". Algunas mañanas tenía nauseas y no lograba tomarme el vaso de leche. Y la más importante, tenía un retraso. En mí es normal tener retrasos, así que no me había dado ni cuenta pero con los otros síntomas?
No me había percatado de ellos, pues no eran síntomas extraños sino más bien comunes en mí. Además habíamos tomado precauciones, no había motivo de sospecha pero todos los síntomas juntos?
Hacía bastante tiempo había comprado por internet un pack de test de embarazos (por si os interesa, 10 TE salen por unos 15???, sólo la tira, sin el plástico que la cubre, pero sirven igual), al levantarme el sábado por la mañana decidí hacerme uno por eso de la Ley de Murphy. Hice pipi en aquella tira y mientras esperaba vi que hacía unos 6 meses que había caducado. ¿Sería fiable? Habíamos tomado precauciones pero nunca se sabe? Giré la vista y allí estaba.
No podía ser. Me fui al ordenador y consulté si podían haber falsos positivos debido a test caducados. La respuesta fue clara: NO. Los falsos negativos existían, pero los falsos positivos no. Si hay dos rayas es porque hay hormona. Entré en shock. Más bien terminé de entrar en él. Ya no pude centrarme en nada en toda la mañana. No hice nada, literalmente, excepto vagar por casa. Lo único que me sacaba de mi estado durante unos minutos era Doña Cuchufleta.
Así pasó la mañana, hasta que llegó el papá de las criaturas? criaturas, en plural? ya no iba a ser una sola? Como pude se lo dije. Apenas me salían las palabras. Su reacción fue fabulosa, se puso como loco de contento. Y entonces no pude más, me eché a llorar. Toda la tensión guardada durante la mañana salió de mí en forma de lágrimas. Era incapaz de parar. Él me cogió en volandas, me abrazó y no me soltó en un buen rato. Poco a poco me fui calmando y empezó una verborrea algo incongruente. De mi boca salían palabras inconexas como trabajo, inglés, máster, oposiciones, academia, prácticas,? tenía taaaaantos planes incompatibles con un bebé recién nacido.