La alimentación complementaria del lactante es la introducción de cualquier alimento no lácteo solido, semisólido o liquido, dado diariamente de forma regular y continuada y en forma significativa, sustituyendo en parte la leche que este tomando sea lactancia materna o de formula adaptada, en lactancia artificial o mixta.
Posiblemente eres de esos padres de un bebe de 4 a 6 meses y estas un poco inseguro de cuando comenzar a darle pequeñas porciones de alimentos necesarios para su desarrollo. Surgen interrogantes como, la leche materna ya no le alimenta lo suficiente. Es generalmente contradictorio, es por ello que intentare ser lo mas explicita posible explicando, la edad correspondiente para comenzar la ablactación paso a paso y el orden de los alimentos.
Ideas claras… ¿Por qué se llama alimentación complementaria?
Se llama complementaria porque hasta el primer año de edad la leche materna sigue siendo esencial: no puedes olvidar lo esencial que es la lactancia materna que cubre todas las necesidades del lactante adaptándose a sus capacidades digestivas, metabólicas, durante el primer año de vida. No obstante a partir de los seis meses de edad, es probable, que tanto la leche materna como la de formula en la lactancia artificial, no puede cubrir las necesidades en micronutrientes (hierro, cinc) bien sea por falta de capacidad del estomago del lactante, o por falta del volumen suficiente de producción láctea de la madre. Por ello se acepta, que al hablar del periodo destete, se habla del periodo de tiempo que ocurre desde la introducción del primer alimento no lácteo, alrededor de los seis meses, en a lactancia natural, y los 4 y 6 meses en la lactancia artificial o alimentación artificial, sin que ello signifique, necesariamente la retirada del pecho materno, ya que la leche debe seguir siendo su fuente primordial de nutrientes durante el primer año de vida, sin que exista un consenso en relación con el momento idóneo para el destete propiamente dicho.
Lo recomendable es que a los 2 años el niño coma casi todo; el principal objetivo es que el niño comience a relacionarse con la comida para marca su aptitud frente a la alimentación.
Hay evidencias científicas de que la lactancia materna evita factores de riesgos inmediatos y generadores de patologías, en edad posteriores de la vida (diabetes obesidad, enfermedad cardiovascular) pero si es excesivamente prolongada puede dar alteraciones como demasiada dependencia afectiva con la madre, frenando progresivamente el desarrollo natural psicológico y favoreciendo trastornos de conducta y de relación interpersonal. No se trata de un cambio brusco con supresión de la leche, materna o de formula, sino un paso lento y progresivo a la introducción de nuevos alimentos.
¿Cuando empezar con la alimentación complementaria?
Existen varios consensos en donde se dice que se debe iniciar alrededor de los seis meses para reducir la incidencia de alergias alimentarias. Por cual existen desventajas en la introducción precoz de la alimentación complementaria.
Actividad competitiva con la lactancia materna
Riesgo de hipersensibilidad y alergia alimentaria
Introducción precoz de gluten enmascarado
Efectos adversos de aditivos, nitritos, etc.
Falta de control de la ingesta
Riesgo de sobrealimentación
Tendencia a vómitos y diarrea
Accidente por falta de coordinación oral motora
Situaciones carenciales por déficit de atención
Sobrecarga renal de solutos
Aumento de riesgo de infecciones
Síndrome dental del biberón
Desarrollo del hábito por el azúcar y sal en el futuro.
¿En que orden introducir los alimentos en la dieta del bebe?
No existen bases científicas solidas para recomendar si se comienza por las harinas o por las frutas, aunque si existe unanimidad, los alimentos deben introducirse de forma individualizada, progresiva y sosegada y por la misma persona, que le venia ofreciendo la alimentación láctea. Existe una tendencia generalizada a comenzar por las harinas, aunque con los lactantes con sobrepeso, podría iniciarse por la fruta.
Cereales
Las primeras papillas de cereales deben introducirse poco a poco, en cantidades crecientes, de forma progresiva, y ofrecerse una cucharilla y no el biberón. Si escupe la cuchara debes saber que se trata de un rechazo o que no ha desaparecido el reflejo de extrusión. Estas papilas proporcionan proteínas, minerales, elementos traza, vitamina, ácidos grasos esenciales, y principalmente, colaboran al equilibrio energético total. Como consecuencia de alto contenido de hidratos de carbono. Al tener estas harinas un valor energético mayor, son ricas en almidón, polisacáridos cuya hidrolisis libera maltosa, glucosa, y, por su alto valor osmótico favorecen el vaciamiento gástrico y tienen una absorción más lenta de modo que se mantiene mas constante la glucemia, y por consiguiente se consigue un mayor espaciamiento entre las tomas. Suele ser muy bien aceptado por los lactantes, pero realmente se trata de un alimento muy desequilibrado, por lo que su oferta en exceso puede condicionar obesidad. Tanto en las papillas de un solo cereal, como la mayoría de mezcla de varios, el contenido proteico es escaso, incluido el gluten, y de valor biológico bajo, a excepción de la soja; por el contrario tiene una proporción relativamente alta de ácidos grasos esenciales y de algunas vitaminas.
Las primeras papillas de harina están constituidas por uno o más cereales sin gluten (arroz, maíz, soja) y las más utilizadas mas adelante por mezcla de varios cereales con gluten, en especial el trigo. Están ultimas contienen una proteína llamada la gliadina, que se encuentra en el germen de determinados cereales como el trigo, centeno, cebada y avena, cuya intolerancia provoca la enfermedad celiaca. Por ello no deben introducirse antes del sexto mes de vida, tampoco se aconseja su introducción mas allá de los 7-8 meses porque las manifestaciones de la enfermedad celiaca pueden será típicas dificultando su diagnostico.
Existen papillas lacteadas con distintas concentraciones de leche, para reconstruir con agua. Son menos recomendables por la escasa proporción de leche, pudiéndose utilizar solo las que se adapten su contenido en grasas lácteas a las necesidades del lactante. Tampoco son recomendables los cereales con adición de frutas o verduras y en cuanto a la miel, hay que tener en cuenta que hipercalorica, y que muy eventualmente puede estar contaminada con esporas de clostridium botulinum y producir butulismo en el lactante.
Frutas
Las papillas de frutas, que se introducen en el 4º y6º mes de vida (por termino medio el 5º), rica en agua y vitamina C condicionan, asimismo, un gran aporte de fibras, que facilita el transporte intestinal y la proliferación de la flora saprofita favoreciendo el equilibrio ecológico del colon. Aporta hidratos de carbono, fructosa, glucosa, y fundamentalmente sacarosa. Se puede iniciar su consumo durante unos días en forma de zumo o jugo y seguir luego con puré de manzana, plátano, y pera. Deben estar bien maduras para facilitar su digestión, en ocasiones puede darse cocidas, compensando la perdida de proteínas al añadir zumo de fruta fresca natural, principalmente cítricos.
Es conveniente ofrecer una amplia variedad de frutas para favorecer el aprendizaje alimentario, aunque se debe evitar al principio las potencialmente alergénicas como la fresa, fresón, frambuesa, moras, melocotón, kiwis. No es recomendable añadir azúcar, leche, galletas, cereales ni leche condensada, entre otras razones porque, al enmascarar sus sabores (acidez), aceptaran con mas dificultad la fruta natural cuando tengan autonomía, así como tampoco deberán utilizarse el biberón para evitar el síndrome del biberón, que produce tendencia al habito de consumo de líquidos azucarados y favorece la caries de los dientes caducos, incisivos y caninos inferiores. Los zumos en exceso pueden disminuir el apetito y favorecer la diarrea. Las frutas homogenizadas solo deben utilizarse ocasionalmente, y siempre que ya hayan aceptado la fruta natural porque con la adición de azucares y otros hidratos de carbono, queda modificado el sabor genuino de la fruta condicionando su posterior rechazo y aumentan la densidad energética favoreciendo la obesidad. Se constata que el consumo de frutas en la población infanto-juvenil es escaso en nuestra sociedad actual, por lo que el pediatra deberá fomentarlo desde el principio reiterando la oferta, con lo que puede estimularse la aceptación.
Verduras y hortalizas
Constituidas por fundamentalmente por agua, vitaminas, fibra y minerales, se hace indispensable su introducción a partir del segundo semestre, porque, en esa edad, el lactante necesita, un mayor aporte de minerales y aminoácidos. Se utilizan verduras variadas en forma de purés, ya que con la leche, la fruta y los cereales, no se consigue un aporte adecuado. Además su contenido en celulosa y otras fibras facilita la formación del bolo fecal, contribuyendo a una regulación del peristaltismo intestinal. Su contenido en almidón es escaso y, obviamente menor en el contenido en proteínas y grasas por lo que no debe sustituir a una toma de leche hasta que no se le haya añadido la carne magra. La introducción debe hacerse en forma progresiva, comenzando por el cado vegetal, para comprobar su tolerancia e iniciar una diversificación de los sabores. Poco a poco se va ofreciendo las distintas verduras, en forma de purés, ofreciendo las distintas verduras, procurando comenzar con patatas, zanahorias, apios, puerros, calabaza, calabacín, habichuelas o judías. Deben evitarse las verduras flatulentas como la col, y fundamentalmente las remolachas, nabos y las de hojas verdes anchas, como las espinacas, acelgas por su rico contenido en nitratos, a partir de los fertilizantes. En la cocción de las verduras debe añadirse un poco de sal, y aceite de oliva crudo, en función del estado digestivo y nutricional.
Carnes
Incluidas en el puré de verduras, contribuyen a la aportación de un gran contenido de proteínas, conteniendo todos los aminoácidos esenciales. Contiene lípidos en cantidad variable según el animal de procedencia, sales minerales, fosforo, potasio, siendo una importante fuente de hierro y vitaminas, principalmente del grupo B.
no debe darse de forma prolongada solo el caldo de haber hervido la verduras con la carne, porque es mínimo su valor nutritivo. Se debe comenzar con purés de verduras, poco a poco, al principio triturada, para posteriormente ir disminuyendo el grado de trituración de forma que vayan quedando pequeños trozos que favorezcan el inicio de la masticación hacia el final del primer año. Debe comenzarse por la carne o pollo (sin piel por du gran contenido de colesterol) porque es menos alergénica y de más fácil trituración aunque su contenido de hierro es menor que el de las carnes rojas. Posteriormente se va introduciendo la ternera, vaca y cordero. No se recomiendan las vísceras como el hígado, pese a su riqueza de vitaminas y de hierro, independientemente de que algunas son excesivamente grasas y ricas en colesterol, existe el riesgo potencial de contener parásitos, tóxicos y hormonas por la posible manipulación fraudulenta del ganado.
Pescados
Se componen de proteínas en un 14 al 20% de su peso, y como en las carnes, son de alto valor biológico, con un gran contenido de aminoácidos. Las grasa están formadas por ácidos grasos no saturados que aportan solo los poliinsaturados, contribuyen también a un importante aporte de minerales como cloro, sodio, potasio, yodo, fosforo y con menor biodisponibilidad, del hierro, teniendo en cuenta que el pescado congelado tiene el mismo valor nutricional que el fresco. Su introducción suele diferirse, generalmente al noveno mes de vida, por sus características potencialmente alergénicas y por el riesgo de su posible contaminación, bien por su manipulación industrial, (acido bórico) o por contaminación natural del medio marino (mercurio). Debe comenzarse por los pescados blancos (merluza, gallo, lenguados) por el menos contenido en grasa y por se menos alergénicos, debiéndose también tomar en cuenta la poca cantidad de sal.
Huevo
Debe introducirse por termino medio en el noveno mes, por su poder alergénico, comenzando por la yema cocida y dura. Se puede ofrecer unas tres veces a la semana y de forma progresiva, comenzando por un cuarto, media y la yema entera al año de edad. Es un alimento muy rico en grasas y proteínas de alto valor biológico, conteniendo una gran cantidad de aminoácidos esenciales, hierro y vitaminas. Las liposolubles están en mayor cantidad en la yema y las hidrosolubles en la clara. Esta tiene una proteína (ovoalbúmina) muy alergénica por lo que el huevo enero no debe introducirse hasta el año de edad, y nunca debe darse crudo, sino cocido en sopa, en tortilla francesa blanda, por lo que la ovoalbúmina no es digerida cruda por el jugo gástrico, absorbiéndose menos del 50%, además de que, con la cocción, disminuye su capacidad alergénica.
Legumbres
Son ricas en proteínas de menor valor biológico que las de origen animal y con escaso contenido aminoácido esenciales. Su combinación con cereales, aumenta el valor nutritivo. Se recomienda introducirlas en la dieta decido y duodécimo meses de edad por su contenido en nitratos. Se puede ofrecer añadidas a las verduras, con lo que enriquece el valor biológico proteico. Se ofrecerán también en forma progresiva una o dos veces a la semana, con lo que se va aumentando la actividad enzimática, la tolerancia digestiva, y se evita también la flatulencia.
Yogurt y otros derivados lácteos
El yogur, elaborado a partir de la leche de vaca entera no debería introducirse, antes de los 10 meses de edad, por su riqueza en ácidos grasos saturados, siendo aconsejable su introducción alrededor del año, si bien hay formulas adaptadas para el lactante para hacerlos antes y, en la practica son bien aceptadas y toleradas. Constituye una buena fuente de proteínas, siendo de fácil digestibilidad, por la disminución de lactosa y la hidrolisis parcial de las proteínas, favoreciendo la absorción de calcio, además que mejora la flora colonica, acelerando el transito intestinal (acción probiotica). Debe evitarse el yogurt con sabores, azucarados y con aromatizantes. Otros productos lácteos, como requesón, cuajada y queso fresco, son una excelente fuente de aportes nutritivos, favoreciendo igualmente el crecimiento de colonias de bacterias bifidogenas que facilitan el equilibrio ecológico del colon. Son productos que pueden introducirse simultáneamente con el yogurt.
Leche de vaca entera
Ha existido controversia sobre la edad idónea para la edad de introducción de la leche de vaca entera en el lactante. No obstante existe consenso en la actualidad que la leche de vaca sin modificar no es un alimento adecuado para el lactante, porque esta demostrado que tiene una alta concentración de solutos y un bajo contenido de antioxidantes y puede ocasionar un déficit de hierro y la posibilidad de producir microhemorragias intestinal, a la vez modificar el perfil lipídico. La leche de va tiene un alto contenido proteico, en comparación con la leche de la mujer y las leche de las formulas, por lo que unido al aumento de solutos propicia una carga renal constituyendo un peligroso balance hídrico. Como se sabe los lactantes, tienen capacidad para excretar los solutos en condiciones normales, pero cuando el aporte de agua es escaso, o bien hay pérdida por fiebre, sudoración, hiperventilación o diarrea, la sobrecarga de potencial de solutos puede traer consecuencias nocivas. Se recomienda por ello no administrarla antes del año de edad como mínimo, considerándose que podría ser conveniente la administración de formulas progresivas adaptadas hasta los dos o tres años de edad
Edad En Introducción A los Alimentos
0-6 meses: leche materna o formula adaptada tipo 1 o de inicio.
4-6 meses: papilla de cereales sin gluten + lactancia materna o formula +papilla de fruta natural
6-7 meses: +papillas de verduras suaves y carnes (pollo sin piel, ternera, cordero)
7-8 meses: incluir papillas de cereales con gluten
9-10 meses: + pescado blanco, yema de huevo
10-12 meses: legumbres y arroz
12 meses: + yogurt
12-15 meses: + clara de huevo
18 meses: leche de vaca entera (se recomienda seguir con formula adaptada hasta los 3 años)
La introducción de la alimentación complementaria es una fase muy importante en la vida del lactante, por lo que se deben seguir ciertas normas científicas, pero no rigurosas con sensatez en la aplicación de las mismas, evitando el dogmatismo. No se debe crear conflicto durante el aprendizaje. Enseñar a tu bebe a comer debe ser una sensación grata tanto para el niño como para la familia. La introducción de nuevos alimentos debe hacerse poco a poco y las novedades debe vivirlas el lactante en presencia de la madre. Se debe buscar momentos tranquilos, libres de prisas, sin nerviosismo, sin presiones, teniendo en cuenta que la cuchara es un instrumento que se interpone entre la madre y el hijo. No se forzara a comer ni a comerlo todo. Existe la obligación de ofrecer una comida adecuada y el lactante tiene derecho a comer la comida que apetezca. Las presiones pueden ir haciendo un refuerzo preferencial del rechazo creando posturas negativas ante el alimento que puede dar lugar a una anorexia psicológica, se debe ir formando su paladar, y después respetar sus gustos, teniendo en cuenta los gestos de aceptación o rechazo, sin transmitir angustias, creando una ambiente alimentario positivo, no solo en los aspectos físicos, sino también en los efectivos.
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