Se calcula que los seres humanos empezamos a distinguir por primera vez los sabores más o menos al cumplir el primer año de vida. Por eso, todos aquellos que tengáis hijos habréis notado que a partir de esa fecha vuestros niños dejan de aceptar todas aquellas comidas que antes conseguíais sin dificultad, para comer únicamente lo que les gusta.
No obstante, como padres es nuestra responsabilidad el cuidar y educar a nuestros hijos, lo qu significa que no se les debe permitir comer únicamente los que les gusta, sino que deben asegurarse de que sus hijos adquieran los nutrientes diarios que aporta cada variedad de alimento con el objetivo de los pequeños crezcan sanos. ¿Cómo podemos conseguirlo? El truco está en la educación, debemos enseñar a nuestros hijos a comer. En este reportaje, os damos algunos trucos para conseguirlo, ¡no os lo perdáis!
Qué deben comer: pirámide nutricional
Para poder enseñar a nuestros hijos a comer, debemos conocer exactamente cuáles son sus necesidades nutricionales. Por muy sano que comamos nosotros mismos, lo que suele alimentarnos no siempre puede resultar suficiente para ellos, por lo que debemos elegir y adecuar una dieta apropiada con cuidado. La clave está en la variedad. Los niños tienen que comer de todo en su justa medida, por ello tenemos que acostumbrarles desde el principio a no rechazar ningún alimento.
¿En qué proporción deben tomar los alimentos? Para saberlo, debemos guiarnos a través de la pirámide nutricional infantil que divide los alimentos en seis categorías: granos, verduras, frutas, proteínas, lácteos y grasas. Y es precisamente este orden el que debe seguir la alimentación de los niños, con una ingesta diaria de cereales, verduras y frutas; carne y pescado de forma alterna a lo largo de la semana, dos o tres lácteos al día y restringiendo las grasas y azúcares al consumo esporádico.
Enséñale desde el principio…
Luego de conocer los alimentos adecuados para nuestro hijo podremos otorgarle un sano y buen hábito alimenticio, debemos enseñarle a adquirirlo. El camino es largo y algo complicado, pero tenemos la ventaja de que podemos hacer que aprenda desde que es un bebé, por lo que nuestra tarea no va a ser tan complicada, aunque requiere mucha paciencia y constancia.
La base de una correcta educación alimentaria surge a partir de los 5 o 6 meses de vida del niño, momento exacto para introducir en su alimentación la papilla o puré de verduras. Hasta entonces los niños sólo han probado leche, papillas de cereales y como mucho algún zumo de naranja, sabores dulces que por lo general aceptan sin problemas. Puede que el sabor del puré de verduras le disguste, que gire la cara, patalee e incluso cierre la boca, pero aunque sea muy pequeño no podemos dejar de darle ese alimento porque no le guste, en ese momento tenemos que empezar a educarle.
Métodos y técnicas para que coman bien
Para ayudarnos en la dura tarea de enseñarles a comer, existen algunos métodos o técnicas. Como hemos dicho, la base de todo es la paciencia y la reiteración. Lo importante es que el niño vaya probando poco a poco nuevos sabores, para después asimilarlos. Por eso, no debemos obligarles. Tenemos que ofrecerles la comida de la forma más positiva posible, insistiendo al niño para que coma pero sin forzar.
Si después de un rato no hemos conseguido que se lo coma retiraremos el plato, sin discutir, advirtiendo al pequeño de que no existe ningún alimento sustitutivo a esa comida. Es necesario tener mucho aguante, no debemos desistir. Poco a poco, el hambre del niño conseguirá que pruebe una cucharadita y que a lo mejor descubra que el alimento no sabe tan mal como parecía y lo asimile dentro de su dieta diaria.
Por último es muy necesario practicar con el ejemplo. Está demostrado que los niños cuyos padres y hermanos comen bien, adquieren rápidamente un buen hábito alimenticio. Para ello, debemos incluir en nuestra propia dieta todo tipo de alimentos para que así descubran que comer no es sólo una obligación, sino también un placer.
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