El dia de hoy estaremos hablando sobre el sueño de ser mamá, parece que fue ayer cuando me enteré que estaba embarazada, no les miento cuando digo que mi mundo dio un giro radical de 360°. Y es que ahora no solo estaba yo en el mundo, había una personita dentro de mí que me necesitaba y me quería aun sin yo saber de su existencia. Fue un shock de momento y al mismo tiempo la noticia más feliz de toda mi vida. Decir que tenía miedo y nervios es poco ya que nadie te prepara para sentir tantas emociones al mismo tiempo.
Dicen por ahí que las mujeres nos convertimos en mamás en el momento en el que nos enteramos que estamos embarazadas y los hombres se convierten en papás cuando ven el rostro de sus bebés. Yo creo que la diferencia radica en que las mujeres somos más sentimientos y emociones lo que por el contrario los hombres que anteponen más el razonamiento lógico en situaciones como esta.
Nadie te enseña cómo ser mamá y sin embargo y sin saber de dónde todas tenemos poderes especiales para identificar con cada llanto de nuestro bebé qué es lo que tiene y es que por ellos hacemos de todo. Si está lloviendo nos convertimos en paraguas y los colocamos debajo de nosotros para que no se mojen, si tienen frío y no traen suéter les damos el nuestro para evitar que se enfermen, si quieren volar nos volvemos supergirl´s y los cargamos, no hay nada que no haríamos por ellos.
Por nuestros hijos movemos mar y tierra, el vínculo que existe es una complicidad eterna llena de alegrías, risas y amor sin embargo también hay momentos en los que sientes desesperación, desilusión y sobre todo momentos en los que crees que no eres lo suficientemente buena mamá, momentos en los que te quiebras, momentos en los que sufres y en los que lloras, pero todo pasa y cuando menos te das cuenta ya atravesaste la tormenta y te levantas con más fuerza que nunca.
Cuando sientas que estás en tu punto de quiebre detente por un minuto, respira muy profundo y suelta las cosas, déjalas ir y abraza todo aquello que te hace feliz al estar con tu bebé: sus carcajadas tan contagiosas, sus piernitas regordetas, la forma en que te mira como si fueras luz, sus manitas que te sujetan con fuerza… abraza todos y cada uno de esos momentos y no los dejes ir, porque cuando menos te des cuenta llegará lo inevitable y crecerán.
Ha pasado un año desde que mi Mateo llego a mi vida. No encuentro las palabras suficientes para describir la relación entre una mamá y su bebé, es como ver una extensión de ti ahí sentadito en su sillita de la comida mirándote con los ojos más lindos que has visto nunca y con la sonrisa más grande. Y saber que te ama incondicionalmente aún con tus defectos y tus virtudes, que no le importa lo que hiciste o no hiciste en el pasado, para esa personita ahí sentada eres su mami y no hay cosa que más quiera que estar contigo siempre.