Pero de momento recibes una llamada que hace que se te venga abajo el castillo de naipes que llevas tiempo levantando. Entiéndase por castillo de naipes la planificación del año escolar, cada hijo ubicado en su colegio, cada uno con ciertas expectativas.
Que tu marido te llame y lo primero que te diga sea "¿Estás sentada?", como poco, acojona. Pues venga, no me acojones y desembucha ya, que me va a dar un infarto y de esta nos algo.
Tenemos plaza para Iván en el colegio de Antía, así a última hora, por una baja repentina. Puede ser lo más próximo a que nos toque la lotería, probablemente. Entro en shock.
Estaba totalmente concienciada de darle un voto de confianza al actual colegio de Iván y probar este año con cada niño en un centro, a ver qué tal. Pero de repente esa confianza, esa seguridad de tenerlo todo bajo control se viene abajo. Mi principal pregunta es ¿Y AHORA QUÉ COÑO HACEMOS?.
Nuestra principal duda es que no sabemos cómo atienden a los niños de alta capacidad intelectual en ambos centros. Y ante la duda, nada como ir a los centros, hablar con los respectivos directores y plantearles todas mis dudas.
Primero voy al colegio de Iván, que lo tengo más cerca, cuando llego y pregunto por la directora me dicen que está reunida y que si necesito algo vaya el martes. Empezamos bien. Le comento que necesito hablar con ella con urgencia y me dice que si eso me pase dentro de media hora a ver si me puede atender.
Mientras, me voy al colegio de Antía, que está muy cerquita (a ambos voy andado desde mi casa y el más lejano está a 5 minutos). Al llegar me atiende el director y, casualmente, en ese momento llega la psicóloga del centro y se une a la reunión. Nuestra reunión, en la que he planteado todas mis dudas e inquietudes, a las que han respondido muy amablemente, sin tapujos, hablando con claridad, dándome mil y una explicación, ha durado una hora y media.
Solo con eso, ya me llevo mucho de lo que puedo esperar del colegio de Antía. A ello sumamos que para el centro las altas capacidades intelectuales no es un tema desconocido, tienen a 8 niños detectados y atendidos, cada uno según su necesidad específica. Tras 3 años en un centro donde lo unico que hemos encontrado son puertas cerradas, evasivas y la sensación de crear un problema, además del total desconocimiento, al menos por parte de la directora, de lo que supone atender a un niño de alta capacidad intelectual, me lo están dejando bastante claro.
Nos queda todo el fin de semana para pensar ya que hasta el martes no podemos matricular a Iván en el nuevo centro. Pero esta casi decidido que, finalmente, lo trasladaremos.
Por el simple hecho de que he visto más en dos mañanas en este centro que en 3 años en el ha cursado Iván la etapa de Infantil. Cuando solicitamos plaza para Antía y fue admitida, en cuestión de días estábamos allí reunidos con el Equipo de Orientación Escolar para valorar la necesidad de logopedia y su atención en el propio centro.
Como no, tiene sus inconvenientes. Comprar uniforme, pagar la matrícula y una cuota mensual de 15â?¬ que es voluntaria, pero obviamente, mejor si se paga, cosa que nos viene fatal por el momento económico tan delicado que estamos pasando... Pero tengo claro que la educación y la felicidad de mis hijos es la prioridad en mi vida.
En el peor de los casos, se que en el colegio actual de Iván siempre vamos a tener plaza. Así que, como no hay mucho tiempo para pensarlo, y teniendo en cuenta que si rechazamos la plaza puede que no volvamos a tener una oportunidad así, vamos a aceptarla.
Y sí, el interesado ya sabe la noticia y está encantado con el cambio de colegio. Quiere mucho a sus compañeros actuales pero le encanta hacer nuevos amigos, y la idea de estar en el mismo cole que su hermana, aunque no se vayan a ver porque están en dos ubicaciones diferentes.
Como decía hace unos días toca tomar una decisión de la que espero no me equivoque o me arrepienta, pero en caso de ser así, será por una decisión tomada por nosotros, después de informarnos, despejar nuestras dudas, pensar bien y sopesar todas las opciones.
En todo caso, la suerte está echada. Cruzo los dedos por haber tomado la decisión correcta.