Mi hijo le pegó a otro niño en el parque. Ese es el hecho objetivo.
La historia es la siguiente, la semana pasada por fin dejó de llover después de 40 días. Entonces decidimos en casa cancelar el encargo que habíamos hecho de madera para hacer un arca, y salvar así a dos ejemplares de cada especie. Una pena porque tenía unos planos de construcción buenísimos que me había descargado de The Pirate Bay. -¿Porqué no nos vamos al parque con los niños? ? Buena idea. Pero no al de siempre, que está a la sombra y hará frio.- Total que queda decidido. Según recojamos al niño del cole no pasamos ni por casa, nos vamos a provechar el sol. En estas estábamos cuando suena el timbre de casa. Era mi padre, el abuelo de la criatura. Otro que se suma al plan. cuantos más mejor.
El niño sale del cole feliz porque su aitite ha venido a búscalo al cole. Está muy contento y le va diciendo a todos sus compañeros de clase ?Este es mi aitite.- mientras corretea por el patio.
El aitite, que es incapaz de ir a ver a un nieto con las manos vacías y ha pasado por una tienda de chinos, le regala al leoncito un pequeño estuche con lápices decorados con ositos. A nuestro hijo le encanta dibujar y estaba impaciente por llegar al parque para subirse a un columpio a dibujar. En cuanto llegamos se sube a uno con forma de tren. En el trenecito había dos niños un año o dos mayores que mi hijo. Serían hermanos, primos o amigos, lo que es seguro es que eran del mismo colegio porque llevaban el mismo uniforme. Les debió molestar que aquél niño rubio con lápices se subiese porque le dijeron algo. No les hizo caso, yo creo que ni les entendió y los niños se marcharon sin más. Naturalmente son tonterías entre niños y soy partidario de no intervenir. Es importante que los niños aprendan a relacionarse con sus iguales sin el parapeto de los mayores.
Al de un rato cambia de columpio, uno de esos que parece parte de una pista americana de entrenamiento, y se pone a dibujar en un rincón. Cuando el chiquillo se pone a dibujar está en su mundo, se abstrae dibujando castillos, mariposas o garabateando letras. Yo a unos diez metros de distancia observo, sin intervenir. Los dos niños de antes le empiezan a molestar y a quitarle los lápices. Sigo vigilando en la distancia como reacciona mi hijo. Hace aspavientos para espantarlos, les dice ?Tú malo, niño.
Hasta que uno le arrebata un portaminas de la mano y lo tira por encima del columpio. Entonces el leoncito estira el brazo para atrás y ZASCA!! le da una tortazo en toda la cara.
Mi pareja, su madre, acude corriendo a reñir al leoncito, que se echa a llorar por la bronca que le echa su madre. Que, por cierto, no ha visto la secuencia completa. También llegan al lugar los abuelos del niño, queriendo mediar entre los pequeños.
Claro, ahora que el suyo a recibido. Cuando su niño estaba molestando a otro más pequeño no aparecieron. De todas formas a la abuela del chico se le ven ganas de montarla. Entonces yo, que seguía manteniendo la distancia, me acerco y me llevo a allí a mi hijo. Le conté a mi mujer la historia, y porqué nuestro hijo había pegado al otro niño. Y que tenía que reñirle, porque no había hecho nada malo.
Quedar bien con unos desconocidos y que no piensen de mí que soy un mal padre que permite que su hijo pegue es estética. Naturalmente que no me gusta que mi hijo pegue, pero tampoco le voy a decir que no se tiene que saber defender de un abuso. Yo no le voy a transmitir el mensaje a mi hijo con cuatro añitos de que cuando vengan a molestarle, a quitarle lo suyo o abusar de él tiene que agachar la cabeza y además pedir disculpas. Esto es ética.
Se lo dije muy claro ? Eran unos niños malos que te que te estaban molestando, le has pegado a uno. Muy bien! A los amigos no se les pega, a los primos tampoco, pero a los malos, si te molestan sí. No has hecho nada malo.-
Estoy seguro que el otro niño también aprendió algo.