Estrés postraumático en niños: qué es y cómo reconocerlo

Estrés Postraumático en Niños
Blog de Ayuda Psicológica en Línea

El estrés postraumático en niños va más allá del“estrés común”, y su experiencia como tal, difiere del estrés postraumático de un adulto.


Por lo tanto, es importante puntualizar el concepto básico del estrés, para comprender y reconocer sus diferencias con el estrés postraumático.


El estrés es la condición transitoria de tensión fisiológica y emocional, que se da como respuesta natural a una situación desafiante.


En cambio, el estrés postraumático es un trastorno donde el malestar producido por un trauma, se vuelve crónico y requiere atención profesional.


Si tienes dudas sobre el bienestar emocional de tu hijo, aquí aprenderás las características principales del TEPT y las pautas de actuación más efectivas.


¿Qué es el Estrés Postraumático en Niños?


El estrés postraumático en niños es la reacción ante eventos impactantes y dolorosos, que sobrepasan la capacidad física y mental de los infantes para asimilarlos.


Surge como consecuencia a una experiencia angustiosa, que el niño revive o recuerda a través de pensamientos recurrentes y dramáticos.


Se caracteriza por un estado de alarma constante y ansioso, en especial cuando el niño se expone a situaciones relacionadas con su trauma.


El estrés postraumático infantil repercute directamente en la resiliencia del niño, afectando su capacidad para enfrentar la adversidad y disfrutar la vida.


Provoca que el niño piense y actúe de forma temerosa, anticipando de manera irracional una posible repetición de su vivencia traumática.


niño traumado



¿Cómo se produce el Estrés Postraumático en niños?


Los niños pueden desarrollar estrés postraumático al experimentar o presenciar un suceso impresionante que les genere un miedo o malestar intenso.


Los efectos del trastorno no son inmediatos, y pueden presentarse semanas (o incluso meses) después de que el niño haya sufrido un trauma.


Específicamente, el TEPT infantil puede originarse en 3 contextos:



Una experiencia propia del niño.

Un evento que el niño presenció.

El sufrimiento de alguien cercano al niño.

Además, el estrés postraumático en niños suele desarrollarse con mayor frecuencia, a raíz de experiencias relacionadas con circunstancias como:



Maltrato, agresión física, acoso, señalamiento social y abuso sexual.

Desastres naturales, terremotos, incendios, huracanes o inundaciones.

Ataques de animales, mordidas de perros o picaduras de insectos.

Escenarios bélicos, guerras, terrorismo, bombardeos, tiroteos, etc.

Actos criminales, riñas, asalto, secuestro, tortura y asesinato.

Lesiones graves o la muerte, consecuencia de accidentes o enfermedad terminal.


Los escenarios más comunes que originan el TEPT infantil, están relacionados con la violencia doméstica, los accidentes y los desastres naturales.


Sin embargo, también puede generarse como consecuencia de la exposición a contenidos violentos, como series de televisión o videojuegos.


A pesar de esto, el hecho de que un niño viva un suceso traumático, no implica necesariamente que desarrolle trastorno de estrés postraumático.


niño triste



Las regresiones en el desarrollo


Los síntomas del estrés postraumático infantil son muchos y pueden presentarse de diversas formas según el contexto y trauma de cada niño.


Además, no todos los niños que padecen estrés postraumático, presentan todos y cada uno de los posibles síntomas del trastorno.


Si podemos decir que hay un rasgo común a la mayoría de casos, sería lo que llamamos regresión o retroceso en las etapas del desarrollo.


Es decir, cuando el niño se torna incapaz de resolver problemas o poner en práctica habilidades que ya había logrado dominar, por ejemplo:



Se chupa el dedo (cuando ya no lo hacía).

Toma nuevamente del biberón.

Habla como un niño de menor edad.

Necesita volver a dormir acompañado.

Vuelve a mojar la cama o a usar pañal.

Infografía Estrés Postraumático Infantil



6 Señales de Estrés Postraumático en Niños


Como ya comentamos, los síntomas se manifiestan después de unas semanas, pero en ciertos casos demoran meses o inclusos años.


Por lo tanto, el trastorno de estrés postraumático es un padecimiento de cuidado, y sólo puede ser diagnosticado por profesionales.


Sin embargo, hay “señales de alarma” a las que debemos estar atentos cuando sospechamos que el niño pueda padecer de estrés postraumático:


1. Dificultad para dormir



Pesadillas

Sobresaltos

Enuresis (mojar la cama)

Insomnio

Trastornos del sueño

2. Conducta defensiva



No quiere (o no puede) expresarse

Juegos que recrean el trauma

Dibujos representativos del evento

Crea relatos que reflejan inseguridad

Evade lugares relacionados con su trauma

3. Bajo rendimiento escolar



Falta de concentración

Dificultad para poner atención

Dificultad para memorizar

Incumple con los deberes

No quiere ir al colegio

4. Pensamiento Catastrófico



Recuerdos intrusivos del trauma

Ideas recurrentes y negativas

Describe imágenes o sonidos del evento

Pronostica la repetición de lo ocurrido

Expresa miedo a morir o lesionarse

5. Altibajos emocionales



Enojo, Ira, Rabia

Preocupación constante

Ansiedad y nerviosismo

Episodios depresivos

Desgana o falta de interés

6. Inadecuación Social



Timidez o aislamiento

Hipersensibilidad a la crítica

Comportamiento agresivo

Rabietas irracionales o exageradas

Dificultad para sentir y mostrar afecto

Por lo general, los niños suelen mejorar luego de 3 meses de una vivencia traumática, pero hay los que presentan síntomas después de medio año.


A pesar de esta mejoría inicial, el TEPT en niños es un trastorno crónico, que sólo puede diagnosticarse después de un mes del evento traumático.


También es importante señalar, que los niños no experimentan los síntomas del TEPT de la misma forma que las personas adultas.


El síntoma común en adultos son los “flashbacks”(revivir el trauma), mientras que los niños tienden a representar el trauma mediante juegos, dibujos o relatos.


¿Qué hacer frente al Estrés Postraumático Infantil?


El estrés postraumático en niños puede tornarse en una situación muy desgastante si se desconocen las medidas básicas para gestionarlo.


Muchos de los niños que lo padecen suelen ser incomprendidos y algunos estigmatizados, lo que ralentiza su recuperación más de lo necesario.


Ya que la mayoría de personas no logra explicarse su “conducta rara”, y suelen achacarla al descuido de los padres, rebeldía o a meros caprichos.


Si sospechas que tu hijo padece las secuelas de un trauma, las siguientes pautas te serán muy útiles para ayudarlo a manejar la situación.


Pautas para el Cuidador



Conoce bien el TEPT Infantil, recolecta la mayor cantidad de información, así como los detalles específicos del evento que padeció tu hijo.

Analiza la conducta del niño, toma nota de sus conductas más inusuales o las reacciones que te parezcan extrañas.

Mantén tus horarios, lo que más necesita un niño con TEPT es estabilidad, intenta que tu vida (y la del niño) sea lo más parecida a antes del trauma.

Crea rutinas de confianza, como investigar los pasos a seguir si algo ocurre, o hablarle por teléfono a cierta hora para saber cómo está.

Prevé emergencias, ten a la mano teléfonos de ayuda, terapeuta o personal capacitado, por si el niño “pierde el control” y no sebes que hacer.


Pautas a seguir con el Niño



Demuéstrale interés, exprésale tu intención de ayudarlo y hazle saber que estarás ahí para lo que pudiera suceder.

Permite que se exprese, desahogarse emocionalmente a través del juego, dibujos o relatos fantásticos es una pieza clave de su recuperación.

No evadas el tema, si el niño toma la iniciativa de hablar de lo ocurrido, escúchalo atentamente y comparte abiertamente tus opiniones.

Elógialo, felicitarlo cuando se atreve a hablar del tema o hace algo que le daba miedo, estimula su autoestima y su gestión emocional.

Evita criticarlo, sobre todo cuando muestre alguna conducta regresiva, como volver a chuparse el dedo o quiera dormir con la luz encendida.

Libéralo de culpa, los niños suelen culparse por lo sucedido, si es el caso, tómate un tiempo para explicarle cómo y por qué pasaron las cosas.

Refuerza su iniciativa, aliéntalo cuando tenga interés en alguna actividad o tome una decisión, así mejorará su confianza en sí mismo.

Se paciente, aunque ya haya pasado tiempo, no le exijas que “reaccione” o “lo supere”, recuerda que el TEPT Infantil es un trastorno crónico.

No temas reprenderlo si es necesario, asegúrate de que cumpla con sus deberes en casa y escuela, y sobre todo que no falte a clases.


Pautas en el Contexto Social



Crea espacios de convivencia, para jugar, divertirse o interactuar con otras personas, sin presionarlo anímalo a participar a su propio ritmo.

Informa a tu familia, al ser conscientes de la situación, podrán comprender mejor al niño y estarán más dispuestos a brindar algún tipo de ayuda.

Visita el colegio, avisa al director de la situación y busca retroalimentación con profesores y amigos sobre su comportamiento.

Busca grupos de ayuda, en internet, escuela o con el terapeuta, convivir con otras personas que han sufrido un trauma le ayudará conocerse mejor.

Llévalo a terapia, solicita una revisión y pide la opinión profesional del experto, se constante con las sesiones y cumple las normas del tratamiento.



La Terapia y el Estrés Postraumático en Niños


El estrés postraumático infantil se presenta en diferentes niveles, hay casos agudos y otros menos severos, pero siempre requerirá de ayuda profesional.


Como en la mayoría de problemas relacionados con la resignificación de eventos, la terapia cognitivo-conductual es la que suele dar mejores resultados.


Sólo en los casos más graves, donde la conducta del niño se torna incontrolable o pone en su riesgo su integridad física requiere de medicación.


Por lo general, un proceso terapéutico para niños con trastorno de estrés postraumático consta de las siguientes fases:



Orientación a la familia, sobre los alcances del trauma.

Apoyo al niño, para que recobre la sensación de seguridad.

Desahogo y gestión emocional, mediante charlas y actividades en un ambiente seguro.

Estrategias de contención conductual, para lidiar con los episodios difíciles.

Resignificar el evento, mediante tareas o directivas orientadas a darle un nuevo sentido.

Adiestrar a los padres, en el seguimiento y prevención de recaídas.


niño en terapia



Conclusiones


El estrés postraumático en niños, es un trastorno donde las conductas inusuales o inesperadas sorprenden con frecuencia a los padres.


Por lo que es normal, que se alarmen y crean que pueda ser algo más grave, aunque no significa que el TEPT infantil no requiera un cuidado especial.


La interacción entre el niño y sus padres, es un factor fundamental para comprender la manera en que el niño esta lidiando con el trauma.


Actividades como el juego, los paseos, el arreglo de la casa o realizar los deberes con el niño, contribuye de forma muy positiva su recuperación.


Los padres deben desarrollar un tacto especial para introducirse en su mundo, alentándolo a tomar riesgos y enfrentar sus miedos de forma gradual.


El tratamiento psicológico también es imprescindible (a pesar de las aparentes mejoras), ya que hay síntomas que aparecen después de meses.


La recuperación del estrés postraumático en niños, es un proceso que requiere paciencia, constancia y sobre todo del cariño de los padres o cuidadores.




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