Creo que ya he expuesto en más de una ocasión mi incertidumbre si hablar o no de sexo con la Princesa y, en caso de animarnos, a qué edad. La verdad es que en mi casa nunca nos sentaron para hablar del tema y que yo recuerde tampoco pregunté. Me imagino que eran otros tiempos, una época en la que no se trataba el asunto tan explícitamente. Si que recuerdo un anuncio de Pedro Ruiz que entraba en una farmacia y sin ningún pudor pedía una caja de profilácticos, que a mi me sonaba a profiteroles. Pero eso fue en el año 85 y yo por aquel entonces ya tenía 13 años y seguro que en el cole, por lo menos, habíamos estudiado la reproducción. Luego ya llegó la sexologa Elena Ochoa, con "Hablemos de sexo", un programa de televisión, dirigido por Narciso Ibáñez Serrador, en el, obviamente, se hablaba de sexo. Pero entonces yo ya tenía 18 años y sabía todo lo que tenía que saber.
El caso es que ahora la madre soy yo y la curiosa es mi hija. ¿Y qué hacemos? Y me planteo esto porque ayer mismo estábamos comiendo con la tele puesta (mal hecho). Y como las noticias son abrumadoras y ya las vemos por la noche, decidimos poner algo que nos gustase a todos. Así que tocó Canal Cocina. Y en unos de sus cortes publicitarios anunciaron los nuevos lubricantes de sabores de Durex. Y como la Princesa va para publicista y/o publicitaria, porque le gustan a rabiar los anuncios, allá que puso la oreja. Pese a intentar distraerla, porque lo que menos nos apetecía a las 3 de la tarde de un martes regreso de vacaciones era hablar de sexo, ella se quedó con algo de información. Y entonces se mascó la tensión. Fueron segundos en el que el ambiente se enrareció y con más miedo que vergüenza el Santo y yo esperábamos el disparo en forma de pregunta comprometida de una niña de casi 7 años. Recuerdo el momento y me traslada a las escenas de pelis malas de acción donde se ralentiza la imagen para darle más dramatismo. Y veo a la Princesa girándose lentamente con los ojos de sorpresa y disparando:
- ¿Eso se come? (hay que leerlo enfatizando mucho la interrogación para calcular el grado de estupefacción de la Princesa)
Y entonces se oyeron los grillos en casa: cri, cri, cri... No hubo respuesta, ni por el Santo ni por mi parte. Si hace dos días me preguntaba sobre el sabor de la semilla de papá que me comí para que naciera ella, ¿cómo nos íbamos a poner a explicarle que existen lubricantes que te hacen disfruta del sabor y aroma a fresas todo el año, y que es perfecto para disfrutar de una experiencia sexual más deliciosa (o eso dice la campaña)?
Pues eso, que no creo que sea el momento de hablar de sexo con ella. Lo mismo somos nosotros los que no estamos preparados. Bueno, ni ahora ni creo que nunca. ¿Nos sentaremos algún día? Pues nuevamente traigo a mi querida Escarlata O´Hara y os digo que ya lo lo pensaré mañana. Después de todo, mañana será otro día.¡¡FELIZ MIÉRCOLES!!