Está bien, el mundo en que vivimos tiene una importantísima faceta económica y los jóvenes tienen que formarse para estar lo mejor preparados para este mundo. Pero tengo la sensación de que desde hace unas décadas la importancia del dinero en la vida se ha sobredimensionado. En este occidente neoliberal, el capitalismo se ha convertido en una religión con un Dios, que es el dinero. El dinero en lugar de un medio para conseguir bienes, es un fin en si mismo. "Hay que tener dinero", el mensaje es claro. Pero a diferencia de las demás religiones, esta no tiene un código moral adjunto. No existe un "No matarás", y desde luego el "No Robarás" ni de coña. Cuando se enseña religión en las escuelas el punto de vista es mayormente dogmático, sobre todo cuando desde el ministerio de educación ceden toda la confección de los contenidos a la Conferencia Episcopal. Pero, aun siendo yo una persona agnóstica y gañán, reconozco que la base ética de los valores de occidente vienen de la moral cristiana. Por eso me da miedo que una asignatura como Educación Financiera tenga un enfoque dogmático.
La formación de los niños y de los jóvenes tiene que ser lo más diversa posible, abarcar muchos campos, pero no necesitamos críos de quince años expertos en finanzas. Para eso ya están las facultades de económicas y empresariales. La formación debería producir jóvenes inteligentes, críticos y con ética. Por poner un ejemplo que se me ocurrió anoche viendo el programa de Jordi Évole, "Un adolescente debería saber practicar los primeros auxilios, pero no tiene porque saber hacer un trasplante" El mismo adolescente tiene que saber como se gana el dinero, el esfuerzo cuesta ganarlo, que hacer con el, pero no tiene porque saber que es un plan de pensiones de renta variable.
La formación tiene que tener como objetivo dotarte de una cultura suficiente para que cuando el médico te explique que te va hacer una biopsia, sin haber estudiado la carrera de medicina, entiendas de que te está hablando. Formación para que cuando escuches una sinfonía la sepas apreciar, sin haber estudiado la carrera de solfeo. Formación para poder ir a un museo y disfrutar. Y, por supuesto, formación para ir a pedir una hipoteca a un banco y comprender lo que te explican y saber preguntar lo que no entiendes, sin haber hecho economía en Deusto.
Yo desde que hice aquel supermegahiperimpòrtantísisimo examen de trigonometría de BUP, no he vuelto a encontrarme con este importante conocimiento ¿Quién se iba a imaginar que una amplísima parte del currículo dedicada a las matemáticas no me sirviese de mucho?
Lo que si que echo de menos en mi formación básica y de bachiller es la educación musical, una formación científica más practica y menos teórica, formación en tareas de hogar, construir y reparar cosas, oratoria, unas ciencias naturales enseñadas en la naturaleza, ajedrez, debate, filosofía, teatro, primeros auxilios y claro que sí historia de las religiones y educación financiera.
Claro, igual se trata no de formar, sino de adoctrinar, crear una sociedad de ovejas obedientes y temerosas. A todas las religiones les gustan los rebaños