Les hablaré de un ejemplo de crianza de los hijos que ha tenido mi amiga Nuria, pues ella tiene gemelos. Está pletórica. Pero no para de decir que cada vez se parece más a su madre. Y esto, lejos de animarle y agradarle en su faceta más animal y protectora, la crianza, le asusta y le horroriza bastante. - 'Mi madre era la típica pesada que siempre estaba encima de ti, sobreprotectora, 'cebadora', ya sabéis, esas madres que siempre quieren taparte, cuidarte, darte de comer...sin parar'.
Aunque sus peques son, ciertamente, ¡demasiado peques! al menos, para desarrollar este tipo de actitudes en la educación, dice que ya ve cierto atisbo de imitación de lo que ella antes veía como algo espeluznante. 'No quiero ser ese tipo de mujer y de madre'. Todas le decimos ¡No es para tanto! Igual es que, una no se da cuenta de la inevitabilidad de parecernos a nuestras madres, hasta que no damos a luz, carne de nuestra carne. ¿Qué decís? Realmente la crianza de los hijos es algo que vamos aprendiendo con el tiempo y generalmente siempre tenemos a un modelo o guía.
Pensando en Nuria, hoy he releído el post, S.O.S. Soy como mi madre ¿Recordáis? Aquella entrada en torno precisamente a este tema. En ella, muchas de vosotras reflexionasteis sobre ese castillo de naipes que son los esquemas que una tiene de joven, antes de la maternidad, que se descabalan cuando sienten que su hijo les necesita, más que el aire que respiran. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando tenemos a una criatura a nuestro cargo, que depende de nosotras, de nuestra existencia, de todo lo bueno y lo malo que hagamos. ¿Le ocurre a todas las mujeres? Ni idea, puesto que no soy madre aún, pero supongo que en general, debe haber algo, una mezcla de genética e imitación de hábitos de nuestros tutores durante años de convivencia...
¿Os ocurre esto, actualmente? ¿Pensáis que no queréis ser eso que ya sois, en definitiva?
Imagen. Blind Gossip. com