Como en tantas y tantas cosas cada mujer es un mundo, pero existe un rango aproximado en el que se supone que la futura mamá comenzará a notar las primeras patadas.
Aunque el bebé empieza a moverse muchísimo antes, será entre la semana 16 y la 22 cuando comenzaremos a notar los primeros movimientos. Algunas quizá un poco antes, otras puede que algo después pero en teoría, rondado esas semanas será cuando todo cambie.
Y digo que todo cambia, porque para mí el embarazo, sobre todo al principio, es un acto de fe. Una rallita en un test, una eco en la que se ve un bebé que no sientes pero que tienes que confiar en que está ahí, creciendo y desarrollándose con normalidad… Lo dicho, desde mi punto de vista es todo un poco demasiado abstracto.
Es el momento en el que sientes las primeras patadas es cuando todo cambia, el momento en el que te hace saber que efectivamente está ahí, que se hace notar, que te ofrece un plus de tranquilidad con sus movimientos. Es algo que me parece realmente mágico y absolutamente maravilloso.
Con Olivia tarde mucho en sentir sus movimientos, creo recordar que rondaba ya la semana 22 cuando por fin note un “algo” que me hizo pensar “es ella”. Con anterioridad puede que hubiese notado algo pero yo que soy de leer muy mal mi cuerpo, hasta que no noté un movimiento absolutamente inconfundible no lo asocié con Olivia.
Recuerdo perfectamente que estaba tumbada en el césped de la piscina de nuestra casa, sobre mi lado derecho y de repente en el lado izquierdo de mi tripa note como si por dentro alguien me tocase con la puntita de su dedo. Imagino que sería su pie. Fue increíble.
En esta segunda “dulce espera”, noté la primera patada en la semana 18. Dicen que en el segundo y posteriores embarazos se notan antes y así ha sido, casi un mes de diferencia. Lo curioso es que lo noté en el mismo sitio que en el embarazo de Olivia y de la misma manera. En la parte izquierda de la tripa con esa misma delicadeza puntual, pero esta vez en el coche, por la mañana, camino del trabajo.
Antes de haber sentido a Olivia en mi primer embarazo, había quien me describía los movimientos como “aleteos de mariposa” o como “un suave cosquilleo”. Personalmente, como os comentaba, yo no noté nada similar, pero oye, que bonito queda lo del aleteo de mariposa, mucho más que mi “como si me tocasen con la punta de un dedo por dentro”.
Lo bueno de comenzar a sentirlo es que una vez que identificas que es el bebé quien se mueve, ya no hay duda y sus “manifestaciones” te hacen sentir mucho más tranquila. Al menos, a mi me ha pasado en las dos ocasiones.
Con Olivia, y ahora con este segundo bebé, siempre repito el mismo mantra, algo que le digo desde mi foro interno: “crece fuerte, san@ y late”. Parece una tontería, pero engloba todas mis preocupaciones en una sola frase, y las pataditas como respuesta a ese mantra hacen que me quede un poco más tranquila, porque me hacen saber que sigue ahí, que sigue latiendo y creciendo tal y como debe ser.
¿Cuando notasteis a vuestros bebés por primera vez? ¿Lo sentisteis como ese “aleteo de mariposa”?