Igual que el momento cuando me dijeron que echaría de menos la barriga, y yo solo podía pensar en las tremendas ganas de orinar frecuente, el insomnio y los tobillos hinchados (más bien no tenía tobillos directamente). Me rei mucho.
Y claro está que la voz de la experiencia la mayoría de veces tiene razón, porque si se echa de menos.
Hoy bollito ha decidido despertarse a las 4 de la mañana, nos hemos tenido que levantar para no molestar a papá y he recordado cuanto me gustan las madrugadas...el silencio, la tranquilidad...mientras bollito jugaba entretenida hasta que le entrara sueño yo he aprovechado para hacer un montón de cosas que tenia acumuladas, y vaya...¿Se podría decir que echo de menos los desvelos constantes? Bueno, voy a volver a reirme pero no falta parte de razón, no echo de menos tener que levantarme cada noche porque la pequeñaja se desvela, pero si echo de menos cuando mis caricias, mimos, abrazos, calor, consuelo...eran tan necesarios como para desvelarse pidiendolos.
Y eso que yo soy de las de colecho, crianza con apego y demás...¡y aún así siento que el tiempo se me escapa entre los dedos y no se recupera!
Escuchad la voz de la experiencia; disfrutad de vuestros pequeños aún incluso cuando esteis tan cansadas que abrir los ojos requiere el mismo esfuerzo que correr una maratón. Disfrutadlo que pasa muy, muy rápido.
Foto tomada en uno de esos momentos de desvelo